Manifestantes en Homs, Siria.
Además, varias decenas de personas resultaron heridas en estas manifestaciones que reunieron a decenas de miles en todo el país.
El levantamiento el jueves, por parte del presidente Bashar al Asad, del estado de emergencia, vigente desde 1963, no impidió una fuerte movilización: decenas de miles de manifestantes en Homs, 10.000 en Deraa, al menos 5.000 en Qamishli (noreste) y miles en Duma, cerca de Damasco, según esos testigos.
Se trata de las manifestaciones más importantes desde el inicio el 15 de marzo del movimiento de contestación sin precedentes contra el régimen de Bashar al Asad, que llegó al poder en el año 2000 tras la muerte de su padre, Hafes al Asad.
La Casa Blanca pidió el viernes poner fin a la violencia en Siria, manifestándose "muy preocupada" por la situación en el país. "Deploramos el uso de la violencia" señaló el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, quien reclamó también al gobierno sirio que cumpla sus "promesas" de reformas.
El gobierno británico y el presidente del parlamento europeo, Jerzy Buzek. coincidieron al calificar de "inaceptables" las muertes de manifestantes.
Francia exigió a las autoridades sirias "renunciar al uso de la violencia contra sus ciudadanos", llevar a cabo el programa de reformas y liberar "a todos los prisioneros de opinión y a todas las personas detenidas" por haber participado en las manifestaciones antigubernamentales.
La organización Amnistía Internacional, según fuentes locales, constató al menos 75 muertos en todo el país, entre ellos dos niños de 7 y 10 años y un anciano de más de 70.
Según varios activistas pro Derechos Humanos, al menos 15 personas murieron en la localidad de Ezreh, en la provincia de Deraa (al sur de Damasco) epicentro de la protesta contra el régimen en el poder lanzada el 15 de marzo, precisaron los testigos. Otra persona murió en Hirak, en la misma provincia.
Otras 15 personas murieron en Homs (centro), 30 en las periferia de Damasco, al menos otras 12 en Duma (a 15 km al norte de la capital), Hama (a 210 km al norte de Damasco) y Latakia (a 350 km al noroeste de la capital).
El militante de los derechos humanos, Nauar Al Omar, aseguró a la AFP que la fuerza pública abrió fuego en Homs "para dispersar tres grupos de manifestantes que se dirigían desde varios barrios hacia la plaza central, para reunirse en ella".
Sin embargo, según la agencia oficial Sana, sólo hubo "ocho muertos y 20 heridos, entre ellos miembros de las fuerzas de seguridad, en un ataque de grupos criminales en Ezreh" y "dos policías muertos y 11 heridos en Homs y Damasco por grupos de bandas armadas".
Según esta versión oficial, las fuerzas del orden intervinieron con gases lacrimógenos y cañones de agua para evitar enfrentamientos "entre manifestantes y ciudadanos".
Una 10.000 personas se manifestaron en favor de la libertad el viernes en Banias, en el noreste de Siria, indicó un dignatario religioso de la ciudad contactado telefónicamente.
Los manifestantes, entre los que había árabes y kurdos, empezaron a manifestarse delante de la mezquita Qasmo, agitando banderas sirias.
Algunos llevaban una banderola en la que se leía: "árabes, siriacos y kurdos contra la corrupción".
Otros gritaron en lengua kurda "libertad, fraternidad", indicó un testigo.
El presidente sirio promulgó el jueves el decreto de levantamiento del estado de emergencia, en vigor desde 1963. Los opositores consideraron la medida insuficiente y mantuvieron sus llamamientos a manifestarse en todo el país este viernes.
El levantamiento el jueves, por parte del presidente Bashar al Asad, del estado de emergencia, vigente desde 1963, no impidió una fuerte movilización: decenas de miles de manifestantes en Homs, 10.000 en Deraa, al menos 5.000 en Qamishli (noreste) y miles en Duma, cerca de Damasco, según esos testigos.
Se trata de las manifestaciones más importantes desde el inicio el 15 de marzo del movimiento de contestación sin precedentes contra el régimen de Bashar al Asad, que llegó al poder en el año 2000 tras la muerte de su padre, Hafes al Asad.
La Casa Blanca pidió el viernes poner fin a la violencia en Siria, manifestándose "muy preocupada" por la situación en el país. "Deploramos el uso de la violencia" señaló el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, quien reclamó también al gobierno sirio que cumpla sus "promesas" de reformas.
El gobierno británico y el presidente del parlamento europeo, Jerzy Buzek. coincidieron al calificar de "inaceptables" las muertes de manifestantes.
Francia exigió a las autoridades sirias "renunciar al uso de la violencia contra sus ciudadanos", llevar a cabo el programa de reformas y liberar "a todos los prisioneros de opinión y a todas las personas detenidas" por haber participado en las manifestaciones antigubernamentales.
La organización Amnistía Internacional, según fuentes locales, constató al menos 75 muertos en todo el país, entre ellos dos niños de 7 y 10 años y un anciano de más de 70.
Según varios activistas pro Derechos Humanos, al menos 15 personas murieron en la localidad de Ezreh, en la provincia de Deraa (al sur de Damasco) epicentro de la protesta contra el régimen en el poder lanzada el 15 de marzo, precisaron los testigos. Otra persona murió en Hirak, en la misma provincia.
Otras 15 personas murieron en Homs (centro), 30 en las periferia de Damasco, al menos otras 12 en Duma (a 15 km al norte de la capital), Hama (a 210 km al norte de Damasco) y Latakia (a 350 km al noroeste de la capital).
El militante de los derechos humanos, Nauar Al Omar, aseguró a la AFP que la fuerza pública abrió fuego en Homs "para dispersar tres grupos de manifestantes que se dirigían desde varios barrios hacia la plaza central, para reunirse en ella".
Sin embargo, según la agencia oficial Sana, sólo hubo "ocho muertos y 20 heridos, entre ellos miembros de las fuerzas de seguridad, en un ataque de grupos criminales en Ezreh" y "dos policías muertos y 11 heridos en Homs y Damasco por grupos de bandas armadas".
Según esta versión oficial, las fuerzas del orden intervinieron con gases lacrimógenos y cañones de agua para evitar enfrentamientos "entre manifestantes y ciudadanos".
Una 10.000 personas se manifestaron en favor de la libertad el viernes en Banias, en el noreste de Siria, indicó un dignatario religioso de la ciudad contactado telefónicamente.
Los manifestantes, entre los que había árabes y kurdos, empezaron a manifestarse delante de la mezquita Qasmo, agitando banderas sirias.
Algunos llevaban una banderola en la que se leía: "árabes, siriacos y kurdos contra la corrupción".
Otros gritaron en lengua kurda "libertad, fraternidad", indicó un testigo.
El presidente sirio promulgó el jueves el decreto de levantamiento del estado de emergencia, en vigor desde 1963. Los opositores consideraron la medida insuficiente y mantuvieron sus llamamientos a manifestarse en todo el país este viernes.