El mariscal, que se retiró del ejército para poder presentarse a la elección presidencial del 26, 27 y 28 de mayo, obtuvo 23.780.104 votos contra 757.511 para su único rival, el líder de la izquierda Hamdeen Sabbahi.
La tasa de participación se elevó a 47,45%, lo que significa que estos comicios solo movilizaron a unos 25 millones de votantes, de los 54 millones de electores inscritos, a pesar de que duraron tres días.
Sisi había pedido tener al menos "45 millones" de votos, pero la participación fue inferior a la de las presidenciales de 2012 (51,85%), aunque el mariscal ha conseguido cerca del doble de votos que tuvo Mursi (13,2 millones de votos).
Con cerca de 24 millones de votos en su favor, casi uno de dos electores inscritos apoyaron al militar golpista.
Al anuncio de los resultados, en la emblemática plaza Tahrir, en el corazón de El Cairo --donde millares de personas manifestaron a principios del 2011 para poner fin a 30 años de reino absoluto de Hosni Mubarak--, miles de partidarios de Sisi cantaron y bailaron.
El rey saudí Abdulá fue el primer jefe de Estado extranjero que aplaudió el martes la victoria del mariscal, afirmando que representa "un día histórico" y convocando a una conferencia de donantes para ayudar a Egipto.
La victoria de Sisi representa "un día histórico y una nueva etapa para Egipto", declaró el rey saudí, cuyo país es un fuerte aliado de Egipto.
"A los hermanos y amigos de Egipto... los invito a todos a una conferencia de donantes... para ayudar a ese país a superar su crisis económica", declaró Abdulá en un telegrama publicado por la agencia de noticias estatal SPA.
Washington, por su parte, dejó clara su preocupación por el clima político previo a los comicios marcado por las "detenciones políticas y las limitaciones a la libertad de prensa".
El gobierno interino instalado por Sisi había eliminado de la escena política al principal movimiento de oposición, la cofradía islamista de los Hermanos Musulmanes, declarada "organización terrorista".
Mursi fue el primer jefe de Estado elegido democráticamente en Egipto, en julio del 2012. Pero el 3 de julio del 2013, luego de que millones de egipcios se volcaran a las calles para reclamar su partida, el entonces general Sisi lo destituyó y lo envió a la cárcel.
Desde entonces, las voces disidentes han sido reprimidas y los opositores son juzgados y encarcelados.
Los partidarios del depuesto Mursi han sido las principales víctimas de esta implacable represión lanzada por Sisi que ha dejado más de 1.400 muertos y cerca de 15.000 detenciones
El gobierno, para justificar la represión, ha invocado la "guerra contra el terrorismo", subrayando las decenas de atentados que han tenido como blanco las fuerzas de seguridad desde la destitución de Mursi.
Tanto los Hermanos Musulmanes como otros grupos opositores habían llamado al boicot de los comicios, con los que el régimen aspiraba a ganar legitimidad movilizando a la población, lo que no ocurrió.