La embarcación, con más de 500 emigrantes, la mayoría eritreos, se incendió en plena noche tras lo cual se hundió cerca de la isla siciliana de Lampedusa, en Sicilia.
En total 366 personas, entre ellas varias mujeres y niños, se ahogaron, en una de las tragedias más graves de la inmigración ocurrida en Italia.
Tan sólo 155 personas sobrevivieron, entre ellos una eritrea de 17 años, quien reveló a la policía italiana los horrores que padeció antes de la travesía del Mediterráneo.
"Nos quitaron todos nuestros objetos personales, sobre todo los móviles. Nos dejaban de pie durante toda la jornada y nos obligaban a asistir a las torturas de nuestros compañeros con cables eléctricos", contó a la policía según el relato publicado por el diario La Repubblica.
A los que se rebelaban "los ataban con una cuerda al cuello, por lo que corrían el riesgo de estrangularse con cualquier movimiento", aseguró.
Según la adolescente, cerca de 50 personas formaban parte de la organización, entre ellos varios somalíes y sudaneses.
Para la policía italiana, que investiga el caso, varios milicianos libios garantizaban la operación.
La policía italiana detuvo a un somalí, de 34 años, acusado de formar parte de la organización, según indicó a la AFP un vocero de la prefectura de Palermo.
"Se trata de uno de los pocos casos en que se logra detener a uno de los jefes de la organización criminal", reconoció el jefe de la policía, Enzo Nicoli.
Los inmigrantes suelen describir los abusos que padecen, pero sus denuncias no son investigadas a fondo en los países europeos.
Según los testimonios de 8 sobrevivientes, un grupo de 130 refugiados, entre ellos 20 mujeres, fueron víctimas de terribles sevicias antes de embarcarse hacia Europa.
Los tenían en "campos de concentración" en Sebha, en el desierto entre Sudan y Libia, indicó el procurador Maurizio Scalia a una televisión local.
Tras permanecer secuestrados varios días, los barqueros exigían el pago de 3.300 a 3.500 dólares (2.470 a 2.600 euros) por persona.
"Las mujeres que no tenían el dinero para pagar eran violadas", contó la joven.
"Una noche, un somalí y otros dos hombres, me obligaron a salir del recinto en que me encontraba, me empujaron a tierra, me bloquearon los brazos y me arrojaron gasolina en la cabeza, lo que me produjo quemaduras terribles en el rostro", contó.
Luego, uno tras otro, abusó de ella, contó la joven, que vio luego que sus torturadores se llevaron a dos chicas.
"Regresaron con una sola después de una hora", relató.
Según el procurador Scalia, "todas las mujeres del campo fueron violadas por somalíes y libios. Recuerda momentos trágicos de la historia de la humanidad", declaró.
El somalí detenido ha sido acusado en Italia de secuestro, extorsión, asociación para delinquir, tráfico de personas y violencia sexual, por lo que corre el riesgo de ser condenado a 30 años de cárcel.
Entre los detenidos figura también un hombre de 47 años de origen palestino, acusado de organizar el transporte ilegal de inmigrantes.
Los dos se encuentran detenidos en Palermo (Sicilia), donde la dirección antimafia investiga la trata de seres humanos.
Italia reforzó la represión contra el tráfico de inmigrantes tras la llegada de 35.000 personas este año, buena parte de ellos personas que huyen de guerras civiles, hambrunas y regímenes opresivos en África.