Existe un plan aprobado en Ginebra, según el cual Irán debe mandar a Rusia su uranio pobremente enriquecido, para que la parte rusa lo enriqueciera hasta el 20%. Luego en Francia de tal uranio harían combustible y lo mandarían a Irán.
Hace cinco años, Rusia ya propuso esa variante de enriquecimiento, en la que no figuraba Francia. Pero Irán la rechazó por razones muy comprensibles: el uranio se enriquecería en Rusia hasta el 20% solamente, mientras que para desarrollar una bomba nuclear se necesita el 90%.
Si Irán pone a funcionar sus propias centrífugas, nadie le podrá impedir, ni el Organismo Internacional para la Energía Atómica, tener en dos años suficiente uranio para una bomba nuclear. Pero Irán nunca logrará hacerlo bajo el control de Rusia, por eso infringió lo acordado en Ginebra y más tarde volvió a utilizar la táctica de dar largas al asunto e insistir en todo tipo de concesiones.
Está muy claro por qué Moscú no le suministra a Teherán misiles
S-300: porque al poseerlos Irán se haría invulnerable frente a los eventuales ataques de Israel. Esa amenaza potencial juega el papel de un factor de disuasión para Irán. Y es por eso que Irán insiste en que Rusia le proporciones dicho sistema de defensa antiaérea. La parte rusa lo entiende muy bien, pero no puede decirlo todo francamente a Irán, señaló el Prof.Mirski.
Hace cinco años, Rusia ya propuso esa variante de enriquecimiento, en la que no figuraba Francia. Pero Irán la rechazó por razones muy comprensibles: el uranio se enriquecería en Rusia hasta el 20% solamente, mientras que para desarrollar una bomba nuclear se necesita el 90%.
Si Irán pone a funcionar sus propias centrífugas, nadie le podrá impedir, ni el Organismo Internacional para la Energía Atómica, tener en dos años suficiente uranio para una bomba nuclear. Pero Irán nunca logrará hacerlo bajo el control de Rusia, por eso infringió lo acordado en Ginebra y más tarde volvió a utilizar la táctica de dar largas al asunto e insistir en todo tipo de concesiones.
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