Rojo, ex primera bailarina del Royal Ballet convertida hoy en directora artística del English National Ballet, comparó negativamente la situación española con la de su país de adopción, donde existe una gestión más transparente que asegura que el talento sea recompensado.
"Desafortunadamente, nunca ha habido esta cultura en España. No hay una infraestructura clara para otorgar contratos, lo que significa que hay un nivel de corrupción y que los contratos dependen de las amistades y no del mérito", afirmó al Times, precisando que el "enchufe" determina la suerte de muchas bailarinas y otros artistas.
"Tampoco ha habido nunca el nivel de apoyo de los gobiernos que debería haber habido", agregó al rotativo británico.
Según el último Observatorio de la Cultura, el informe semestral de la Fundación Contemporánea publicado en enero pasado, los presupuestos de empresas e instituciones culturales se redujeron un 49,8% desde 2009.
La bailarina consideró contraproducentes los recortes que ha aplicado el actual gobierno conservador de Mariano Rajoy desde su llegada al poder en 2011, entre otras medidas para tratar de reducir el déficit.
"No entiendo como el gobierno (español) puede ser corto de miras. Incluso si no te importa el ballet, desde un punto de vista cínico puedes ver que las artes traen turismo y otras formas de negocio y hacen dinero", señaló.
La entrevista fue publicada el mismo día en que Tamara Rojo debe recibir en Londres el II Premio Fundación Banco Santander a las Relaciones Hispano Británicas, que reconoce a una personalidad británica o española que haya contribuido de manera notoria al acercamiento entre los dos países.
Nacida en 1974 en Canadá de padres españoles, Tamara Rojo ingresó de niña en el centro de danza de Víctor Ullate, a cuya compañía se incorporó en 1991, antes de trasladarse en 1996 al Reino Unido, donde se forjó su reputación internacional.