Nicola Rothon y Helen Bicknell
Nicola Rothon y Helen Bicknell, las dos de 34 años, se radicaron en Ecuador en 2007 con la idea de formar una familia, y para ello 'Niky' fue inseminada con material donado por un amigo.
Así nació Satya Amani el pasado 8 de diciembre, y tres semanas más tarde las mujeres fueron al Registro Civil en Quito para inscribirla, pero éste se rehusó.
La pareja acudió entonces a la Defensoría del Pueblo, que las asesora alegando la violación de los derechos a la igualdad y no discriminación, a la libre determinación de la sexualidad y a la identidad de la bebé.
"Aunque la Constitución nos protege, hay un vacío legal y eso necesita un trabajo. No va a ser fácil", dijo Rothon en una charla con periodistas.
"Siempre, cuando es la primera vez, hay que luchar para cambiar las leyes y poner por escrito que las uniones de hecho entre parejas del mismo sexo tienen los mismos derechos", añadió Bicknell, quien junto a Rothon posee un terreno en las afueras de Quito donde cultiva productos orgánicos y enseña inglés.
Ambas se conocieron hace 16 años en Kenia, donde trabajaban como voluntarias. En 2010 formalizaron su relación en el Reino Unido mediante una unión civil, y en 2011 en Ecuador con una unión de hecho.
La pareja presentó un recurso de amparo y el 4 de mayo compareció a una audiencia en la que el abogado del Registro Civil adujo la necesidad de "precautelar la seguridad jurídica de la filiación paterna", y que la ley no prevé la doble maternidad.
Hace una semana, el juez rechazó la acción alegando que era un trámite administrativo y no de protección de derechos, pero las mujeres apelaron y advirtieron con llevar el caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). No obstante, destacaron que el fallo las considera una "familia".
La Constitución ecuatoriana reconoce a las "familias en sus diversos tipos", pero no prevé el matrimonio homosexual ni la adopción por parte de parejas del mismo sexo.
El caso abrió un debate en Ecuador, cuyo Estado se proclama laico si bien el 85% de los 14,5 millones de habitantes dice ser católico.
"No soy madre soltera. Si firmamos así, Helen no sería su madre en Ecuador, y si algo me pasa ¿ella iría a un orfanato?", cuestiona Rothon, quien sostiene que aunque en su país existe la doble maternidad, Satya es ecuatoriana y, de todos modos, debe ser inscrita para poder viajar a Inglaterra.
"Para cualquier niño es mejor si hay dos personas que le aman, que quieren darle lo mejor para su vida", añade Bicknell.
- Sólo una madre -
La Iglesia católica ha mantenido bajo perfil en la polémica, pero es tajante: "madre solo hay una", comentó a la AFP el presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio Arregui.
"La salud mental del pueblo ecuatoriano es clara: la familia normal es padre, madre e hijos", subrayó el obispo.
Con esos argumentos Isabel Salazar, de 42 años, integrante de un colectivo que rechaza el matrimonio gay y el aborto, se ha movilizado contra el reclamo de Bicknell y Rothon, enfrentándose verbalmente con los grupos que las apoyan en las afueras de la corte.
"Los homosexuales y lesbianas, a quienes respetamos mucho, son un grupo marginal. Las normas están hechas para la generalidad, no se les puede otorgar derechos específicos", declaró Salazar a la AFP, y anotó que "para educar a los niños es importante la complementariedad entre varón y mujer".
En la otra orilla, Sarahí Maldonado, de 20 años e integrante de un colectivo de defensa de las minorías sexuales, denuncia que desde el Estado se promueve la homofobia y refiere una doble moral de las agrupaciones conservadoras.
"Es inaudito creer que sin un hombre no hay familia, cuando en la vida diaria vemos que tantos hombres no reconocen su paternidad y ahí no se habla de abortos ni de familias destruidas. Hay una doble moral, somos una realidad y el Estado debe reconocerla", declaró a la AFP.
Así nació Satya Amani el pasado 8 de diciembre, y tres semanas más tarde las mujeres fueron al Registro Civil en Quito para inscribirla, pero éste se rehusó.
La pareja acudió entonces a la Defensoría del Pueblo, que las asesora alegando la violación de los derechos a la igualdad y no discriminación, a la libre determinación de la sexualidad y a la identidad de la bebé.
"Aunque la Constitución nos protege, hay un vacío legal y eso necesita un trabajo. No va a ser fácil", dijo Rothon en una charla con periodistas.
"Siempre, cuando es la primera vez, hay que luchar para cambiar las leyes y poner por escrito que las uniones de hecho entre parejas del mismo sexo tienen los mismos derechos", añadió Bicknell, quien junto a Rothon posee un terreno en las afueras de Quito donde cultiva productos orgánicos y enseña inglés.
Ambas se conocieron hace 16 años en Kenia, donde trabajaban como voluntarias. En 2010 formalizaron su relación en el Reino Unido mediante una unión civil, y en 2011 en Ecuador con una unión de hecho.
La pareja presentó un recurso de amparo y el 4 de mayo compareció a una audiencia en la que el abogado del Registro Civil adujo la necesidad de "precautelar la seguridad jurídica de la filiación paterna", y que la ley no prevé la doble maternidad.
Hace una semana, el juez rechazó la acción alegando que era un trámite administrativo y no de protección de derechos, pero las mujeres apelaron y advirtieron con llevar el caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). No obstante, destacaron que el fallo las considera una "familia".
La Constitución ecuatoriana reconoce a las "familias en sus diversos tipos", pero no prevé el matrimonio homosexual ni la adopción por parte de parejas del mismo sexo.
El caso abrió un debate en Ecuador, cuyo Estado se proclama laico si bien el 85% de los 14,5 millones de habitantes dice ser católico.
"No soy madre soltera. Si firmamos así, Helen no sería su madre en Ecuador, y si algo me pasa ¿ella iría a un orfanato?", cuestiona Rothon, quien sostiene que aunque en su país existe la doble maternidad, Satya es ecuatoriana y, de todos modos, debe ser inscrita para poder viajar a Inglaterra.
"Para cualquier niño es mejor si hay dos personas que le aman, que quieren darle lo mejor para su vida", añade Bicknell.
- Sólo una madre -
La Iglesia católica ha mantenido bajo perfil en la polémica, pero es tajante: "madre solo hay una", comentó a la AFP el presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio Arregui.
"La salud mental del pueblo ecuatoriano es clara: la familia normal es padre, madre e hijos", subrayó el obispo.
Con esos argumentos Isabel Salazar, de 42 años, integrante de un colectivo que rechaza el matrimonio gay y el aborto, se ha movilizado contra el reclamo de Bicknell y Rothon, enfrentándose verbalmente con los grupos que las apoyan en las afueras de la corte.
"Los homosexuales y lesbianas, a quienes respetamos mucho, son un grupo marginal. Las normas están hechas para la generalidad, no se les puede otorgar derechos específicos", declaró Salazar a la AFP, y anotó que "para educar a los niños es importante la complementariedad entre varón y mujer".
En la otra orilla, Sarahí Maldonado, de 20 años e integrante de un colectivo de defensa de las minorías sexuales, denuncia que desde el Estado se promueve la homofobia y refiere una doble moral de las agrupaciones conservadoras.
"Es inaudito creer que sin un hombre no hay familia, cuando en la vida diaria vemos que tantos hombres no reconocen su paternidad y ahí no se habla de abortos ni de familias destruidas. Hay una doble moral, somos una realidad y el Estado debe reconocerla", declaró a la AFP.