El primer ataque se produjo en un barrio residencial del este de la ciudad, la noche del jueves al viernes, donde un camión bomba mató a 15 personas e hirió a más de 240, según el balance oficial. Los talibanes no lo reivindicaron.
En cambio, sí que reivindicaron un segundo atentado, en el que un suicida mató a 20 personas e hirió a otras veinte a la entrada de una academia de policía.
Horas más tarde, los insurgentes lanzaron un ataque contra Camp Integrity, una base cercana al aeropuerto de Kabul, donde están estacionadas fuerzas especiales norteamericanas.
En el ataque murió un soldado de la OTAN, cuya nacionalidad no se precisó, según el coronel Brian Tribus, portavoz de "Apoyo Decidido", la misión de la Alianza Atlántica en Afganistán.
Desde el retiro de Afganistán de la OTAN en diciembre pasado, la policía y el ejército afganos están solos frente a la insurrección, presente en casi todo el país.
Se trata de la primera oleada de ataques importantes desde la designación del mulá Ajtar Mansur al frente de los talibanes la semana pasada, en sustitución del jefe histórico de los insurgentes, el fallecido mulá Omar.
Estos atentados demuestran que los talibanes conservan su fuerza a pesar de los conflictos internos provocados por la sucesión, la primera en la historia del movimiento.
Una parte de los talibanes, incluyendo la familia del mulá Omar, se niega a reconocer al nuevo jefe, al que acusan de proximidad con Pakistán, y denuncian una sucesión demasiado apresurada.
En el terreno, las fuerzas afganas todavía tienen el apoyo de 13.000 soldados de la OTAN, pero son tropas destinadas a formar a sus colegas afganos.
En cambio, sí que reivindicaron un segundo atentado, en el que un suicida mató a 20 personas e hirió a otras veinte a la entrada de una academia de policía.
Horas más tarde, los insurgentes lanzaron un ataque contra Camp Integrity, una base cercana al aeropuerto de Kabul, donde están estacionadas fuerzas especiales norteamericanas.
En el ataque murió un soldado de la OTAN, cuya nacionalidad no se precisó, según el coronel Brian Tribus, portavoz de "Apoyo Decidido", la misión de la Alianza Atlántica en Afganistán.
Desde el retiro de Afganistán de la OTAN en diciembre pasado, la policía y el ejército afganos están solos frente a la insurrección, presente en casi todo el país.
Se trata de la primera oleada de ataques importantes desde la designación del mulá Ajtar Mansur al frente de los talibanes la semana pasada, en sustitución del jefe histórico de los insurgentes, el fallecido mulá Omar.
Estos atentados demuestran que los talibanes conservan su fuerza a pesar de los conflictos internos provocados por la sucesión, la primera en la historia del movimiento.
Una parte de los talibanes, incluyendo la familia del mulá Omar, se niega a reconocer al nuevo jefe, al que acusan de proximidad con Pakistán, y denuncian una sucesión demasiado apresurada.
En el terreno, las fuerzas afganas todavía tienen el apoyo de 13.000 soldados de la OTAN, pero son tropas destinadas a formar a sus colegas afganos.