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El funeral del guardia de fronteras israelí.
El asaltante, un hombre de 37 años procedente de la vecina localidad palestina de Beit Surik, tenía permiso de trabajo en el asentamiento de Har Adar. Llegó junto a otros trabajadores y sacó el arma cuando los vigilantes procedieron a registrarlos, explicó la portavoz de la policía Luba Samri.
El ataque de hoy es uno de los más sangrientos en meses y se produce durante la estación vacacional judía. Los muertos son un oficial de policía fronterizo de 19 años y dos guardias de seguridad privados.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, señaló que el ataque es resultado de la "incitación sistemática" por parte de la Autoridad Palestina, dijo al tiempo que llamó al presidente palestino, Mahmud Abbas, a condenar el ataque.
El presidente israelí, Reuven Rivlin, condenó el atentado. "El horrible ataque terrorista muestra una vez más que el frente más importante para nuestras fuerzas de seguridad día a día es el de proteger y defender la seguridad de los ciudadanos de Israel", escribió en Twitter.
El Ejército rodeó el pueblo del atacante y sus alrededores y sólo permite la salida o entrada tras estrictos controles y por motivos humanitarios, dijo una portavoz de la policía.
Netanyahu lo confirmó y aseguró que la vivienda del "terrorista" será demolida y los permisos de trabajo de los familiares del atacante serán revocados.
Algunos políticos israelíes están pidiendo una revisión de los permisos que permiten trabajar en Israel y los asentamientos israelíes a miles de palestinos tras el ataque de hoy.
Sin embargo el Shin Bet, el servicio secreto israelí, señaló que el atacante tenía un historial de "significativos problemas personales y familiares, incluyendo violencia familiar". Dijo que el hombre era padre de cuatro hijos y que su mujer huyó hace un par de semanas a Jordania dejándole a los pequeños.
Mientras, el grupo palestino radical Hamas alabó el ataque señalando que demuestra que la "relación con la potencia ocupadora (Israel) no es una relación de coexistencia sino de resistencia armada", dijo un portavoz en Gaza, que calificó el ataque de una reacción a las "medidas de ocupación" en Jerusalén y la mezquita de Al Aqsa en la Explanada del las Mezquitas.
El portavoz se refería a las medidas de seguridad impuestas por Israel en el lugar sagrado tanto para musulmanes como para judíos que a mediados de julio provocaron un estallido de violencia.
Desde el inicio de una ola de ataques hace unos dos años han muerto más de 40 israelíes en ataques similares, así como unos 300 palestinos la mayoría atacantes abatidos por las fuerzas de seguridad.
También la Yihad Islámica alabó el atentado, que consideró una "reacción natural" a la ocupación israelí.
El asentamiento se ubica al borde de Cisjordania, al noreste de Jerusalén. Israel conquistó Cisjordania y lo controla en gran medida desde la Guerra de los Seis Días de 1967. En el territorio palestino viven hoy unos 420.000 colonos israelíes y unos 2,9 millones de palestinos.
El Consejo de Seguridad de la ONU exigió en diciembre un cese total de la construcción de asentamientos por parte de Israel, al considerarlos un obstáculo para lograr la paz. El enviado de la ONU a la región, Nickolay Mladenov, llamó a todas las partes a oponerse al terrorismo.
"El horrible atentado terrorista de Har Adar de esta mañana es la noticia de bienvenida que han preparado los palestinos al enviado estadounidense Jason Greenblatt", dijo por su parte la viceministra de Exteriores israelí, Zipi Chotoveli, en referencia a la esperada llegada la próxima semana del negociador nombrado por el presidente estadounidense Donald Trump en su intento de impulsar el proceso de paz.
"Los esfuerzos estadounidenses deben concentrarse en frenar el terrorismo asesino de los palestinos", añadió. No tiene sentido negociar con alguien que impulsa el terrorismo, añadió.
El ataque de hoy es uno de los más sangrientos en meses y se produce durante la estación vacacional judía. Los muertos son un oficial de policía fronterizo de 19 años y dos guardias de seguridad privados.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, señaló que el ataque es resultado de la "incitación sistemática" por parte de la Autoridad Palestina, dijo al tiempo que llamó al presidente palestino, Mahmud Abbas, a condenar el ataque.
El presidente israelí, Reuven Rivlin, condenó el atentado. "El horrible ataque terrorista muestra una vez más que el frente más importante para nuestras fuerzas de seguridad día a día es el de proteger y defender la seguridad de los ciudadanos de Israel", escribió en Twitter.
El Ejército rodeó el pueblo del atacante y sus alrededores y sólo permite la salida o entrada tras estrictos controles y por motivos humanitarios, dijo una portavoz de la policía.
Netanyahu lo confirmó y aseguró que la vivienda del "terrorista" será demolida y los permisos de trabajo de los familiares del atacante serán revocados.
Algunos políticos israelíes están pidiendo una revisión de los permisos que permiten trabajar en Israel y los asentamientos israelíes a miles de palestinos tras el ataque de hoy.
Sin embargo el Shin Bet, el servicio secreto israelí, señaló que el atacante tenía un historial de "significativos problemas personales y familiares, incluyendo violencia familiar". Dijo que el hombre era padre de cuatro hijos y que su mujer huyó hace un par de semanas a Jordania dejándole a los pequeños.
Mientras, el grupo palestino radical Hamas alabó el ataque señalando que demuestra que la "relación con la potencia ocupadora (Israel) no es una relación de coexistencia sino de resistencia armada", dijo un portavoz en Gaza, que calificó el ataque de una reacción a las "medidas de ocupación" en Jerusalén y la mezquita de Al Aqsa en la Explanada del las Mezquitas.
El portavoz se refería a las medidas de seguridad impuestas por Israel en el lugar sagrado tanto para musulmanes como para judíos que a mediados de julio provocaron un estallido de violencia.
Desde el inicio de una ola de ataques hace unos dos años han muerto más de 40 israelíes en ataques similares, así como unos 300 palestinos la mayoría atacantes abatidos por las fuerzas de seguridad.
También la Yihad Islámica alabó el atentado, que consideró una "reacción natural" a la ocupación israelí.
El asentamiento se ubica al borde de Cisjordania, al noreste de Jerusalén. Israel conquistó Cisjordania y lo controla en gran medida desde la Guerra de los Seis Días de 1967. En el territorio palestino viven hoy unos 420.000 colonos israelíes y unos 2,9 millones de palestinos.
El Consejo de Seguridad de la ONU exigió en diciembre un cese total de la construcción de asentamientos por parte de Israel, al considerarlos un obstáculo para lograr la paz. El enviado de la ONU a la región, Nickolay Mladenov, llamó a todas las partes a oponerse al terrorismo.
"El horrible atentado terrorista de Har Adar de esta mañana es la noticia de bienvenida que han preparado los palestinos al enviado estadounidense Jason Greenblatt", dijo por su parte la viceministra de Exteriores israelí, Zipi Chotoveli, en referencia a la esperada llegada la próxima semana del negociador nombrado por el presidente estadounidense Donald Trump en su intento de impulsar el proceso de paz.
"Los esfuerzos estadounidenses deben concentrarse en frenar el terrorismo asesino de los palestinos", añadió. No tiene sentido negociar con alguien que impulsa el terrorismo, añadió.
