El jefe de urgencias del hospital militar de Tirana, Sami Koceku, afirmó que las tres víctimas mortales llegaron al hospital sin vida.
"Además hay 55 heridos, de los cuales 25 policías y 30 civiles", añadieron fuentes hospitalarias.
Por la noche altos representantes de la Unión Europea hicieron un llamamiento a la calma y lamentaron la pérdida de vidas humanas, pero insistieron en el derecho de los ciudadanos a manifestarse.
"Manifestarse es un instrumento de la libertad de expresión", declaró la jefa de la diplomacia europea Catherine Ashton y el comisario europeo de la Ampliación, Stefan Füle, en un comunicado conjunto.
El secretario general del Consejo de Europe, Thorbjorn Jagland, dijo estar "muy preocupado por esta explosión de violencia".
Las tres víctimas "murieron a bocajarro por armas ligeras, por pistolas. Y la policía no posee tales armas", aseguró el primer ministro albanés, Sali Berisha.
"Toda la responsabilidad de estos incidentes y de estas víctimas recae directamente en los organizadores de esta manifestación", añadió.
El jefe de la oposición socialista, Edi Rama, acusó por su parte a la policía de haber disparado contra los manifestantes, "matando a tres inocentes".
Es la primera vez que una manifestación de la oposición acaba en incidentes tan graves, con víctimas mortales, desde el inicio de la crisis política que atraviesa Albania.
La oposición, liderada por Rama, nunca reconoció los resultados de las legislativas de junio de 2009 y acusa al poder de fraude.
Y desde entonces hay un forcejeo. La oposición se niega a desempeñar un papel activo en el Parlamento y reclama un nuevo escrutinio de los votos, una reivindicación que desoye el gobierno de Berisha.
La oposición había convocado la manifestación contra el gobierno de Sali Berisha para reclamar su dimisión y pedir elecciones legislativas anticipadas, tras el anuncio la semana pasada de la renuncia del viceprimer ministro Ilir Meta, implicado en un caso de corrupción.
Varios miles de manifestantes se congregaron a primeras horas de la tarde frente a la sede del gobierno en un clima de gran tensión y pronto estallaron enfrentamientos entre manifestantes y los efectivos de las fuerzas de seguridad desplegados alrededor del edificio.
Los manifestantes arrojaron piedras y las fuerzas de seguridad respondieron con gases lacrimógenos y con cañones de agua a presión.
"Además hay 55 heridos, de los cuales 25 policías y 30 civiles", añadieron fuentes hospitalarias.
Por la noche altos representantes de la Unión Europea hicieron un llamamiento a la calma y lamentaron la pérdida de vidas humanas, pero insistieron en el derecho de los ciudadanos a manifestarse.
"Manifestarse es un instrumento de la libertad de expresión", declaró la jefa de la diplomacia europea Catherine Ashton y el comisario europeo de la Ampliación, Stefan Füle, en un comunicado conjunto.
El secretario general del Consejo de Europe, Thorbjorn Jagland, dijo estar "muy preocupado por esta explosión de violencia".
Las tres víctimas "murieron a bocajarro por armas ligeras, por pistolas. Y la policía no posee tales armas", aseguró el primer ministro albanés, Sali Berisha.
"Toda la responsabilidad de estos incidentes y de estas víctimas recae directamente en los organizadores de esta manifestación", añadió.
El jefe de la oposición socialista, Edi Rama, acusó por su parte a la policía de haber disparado contra los manifestantes, "matando a tres inocentes".
Es la primera vez que una manifestación de la oposición acaba en incidentes tan graves, con víctimas mortales, desde el inicio de la crisis política que atraviesa Albania.
La oposición, liderada por Rama, nunca reconoció los resultados de las legislativas de junio de 2009 y acusa al poder de fraude.
Y desde entonces hay un forcejeo. La oposición se niega a desempeñar un papel activo en el Parlamento y reclama un nuevo escrutinio de los votos, una reivindicación que desoye el gobierno de Berisha.
La oposición había convocado la manifestación contra el gobierno de Sali Berisha para reclamar su dimisión y pedir elecciones legislativas anticipadas, tras el anuncio la semana pasada de la renuncia del viceprimer ministro Ilir Meta, implicado en un caso de corrupción.
Varios miles de manifestantes se congregaron a primeras horas de la tarde frente a la sede del gobierno en un clima de gran tensión y pronto estallaron enfrentamientos entre manifestantes y los efectivos de las fuerzas de seguridad desplegados alrededor del edificio.
Los manifestantes arrojaron piedras y las fuerzas de seguridad respondieron con gases lacrimógenos y con cañones de agua a presión.