Salman, de 51 años, fue condenado en 2015 a cuatro años de prisión, pero un tribunal de apelación amplió su pena a nueve años de reclusión al acusarlo también de "complot contra el régimen". El líder chiita está detenido desde diciembre de 2014.
La Corte de Casación, cuyas sentencias no se pueden recurrir, "ha decidido reducir (la) condena de nueve años a cuatro años de prisión", declaró la fuente judicial sin dar más precisiones sobre el veredicto.
El jeque Ali Salman dirigía el movimiento Al Wefaq, principal fuerza de la oposición chiita que la justicia disolvió tras acusarla de fomentar disturbios en el país.
Su detención y encarcelamiento, y la posterior disolución de Al Wefaq, provocaron manifestaciones y fueron condenados por Estados Unidos, un aliado de Baréin, por Irán y por organizaciones pro derechos humanos.
Al Wefaq había promovido en 2011 un importante movimiento de protestas en el contexto de la Primavera Árabe, en este pequeño reino donde una dinastía sunita dirige a un pueblo de mayoría chiita.
Decenas de chiitas fueron condenados en los últimos años a extensas penas de cárcel por participar en los disturbios que coincidieron con las manifestaciones del 2011.
La oposición chiita reclama reformas y una verdadera monarquía constitucional. Las autoridades niegan, por su parte, cualquier discriminación hacia los chiitas y suelen acusar a Irán de entrometerse en los asuntos de Bahréin.
La Corte de Casación, cuyas sentencias no se pueden recurrir, "ha decidido reducir (la) condena de nueve años a cuatro años de prisión", declaró la fuente judicial sin dar más precisiones sobre el veredicto.
El jeque Ali Salman dirigía el movimiento Al Wefaq, principal fuerza de la oposición chiita que la justicia disolvió tras acusarla de fomentar disturbios en el país.
Su detención y encarcelamiento, y la posterior disolución de Al Wefaq, provocaron manifestaciones y fueron condenados por Estados Unidos, un aliado de Baréin, por Irán y por organizaciones pro derechos humanos.
Al Wefaq había promovido en 2011 un importante movimiento de protestas en el contexto de la Primavera Árabe, en este pequeño reino donde una dinastía sunita dirige a un pueblo de mayoría chiita.
Decenas de chiitas fueron condenados en los últimos años a extensas penas de cárcel por participar en los disturbios que coincidieron con las manifestaciones del 2011.
La oposición chiita reclama reformas y una verdadera monarquía constitucional. Las autoridades niegan, por su parte, cualquier discriminación hacia los chiitas y suelen acusar a Irán de entrometerse en los asuntos de Bahréin.