Kathryn Bigelow
Trueba considera la película "detestable, sinuosa y de propaganda bélica", y ha añadido que Bigelow es muy buena técnica, pero debe seguir haciendo películas de acción "en vez de usar el dolor de la gente para hacer una peliculita de tiros".
En tierra hostil, que se ha llevado seis estatuillas, entre ellas la primera que logra una mujer a la Mejor Dirección, es "una película de superhéroes", según el director, que considera "muy sucia" ese tipo de propaganda y lamenta que la gente "no tenga un espíritu más crítico".
Por el contrario, Trueba ha celebrado el Óscar a la Mejor Película Extranjera para la producción hispano-argentina El secreto de sus ojos y ha rechazado las comparaciones con su película El baile de la victoria, ya que mientras la primera "es un thriller político", la suya es de "corte poético".
Podríamos echarle la culpa a los mosquitos, al calor, a la mala vibra entre crítica y cine que hubo en la Mostra de Venecia de 2008. Pero lo cierto es que cuando En tierra hostil se presentó por primera vez en una pantalla grande (europea) las reacciones fueron de indiferencia o de leve indignación por la manera escasa o maniquea en que Kathryn Bigelow presentaba el lado iraquí del conflicto.
La crítica europea la ignoró, como también hizo el jurado presidido por Wim Wenders, pero un año y medio después, Bigelow es la primera mujer en ganar un Oscar a la mejor dirección y su filme, un thriller bélico potente e impactante, el primero situado en Irak que se hace con el premio gordo de la industria de Hollywood.
¿Qué ocurrió para que pasados casi dos años de su premiere haya ganado alrededor de setenta premios, incluidos seis Oscar? ¿Es casual que sea ésta la primera película sobre el mencionado conflicto en arrasar entre la crítica americana? Digamos que, sin desmontar un filme poderoso, no es inocente que sea la película con menor carga ideológica la que haya puesto de acuerdo a los medios y a la Academia.
Cierto es que la directora escogió contar su historia desde un sólo punto de vista: el de un sargento del cuerpo de desativación de bombas enganchado a la adrenalina de la guerra. Pero también hay que recordar que Bigelow elige mostrar la cara amable del pueblo iraquí de la forma más fácil: entre otros, buscando la empatía a través de un niño que hace migas con el desquiciado protagonista.
EEUU necesitaba premiar, ya en tiempos de Obama, un filme sobre una guerra de la que se avergüenza por encima de la de Afganistán. Y lo ha hecho con uno que, al contrario de Redacted o En el valle de Elah, no habla de frente a lo real. Ese Irak de Bigelow podría ser Marte, y su sargento James un astronauta que anda por territorio minado y desconocido. Quizás sea esa su crítica.
En tierra hostil, que se ha llevado seis estatuillas, entre ellas la primera que logra una mujer a la Mejor Dirección, es "una película de superhéroes", según el director, que considera "muy sucia" ese tipo de propaganda y lamenta que la gente "no tenga un espíritu más crítico".
Por el contrario, Trueba ha celebrado el Óscar a la Mejor Película Extranjera para la producción hispano-argentina El secreto de sus ojos y ha rechazado las comparaciones con su película El baile de la victoria, ya que mientras la primera "es un thriller político", la suya es de "corte poético".
Cuando 'En Tierra Hostil' se presentó por primera vez en una pantalla grande europea las reacciones fueron de indiferencia o de leve indignación
Podríamos echarle la culpa a los mosquitos, al calor, a la mala vibra entre crítica y cine que hubo en la Mostra de Venecia de 2008. Pero lo cierto es que cuando En tierra hostil se presentó por primera vez en una pantalla grande (europea) las reacciones fueron de indiferencia o de leve indignación por la manera escasa o maniquea en que Kathryn Bigelow presentaba el lado iraquí del conflicto.
La crítica europea la ignoró, como también hizo el jurado presidido por Wim Wenders, pero un año y medio después, Bigelow es la primera mujer en ganar un Oscar a la mejor dirección y su filme, un thriller bélico potente e impactante, el primero situado en Irak que se hace con el premio gordo de la industria de Hollywood.
¿Qué ocurrió para que pasados casi dos años de su premiere haya ganado alrededor de setenta premios, incluidos seis Oscar? ¿Es casual que sea ésta la primera película sobre el mencionado conflicto en arrasar entre la crítica americana? Digamos que, sin desmontar un filme poderoso, no es inocente que sea la película con menor carga ideológica la que haya puesto de acuerdo a los medios y a la Academia.
Cierto es que la directora escogió contar su historia desde un sólo punto de vista: el de un sargento del cuerpo de desativación de bombas enganchado a la adrenalina de la guerra. Pero también hay que recordar que Bigelow elige mostrar la cara amable del pueblo iraquí de la forma más fácil: entre otros, buscando la empatía a través de un niño que hace migas con el desquiciado protagonista.
EEUU necesitaba premiar, ya en tiempos de Obama, un filme sobre una guerra de la que se avergüenza por encima de la de Afganistán. Y lo ha hecho con uno que, al contrario de Redacted o En el valle de Elah, no habla de frente a lo real. Ese Irak de Bigelow podría ser Marte, y su sargento James un astronauta que anda por territorio minado y desconocido. Quizás sea esa su crítica.