Rusia concentró miles de soldados en la frontera oriental de la ex república soviética, cerca de las regiones donde vive una importante población rusófona a la que el presidente Vladimir Putin prometió defender "a cualquier precio", lo que hace resurgir el espectro de una invasión rusa.
El gobierno interino adoptó el principio de una "descentralización del poder y de una extensión importante del poder de las colectividades locales", indicó el comunicado.
La reforma permitirá "conciliar los intereses de las comunidades nacionales y locales", agrega el texto.
Los gobernadores regionales, actualmente nombrados por el poder central, serán elegidos por las asambleas regionales. Los representantes del gobierno central tendrán por su parte sólo un poder de control.
El gobierno presentará próximamente los textos de ley correspondientes tras lo cual se organizarán elecciones regionales, se indicó.
Desde el derrocamiento del ex presidente Viktor Yanukovich a fines de febrero, luego de que cambiara su posición de acercamiento con Europa a favor de un alineamiento con Rusia, surgieron muchas tensiones en las regiones rusófonas del país y la península de Crimea adhirió a Rusia en marzo.
La semana pasada, el ministro ruso de Relaciones exteriores Serguei Lavrov lanzó la idea de una "federalización" de Ucrania como base de un posible compromiso.
Las autoridades ucranianas de transición denunciaron inmediatamente la maniobra con miras a una "división" del país y pidieron de nuevo este miércoles a Rusia "no intervenir en los asuntos internos" de Ucrania.
La proposición de "descentralización", sugerida por varios países occidentales y adoptada por la Organización para la seguridad y la cooperación en Europa (OSCE), ocurre un día antes de las negociaciones en Moscú sobre los suministros de gas ruso, que Rusia utiliza como arma, pues Ucrania depende en sus tres cuartas partes de esos suministros.
El martes, el gigante ruso Gazprom anunció el fin de la rebaja acordada en diciembre a Ucrania a cambio de su renuncia a un acuerdo con la Unión Europea, aumentando el precio en una tercera parte a 385,5 dólares cada 1.000 metros cúbicos.
El jueves próximo, el jefe del grupo gasífero ucraniano Naftogaz Andri Kobolev discutirá con su homólogo de Gazprom, Alexei Miller, bajo la doble amenaza de una deuda de 1.700 millones de dólares y de un nuevo aumento de los precios.
Rusia espera también poner fin a otra rebaja de de 100 dólares, acordada en 2010 cuando se acordó la prolongación del contrato para la permanencia de la Flota rusa del Mar Negro en su base a histórica de Sebastopol, en Crimea.
Le rebaja ya no se justifica para Rusia, pues Crimea ya ingresó a Rusia, lo que Ucrania y los occidentales consideran como una anexión.
Eso aumentaría el gas ruso a unos 480 dólares por 1.000 metros cúbicos, una de las tarifas más elevadas aplicadas a los países europeos, y cuando Ucrania está en plena crisis y depende de una ayuda vital del FMI negociada la semana pasada.
La Unión Europea (UE) y Estados Unidos prometieron este miércoles ayudar a Ucrania a hacer frente a una penuria energética y expresaron su inquietud por lo que consideran el uso de parte de Moscú del "arma energética" tras la decisión de dejar sin efecto el descuento al gas que importa Kiev.
"Ningún país debería utilizar la energía para impedir las aspiraciones de la población. No debería usarse como un arma", dijo el secretario de Estado estadounidense, John Kerry.
Ucrania consume 50.000 millones de m3 de gas por año, de los cuales compra 30.000 millones a Rusia. Por los gasoductos ucranianos transitan además 65.000 millones de m3 de los 133.000 millones que compra la UE a Rusia, según datos de la Comisión europea.