"Este libro ha sido una buena coartada para escribir con una libertad que cada vez es más difícil de tener", contó hoy en la presentación de esta novela negra en Madrid. Y es que Pérez-Reverte se sirvió de protagonistas caninos para dar rienda suelta a su imaginación y desembarazarse de cualquier convención social.
"Los perros no son políticamente correctos, los perros son machistas", destacó el exitoso escritor español de 66 años. "A un perro no le interesa lo que diga al día siguiente Twitter (...) Siendo perros he podido contar cosas que si hubieran sido personas se me habrían echado encima todos los colectivos habidos y por haber".
Pérez-Reverte escribió "Los perros duros no bailan" -un claro guiño a "Los tipos duros no bailan" de Norman Mailer- en tan solo un mes y en medio del proceso de escritura de la tercera entrega de la serie "Falcó", que llegará a las librerías en octubre. En este libro aúna dos de sus pasiones: la literatura y los perros. "Las virtudes que más amo de los humanos las tienen los perros", explicó. "Los gatos son demasiado humanos para mi gusto".
La historia, cargada de paralelismos con la vida de los humanos, está narrada por Negro, un cruce de mastín español y fila brasileña que vive atormentado por los recuerdos de su pasado oscuro como luchador en peleas clandestinas. Un día sus dos mejores amigos, Teo y Boris el Guapo, desaparecen y Negro inicia una investigación que le arrastra a ese mundo que tanto le costó abandonar.
La obra presenta la característica dureza de Pérez-Reverte. Negro es un héroe muy "revertiano", marcado por un pasado difícil, con cicatrices en la piel y sangre en el hocico. "Tiene esa mirada que ya no puede ser inocente ni simpática".
"Soy como soy", dijo el escritor, que huyó de todo sentimentalismo a la hora de escribir. "Mis perros son perros como dios manda".
"Uno no puede renunciar a su propia vida (...) Esa vida te deja una mirada del mundo, que no siempre es simpática", argumentó. Pérez-Reverte fue reportero de guerra durante 21 años y esa experiencia marcó su vida y se refleja siempre en su estilo y sus historias, según explicó. "Estoy condenado a escribir novelas así hasta que me muera".
El escritor contó que a lo largo de la vida ha perdido muchas cosas, pero que aún le queda la lealtad y la dignidad, dos características muy presentes en los perros. También destacó la naturaleza luchadora de los canes y la importancia de pelear por lo que se quiere.
"No hay libertad que no se gane sin lucha". El autor tiene la sensación de que los jóvenes de hoy en día están convencidos de que todo "les es concedido por defecto". Pero no es así.
"Lo que está ahí ha costado mucho sudor y mucha sangre. Olvidamos que el ser humano está sometido a revalida para ver si sigue teniendo derecho a lo que tiene. La historia pone al ser humano a prueba y ahí es donde hace falta luchar", destacó. Al igual que los perros de su novela, el ser humano se verá siempre obligado a pelear por sobrevivir. "La lucha es permanente".
"Los perros no son políticamente correctos, los perros son machistas", destacó el exitoso escritor español de 66 años. "A un perro no le interesa lo que diga al día siguiente Twitter (...) Siendo perros he podido contar cosas que si hubieran sido personas se me habrían echado encima todos los colectivos habidos y por haber".
Pérez-Reverte escribió "Los perros duros no bailan" -un claro guiño a "Los tipos duros no bailan" de Norman Mailer- en tan solo un mes y en medio del proceso de escritura de la tercera entrega de la serie "Falcó", que llegará a las librerías en octubre. En este libro aúna dos de sus pasiones: la literatura y los perros. "Las virtudes que más amo de los humanos las tienen los perros", explicó. "Los gatos son demasiado humanos para mi gusto".
La historia, cargada de paralelismos con la vida de los humanos, está narrada por Negro, un cruce de mastín español y fila brasileña que vive atormentado por los recuerdos de su pasado oscuro como luchador en peleas clandestinas. Un día sus dos mejores amigos, Teo y Boris el Guapo, desaparecen y Negro inicia una investigación que le arrastra a ese mundo que tanto le costó abandonar.
La obra presenta la característica dureza de Pérez-Reverte. Negro es un héroe muy "revertiano", marcado por un pasado difícil, con cicatrices en la piel y sangre en el hocico. "Tiene esa mirada que ya no puede ser inocente ni simpática".
"Soy como soy", dijo el escritor, que huyó de todo sentimentalismo a la hora de escribir. "Mis perros son perros como dios manda".
"Uno no puede renunciar a su propia vida (...) Esa vida te deja una mirada del mundo, que no siempre es simpática", argumentó. Pérez-Reverte fue reportero de guerra durante 21 años y esa experiencia marcó su vida y se refleja siempre en su estilo y sus historias, según explicó. "Estoy condenado a escribir novelas así hasta que me muera".
El escritor contó que a lo largo de la vida ha perdido muchas cosas, pero que aún le queda la lealtad y la dignidad, dos características muy presentes en los perros. También destacó la naturaleza luchadora de los canes y la importancia de pelear por lo que se quiere.
"No hay libertad que no se gane sin lucha". El autor tiene la sensación de que los jóvenes de hoy en día están convencidos de que todo "les es concedido por defecto". Pero no es así.
"Lo que está ahí ha costado mucho sudor y mucha sangre. Olvidamos que el ser humano está sometido a revalida para ver si sigue teniendo derecho a lo que tiene. La historia pone al ser humano a prueba y ahí es donde hace falta luchar", destacó. Al igual que los perros de su novela, el ser humano se verá siempre obligado a pelear por sobrevivir. "La lucha es permanente".