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Cerca de 700 trabajos, muchos de ellos inéditos, se adentran en el universo de este artista a través de soportes como dibujos, pinturas, fotografías y maquetas, incluyendo una selección de algunas de sus películas, y primeros cortos.
El autor diseñó siete objetos para la ocasión, entre los que destacan el "Niño globo" (un balón de 6 metros de alto, decorado con muchos ojos, que recibirá a los visitantes en el museo), una boca de monstruo tridimensional por donde se entra a la tercera galería, y un carrusel colgando desde el techo. Según los organizadores, el objetivo es ir más allá de la visión de Burton como cineasta: "La exposición cubre un espectro amplio de su producción creativa, revelando un artista que tiene mucho que ver con sus contemporáneos de la generación posmoderna y que se inspiraron en la cultura pop", explicó a "El Mercurio" el curador Ron Magliozzi. Inspiración que, en el caso de Burton, fue tomada desde elementos tan distintos como el cómic, los dibujos animados, el cine expresionista mudo, los juguetes, la ciencia ficción, y hasta las tarjetas navideñas. Y de la plástica: "Tim se ha declarado admirador de las cualidades expresivas de post impresionistas como Van Gogh, y de artistas como Francis Bacon, James Ensor, o ilustradores como Theodore Geisel (Dr. Seuss)", agrega Magliozzi.
Todas estas influencias despertaron la desbordante creatividad con la que ha forjado sus 27 años de carrera. Burton creció en el suburbio de Burbank, California, y ha vivido cerca de Hollywood toda su vida. Al crecer, se refugió en los cuentos de Poe y en las películas de terror "clase b" que daban en la televisión, que lo convirtieron en un pálido outsider que iba a la escuela vestido de negro, en la soleada California. "Nunca me interesé en aquello en que todos los demás se interesaban. Era muy introvertido", reveló en una entrevista años atrás. "En el vacío de un suburbio, las emociones provocadas por las películas de monstruos me reconfortaban", dijo. En la exposición se pueden ver sus primeras incursiones fílmicas en Super 8 mm, que realizó siendo un adolescente en los jardines de su vecindario, así como "Stalk of the Celebrity Monster", el corto animado que presentó al graduarse del California Institute of the Arts (CalArts), en 1979.
Puede resultar paradójico, pero donde más pulió el mundo de fantasía gótica, donde habitan los seres inadaptados y adorablemente vulnerables de sus películas, fue en la factoría Disney. En la década de 1980, el realizador trabajó como animador en la compañía durante cuatro años, y fue la puerta de entrada para aprender las técnicas que materializarían el hilarante (y semiautobiográfico) imaginario oscuro que poblaba la cabeza de Tim en películas de corte masivo. "Para mí es más fácil pensar de manera visual en vez de verbal, entonces voy creando una especie de diario", dijo sobre los bocetos y storyboards que acompañan esta etapa. La selección también incluye toda la revitalización que el director ha hecho de la rudimentaria técnica del stop motion (animación cuadro por cuadro a través de tomas fotográficas), que partió con la cinta "El extraño mundo de Jack" (1993) y luego continuó con "El cadáver de la novia" (2005), donde trabajó junto al artista español Carlos Grangel. "La belleza del stop motion está en que parece hecho a mano. Es como Pinocho o Frankenstein, porque se llena de vida a un objeto inanimado, y el mayor placer para mí es notar la mano del artista en la pantalla", comentó respecto de su fascinación por ese medio.
El autor diseñó siete objetos para la ocasión, entre los que destacan el "Niño globo" (un balón de 6 metros de alto, decorado con muchos ojos, que recibirá a los visitantes en el museo), una boca de monstruo tridimensional por donde se entra a la tercera galería, y un carrusel colgando desde el techo. Según los organizadores, el objetivo es ir más allá de la visión de Burton como cineasta: "La exposición cubre un espectro amplio de su producción creativa, revelando un artista que tiene mucho que ver con sus contemporáneos de la generación posmoderna y que se inspiraron en la cultura pop", explicó a "El Mercurio" el curador Ron Magliozzi. Inspiración que, en el caso de Burton, fue tomada desde elementos tan distintos como el cómic, los dibujos animados, el cine expresionista mudo, los juguetes, la ciencia ficción, y hasta las tarjetas navideñas. Y de la plástica: "Tim se ha declarado admirador de las cualidades expresivas de post impresionistas como Van Gogh, y de artistas como Francis Bacon, James Ensor, o ilustradores como Theodore Geisel (Dr. Seuss)", agrega Magliozzi.
Todas estas influencias despertaron la desbordante creatividad con la que ha forjado sus 27 años de carrera. Burton creció en el suburbio de Burbank, California, y ha vivido cerca de Hollywood toda su vida. Al crecer, se refugió en los cuentos de Poe y en las películas de terror "clase b" que daban en la televisión, que lo convirtieron en un pálido outsider que iba a la escuela vestido de negro, en la soleada California. "Nunca me interesé en aquello en que todos los demás se interesaban. Era muy introvertido", reveló en una entrevista años atrás. "En el vacío de un suburbio, las emociones provocadas por las películas de monstruos me reconfortaban", dijo. En la exposición se pueden ver sus primeras incursiones fílmicas en Super 8 mm, que realizó siendo un adolescente en los jardines de su vecindario, así como "Stalk of the Celebrity Monster", el corto animado que presentó al graduarse del California Institute of the Arts (CalArts), en 1979.
Puede resultar paradójico, pero donde más pulió el mundo de fantasía gótica, donde habitan los seres inadaptados y adorablemente vulnerables de sus películas, fue en la factoría Disney. En la década de 1980, el realizador trabajó como animador en la compañía durante cuatro años, y fue la puerta de entrada para aprender las técnicas que materializarían el hilarante (y semiautobiográfico) imaginario oscuro que poblaba la cabeza de Tim en películas de corte masivo. "Para mí es más fácil pensar de manera visual en vez de verbal, entonces voy creando una especie de diario", dijo sobre los bocetos y storyboards que acompañan esta etapa. La selección también incluye toda la revitalización que el director ha hecho de la rudimentaria técnica del stop motion (animación cuadro por cuadro a través de tomas fotográficas), que partió con la cinta "El extraño mundo de Jack" (1993) y luego continuó con "El cadáver de la novia" (2005), donde trabajó junto al artista español Carlos Grangel. "La belleza del stop motion está en que parece hecho a mano. Es como Pinocho o Frankenstein, porque se llena de vida a un objeto inanimado, y el mayor placer para mí es notar la mano del artista en la pantalla", comentó respecto de su fascinación por ese medio.
