Choques entre cristianos y policías tras la explosión, ayer, en Alejandría
El atentado es "una operación terrorista ajena a nosotros" en la que están implicadas "manos extranjeras", afirmó Mubarak en un discurso retransmitido por la televisión estatal.
Se trata de "un acto criminal odioso que apunta contra la nación, coptos y musulmanes", agregó el presidente egipcio.
El ataque se produjo durante la noche de Año Nuevo, delante de la iglesia de los Santos (al Qidisin) en Alejandría, la gran ciudad del norte de Egipto, hacia las doce y media de la noche, cuando los fieles salían del templo.
La explosión causó 21 muertos y 79 heridos, según el portavoz del ministerio de la Salud, Abderrahman Chahine, citado por la agencia oficial Mena.
Según el ministerio del Interior egipcio, el atentado habría sido cometido por un kamikaze.
Después de examinar el lugar del atentado, "es probable que la bomba que explotó fuera llevada por un kamikaze que murió en medio de las otras" víctimas, indicó el texto recibido por la AFP.
Teniendo en cuenta "los métodos que dominan actualmente las actividades terroristas a nivel mundial y regional" las circunstancias de la explosión "indican claramente que elementos exteriores planificaron y supervisaron" el atentado, agregó el comunicado del ministerio.
El comunicado no retiene la hipótesis de un coche bomba, inicialmente aludida por las autoridades y por los testigos, que hablaban de un vehículo estacionado delante de la iglesia.
La bomba contenía trozos de metal "para alcanzar al mayor número" de personas, según el comunicado.
El sábado por la mañana, decenas de cristianos encolerizados se manifestaban delante de la iglesia.
"¿Dónde está el gobierno?", preguntaban los fieles.
"¡Por nuestra alma, por nuestra sangre, nos sacrificamos por ti, oh cruz!", gritaban.
Frente a la iglesia, un bolso negro destrozado de una víctima y ropa seguían en el suelo, horas después del atentado.
"Si el obispo termina la misa dos minutos antes, el baño de sangre habría sido peor", señaló a la AFP desde el hospital Nermine Nabil, herida en la explosión.
El atentado, no reivindicado, se produce dos meses después de que un grupo próximo a la rama iraquí de Al Qaida, amenazara a los coptos de Egipto.
Este grupo reivindicó el asalto el 31 de octubre a la catedral siríaca católica de Bagdad, en el que murieron 46 civiles, entre ellos dos sacerdotes, además de siete miembros de la fuerza pública y los cinco asaltantes.
También amenazó con atacar a los coptos de Egipto si su iglesia no liberaba a dos cristianas que, según dijo, están "encarceladas en monasterios" por haberse convertido al islam.
Las dos mujeres son Camilia Chehata y Wafa Constantine, esposas de dos sacerdotes coptos, cuya supuesta conversión al islam provocó una polémica en Egipto.
Refaa al Tahtaui, portavoz de al Azhar, la gran institución de difusión del islam sunita con sede en El Cairo, intervino en la televisión pública para denunciar un atentado que ataca "la unidad nacional egipcia", y llamó a la calma a cristianos y musulmanes.
Según las estimaciones, los coptos, la mayor comunidad cristiana de Oriente Medio, representan entre 6 y 10% de la población de Egipto, de un total de 80 millones de habitantes.
Se trata de "un acto criminal odioso que apunta contra la nación, coptos y musulmanes", agregó el presidente egipcio.
El ataque se produjo durante la noche de Año Nuevo, delante de la iglesia de los Santos (al Qidisin) en Alejandría, la gran ciudad del norte de Egipto, hacia las doce y media de la noche, cuando los fieles salían del templo.
La explosión causó 21 muertos y 79 heridos, según el portavoz del ministerio de la Salud, Abderrahman Chahine, citado por la agencia oficial Mena.
Según el ministerio del Interior egipcio, el atentado habría sido cometido por un kamikaze.
Después de examinar el lugar del atentado, "es probable que la bomba que explotó fuera llevada por un kamikaze que murió en medio de las otras" víctimas, indicó el texto recibido por la AFP.
Teniendo en cuenta "los métodos que dominan actualmente las actividades terroristas a nivel mundial y regional" las circunstancias de la explosión "indican claramente que elementos exteriores planificaron y supervisaron" el atentado, agregó el comunicado del ministerio.
El comunicado no retiene la hipótesis de un coche bomba, inicialmente aludida por las autoridades y por los testigos, que hablaban de un vehículo estacionado delante de la iglesia.
La bomba contenía trozos de metal "para alcanzar al mayor número" de personas, según el comunicado.
El sábado por la mañana, decenas de cristianos encolerizados se manifestaban delante de la iglesia.
"¿Dónde está el gobierno?", preguntaban los fieles.
"¡Por nuestra alma, por nuestra sangre, nos sacrificamos por ti, oh cruz!", gritaban.
Frente a la iglesia, un bolso negro destrozado de una víctima y ropa seguían en el suelo, horas después del atentado.
"Si el obispo termina la misa dos minutos antes, el baño de sangre habría sido peor", señaló a la AFP desde el hospital Nermine Nabil, herida en la explosión.
El atentado, no reivindicado, se produce dos meses después de que un grupo próximo a la rama iraquí de Al Qaida, amenazara a los coptos de Egipto.
Este grupo reivindicó el asalto el 31 de octubre a la catedral siríaca católica de Bagdad, en el que murieron 46 civiles, entre ellos dos sacerdotes, además de siete miembros de la fuerza pública y los cinco asaltantes.
También amenazó con atacar a los coptos de Egipto si su iglesia no liberaba a dos cristianas que, según dijo, están "encarceladas en monasterios" por haberse convertido al islam.
Las dos mujeres son Camilia Chehata y Wafa Constantine, esposas de dos sacerdotes coptos, cuya supuesta conversión al islam provocó una polémica en Egipto.
Refaa al Tahtaui, portavoz de al Azhar, la gran institución de difusión del islam sunita con sede en El Cairo, intervino en la televisión pública para denunciar un atentado que ataca "la unidad nacional egipcia", y llamó a la calma a cristianos y musulmanes.
Según las estimaciones, los coptos, la mayor comunidad cristiana de Oriente Medio, representan entre 6 y 10% de la población de Egipto, de un total de 80 millones de habitantes.