Zajarchenko obtuvo más del 81% de los votos, contra 9% para cada uno de sus dos contrincantes, según este sondeo divulgado por el jefe de la comisión electoral local, Roman Liaguin.
Su ambición: "Construir un nuevo Estado, que se convertirá en legítimo tras las elecciones y recuperar los territorios del Este actualmente bajo control ucraniano", subrayó el viernes durante un encuentro con estudiantes en Donetsk.
Este hombre de negocios de 38 años, que dice haber vendido su empresa para financiar un grupo militar, participó en el asalto separatisa a la sede de la administración regional en Donetsk el 16 de abril.
Este acontecimiento fundacional de la revuelta contra Kiev fue seguido por la proclamación de la independencia de la República de Donetsk y de la de su vecina Lugansk, y por combates que causaron ya más de 4.000 muertos.
Su biografía oficial insiste en el hecho de que su padre trabajó como minero durante 30 años, un punto importante en esta región de Donbass donde toda la economía gira en torno a la minería.
Zajarchenko fue uno de los jefes militares de Slaviansk, bastión separatista recuperado en julio por las fuerzas ucranianas luego de más de dos meses de violentos combates. No tiene, sin embargo, la fama de jefes de guerra como "Motorola" o "Guivi", que operan ahora en la zona del aeropuerto de Donetsk y gozan de sólida reputación entre los rebeldes.
Zajarchenko fue nombrado "primer ministro" en agosto pasado cuando varios ciudadanos rusos que ocupaban los principales cargos en la República de Donetsk fueron reemplazados por personalidades locales, en un proceso que supuso aparentemente un giro en la forma como el Kremlin planteaba el papel de los rusos implicados oficialmente en la situación.
- Retomar ciudades por la fuerza -
Con el mayor vigor, Zajarchenko siempre negó la presencia de soldados rusos llegados a ayudar a los rebeldes del este de Ucrania: "Si Rusia hubiera enviado sus tropas aquí, estaríamos hablando de combates en los alrededores de Kiev o de la toma de Lviv (oeste de Ucrania)", respondió a las repetidas acusaciones de Ucrania, Estados Unidos y la Unión Europea.
Se congratuló sin embargo por la presencia de "miles de voluntarios" provenientes de Rusia: "Los voluntarios rusos han sido siempre los primeros en ayudar a otros pueblos en su lucha por la libertad y la independencia: fue el caso en España, en Serbia y hoy aquí".
Zajarchenko fue uno de los participantes en las negociaciones que condujeron a los acuerdos de Minsk del 5 de septiembre para una solución pacífica del conflicto. "Respetamos todo lo que firmamos en Minsk", aseguró el viernes ante los periodistas.
Zajarchenko no se hace muchas ilusiones sobre el reconocimiento de la autoproclamada república. "Por una parte está mal, pero por la otra está muy bien. No ser reconocido significa que no tenemos ninguna obligación internacional", afirmó sin más detalles.
En Lugansk, el presidente de la República rebelde, Igor Plotnitski, un ex militar convertido tras la caída de la URSS en empresario, y luego en defensor de los consumidores, también tiene todas las posibilidades de ser elegido, frente a candidatos casi desconocidos.
Tras haber ocupado el cargo de ministro de Defensa del territorio separatista, este hombre corpulento de 50 años fue nombrado primer ministro de la República de Lugansk en agosto pasado, en sustitución del líder separatista Valeri Bolotov, herido en un atentado.
Muy ligado al pasado soviético y a la herencia comunista, como la mayoría de los responsables rebeldes, Plotnitski calificó de "genocidio moral" el hecho de que fuera bajada de su pedestal una estatua de Lenin en Jarkov, ciudad del este de Ucrania que sigue bajo control de Kiev.