Junto con un centenar de escritores, periodistas y artistas, todos ellos hombres, pidió un debate sobre las reglas de sucesiones en un libro colectivo publicado en abril bajo la dirección de la psicoanalista marroquí Hakima Lebbar.
Este expredicador fue condenado a 30 años de cárcel después de los atentados de 2003 en Casablanca (45 muertos) e indultado en 2012. Sus intervenciones sobre el tema en la prensa y en la televisión tienen mucho éxito.
Los medios de comunicación locales lo califican de "nuevo paso en Marruecos" y/o elogian al "nuevo Abu Hafs".
Desde entonces el expredicador, de 43 años, ha recibido amenazas de muerte anónimas en las redes sociales, ha sido excluido de una organización magrebí de ulemas y le llueven críticas en la esfera salafista.
"No sólo cambió de chaqueta, sino que la desgarró", fustigó el polémico jeque Mohamed Fizazi, también condenado tras los atentados de Casablanca.
"Cómo un alienado puede afirmar que el derecho a la herencia no es una 'línea roja', cuando se trata de un muro infranqueable", recalcó por su parte Hasan Kettani, figura destacada de la corriente salafista en Marruecos.
Pero en opinión de Abu Hafs, "el tema de la herencia debe ser coherente con la evolución de la sociedad", declaró a la AFP, invitando a "los fqih (religiosos), sociólogos, militantes de los derechos humanos a abrir el diálogo" sustentado sobre todo en "la justicia".
"Me han amenazado de muerte, me han excomulgado pero también he recibido muchos mensajes de apoyo", añade Abu Hafs, quien llama a "reformar el islam".
A finales de 2015, el Consejo Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), un organismo oficial, había instado a "garantizar a las mujeres los mismos derechos de sucesión que a los hombres", denunciando una legislación "no igualitaria" que fomenta "el aumento de la vulnerabilidad de las mujeres ante la pobreza".
Pero se topó con las reticencias de los círculos conservadores, que se niegan a debatir sobre el tema. El Partido Justicia y Desarrollo (islamista), en el poder desde 2011, denunció una "recomendación irresponsable".
Las cosas van cambiando, declaró a la AFP Nuzha Skalli, exministra para los Derechos de las Mujeres: "Hasta un periodo reciente, el asunto era tabú, no se toleraba siquiera hablar sobre el tema".
"En cuanto uno pronunciaba la palabra herencia, lo acusaban de blasfemia. Ahora el debate puede abrirse", según Skalli, afiliada al Partido del Progreso y del Socialismo (PPS, expartido comunista).
"Algunos enarbolan el Corán para mantener sus privilegios económicos, pretenden que las leyes sobre la herencia son inmutables y multiplican los argumentos falsos, como la imposibilidad de hacer la ijtihad (exégesis)", añade. "Ha llegado la hora de romper con este tabú que oculta grandes injusticias hacia las mujeres".
El exsalafista no es el único en haber lanzado el debate. Se ha publicado otro libro colectivo pidiendo una reflexión sobre las reglas que rigen el derecho de sucesiones, bajo la dirección de la psicóloga Siham Benshekrun.
Algunos hombres se han adelantado y esquivan las normas poniendo sus bienes o parte de ellos a nombre de sus hijas para que, tras su defunción, no salgan perjudicadas.
Este expredicador fue condenado a 30 años de cárcel después de los atentados de 2003 en Casablanca (45 muertos) e indultado en 2012. Sus intervenciones sobre el tema en la prensa y en la televisión tienen mucho éxito.
Los medios de comunicación locales lo califican de "nuevo paso en Marruecos" y/o elogian al "nuevo Abu Hafs".
- 'Alienado' -
Desde entonces el expredicador, de 43 años, ha recibido amenazas de muerte anónimas en las redes sociales, ha sido excluido de una organización magrebí de ulemas y le llueven críticas en la esfera salafista.
"No sólo cambió de chaqueta, sino que la desgarró", fustigó el polémico jeque Mohamed Fizazi, también condenado tras los atentados de Casablanca.
"Cómo un alienado puede afirmar que el derecho a la herencia no es una 'línea roja', cuando se trata de un muro infranqueable", recalcó por su parte Hasan Kettani, figura destacada de la corriente salafista en Marruecos.
Pero en opinión de Abu Hafs, "el tema de la herencia debe ser coherente con la evolución de la sociedad", declaró a la AFP, invitando a "los fqih (religiosos), sociólogos, militantes de los derechos humanos a abrir el diálogo" sustentado sobre todo en "la justicia".
"Me han amenazado de muerte, me han excomulgado pero también he recibido muchos mensajes de apoyo", añade Abu Hafs, quien llama a "reformar el islam".
A finales de 2015, el Consejo Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), un organismo oficial, había instado a "garantizar a las mujeres los mismos derechos de sucesión que a los hombres", denunciando una legislación "no igualitaria" que fomenta "el aumento de la vulnerabilidad de las mujeres ante la pobreza".
Pero se topó con las reticencias de los círculos conservadores, que se niegan a debatir sobre el tema. El Partido Justicia y Desarrollo (islamista), en el poder desde 2011, denunció una "recomendación irresponsable".
- Romper el 'tabú' -
Las cosas van cambiando, declaró a la AFP Nuzha Skalli, exministra para los Derechos de las Mujeres: "Hasta un periodo reciente, el asunto era tabú, no se toleraba siquiera hablar sobre el tema".
"En cuanto uno pronunciaba la palabra herencia, lo acusaban de blasfemia. Ahora el debate puede abrirse", según Skalli, afiliada al Partido del Progreso y del Socialismo (PPS, expartido comunista).
"Algunos enarbolan el Corán para mantener sus privilegios económicos, pretenden que las leyes sobre la herencia son inmutables y multiplican los argumentos falsos, como la imposibilidad de hacer la ijtihad (exégesis)", añade. "Ha llegado la hora de romper con este tabú que oculta grandes injusticias hacia las mujeres".
El exsalafista no es el único en haber lanzado el debate. Se ha publicado otro libro colectivo pidiendo una reflexión sobre las reglas que rigen el derecho de sucesiones, bajo la dirección de la psicóloga Siham Benshekrun.
Algunos hombres se han adelantado y esquivan las normas poniendo sus bienes o parte de ellos a nombre de sus hijas para que, tras su defunción, no salgan perjudicadas.