"Matar a las abejas no forma parte verdaderamente de las cosas que una empresa que se preocupa por el futuro debería hacer", dijo a la AFP Anne Isakowitsch, militante de la oenegé Sum of Us.
Sin las abejas, que contribuyen a la polinización del 80% de las especies de plantas con flores, estas no podrían reproducirse. Y sin flores, no hay frutos, lo que alteraría toda la cadena alimentaria.
Una situación que preocupa enormemente a Anne Isakowitsch, una berlinesa que acudió el viernes a la asamblea general de accionistas de Bayer en Colonia (oeste) para entregarle al grupo una petición mundial firmada por 1,4 millones de personas.
El documento reclama el fin de la comercialización de dos sustancias, la clotianidina y el imidacloprid, de la familia de los neonicotinoides, pesticidas sospechosos de haber diezmado las colonias de abejas de todo el mundo.
Estos dos productos de Bayer son objeto de una moratoria impuesta por la Unión Europea desde finales de 2013, así como el tiametoxam, del suizo Syngenta, y el fipronil del alemán BASF. En el resto del mundo, estas cuatro sustancias, vendidas por marcas como Gaucho, Poncho o Cruiser, siguen siendo utilizadas sin restricciones.
Los neonicotinoides se suelen aplicar en las semillas que plantan los agricultores y que se infiltran más tarde en el néctar y los pólenes durante la floración.
La sustancia causaría la pérdida de la orientación de las abejas, que no encuentran su colmena, un descenso de la fecundidad o menor resistencia a las enfermedades, según la literatura científica. Además, la revista Nature asegura que las abejas suelen preferir plantas rociadas con estas sustancias, derivadas de la nicotina.
Los neonicotinoides serían "un factor clave en el declive de las abejas" y de otros agentes polinizadores, según un análisis de 800 estudios realizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Alrededor de una cuarta parte de los abejorros y casi una de cada 10 abejas de miel está en riesgo de extinción, según esta organización.
Pero Bayer, que facturó 2.500 millones de euros en 2015 con sus productos insecticidas y de protección de semillas, incluyendo los neonicotinoides y otros artículos, rechaza las acusaciones.
"Los neonicotinoides no conllevan ningún peligro si se utilizan correctamente", respondió un portavoz de la empresa a la AFP.
Junto a BASF y Syngenta, el grupo ha impugnado ante la justicia europea la moratoria impuesta por Bruselas.
El grupo apunta hacia otros culpables por el sufrimiento de las abejas: la meteorología, los virus o incluso el Varroa, un parásito.
"El declive de las poblaciones de abejas es multifactorial", afirmó José Tarazona, director del departamento de pesticidas de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria(EFSA).
Este órgano dictaminó en 2012 que los cuatro pesticidas de las tres empresas suponían un riesgo "inaceptable" para las abejas, dando argumentos a la UE para la moratoria. "Todavía no contamos con los medios para cuantificar" el papel de estos productos, reconoció, no obstante, Tarazona.
La EFSA está realizando un inventario sobre el tema cuyos resultados se esperan para 2017 y que podría comportar que Bruselas extienda las restricciones, las mantenga o decida retirar la moratoria.
"Por supuesto, los pesticidas no son el único problema (..) Pero son el único en el que podemos intervenir inmediatamente", defendió Marco Contiero, encargado de políticas agrícolas en la oenegé Greenpeace.
Greenpeace espera que la UE prohíba al conjunto de los neonicotinoides y sus usos sin excepciones, como ocurre en la actualidad, e insta a la industria a invertir en alternativas no químicas.
Además, la presión de los consumidores empieza a notarse. En Alemania, los supermercados Aldi acaban de comprometerse a no vender más alimentos con neonicotinoides.
Sin las abejas, que contribuyen a la polinización del 80% de las especies de plantas con flores, estas no podrían reproducirse. Y sin flores, no hay frutos, lo que alteraría toda la cadena alimentaria.
Una situación que preocupa enormemente a Anne Isakowitsch, una berlinesa que acudió el viernes a la asamblea general de accionistas de Bayer en Colonia (oeste) para entregarle al grupo una petición mundial firmada por 1,4 millones de personas.
El documento reclama el fin de la comercialización de dos sustancias, la clotianidina y el imidacloprid, de la familia de los neonicotinoides, pesticidas sospechosos de haber diezmado las colonias de abejas de todo el mundo.
Estos dos productos de Bayer son objeto de una moratoria impuesta por la Unión Europea desde finales de 2013, así como el tiametoxam, del suizo Syngenta, y el fipronil del alemán BASF. En el resto del mundo, estas cuatro sustancias, vendidas por marcas como Gaucho, Poncho o Cruiser, siguen siendo utilizadas sin restricciones.
- Otras causas -
Los neonicotinoides se suelen aplicar en las semillas que plantan los agricultores y que se infiltran más tarde en el néctar y los pólenes durante la floración.
La sustancia causaría la pérdida de la orientación de las abejas, que no encuentran su colmena, un descenso de la fecundidad o menor resistencia a las enfermedades, según la literatura científica. Además, la revista Nature asegura que las abejas suelen preferir plantas rociadas con estas sustancias, derivadas de la nicotina.
Los neonicotinoides serían "un factor clave en el declive de las abejas" y de otros agentes polinizadores, según un análisis de 800 estudios realizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Alrededor de una cuarta parte de los abejorros y casi una de cada 10 abejas de miel está en riesgo de extinción, según esta organización.
Pero Bayer, que facturó 2.500 millones de euros en 2015 con sus productos insecticidas y de protección de semillas, incluyendo los neonicotinoides y otros artículos, rechaza las acusaciones.
"Los neonicotinoides no conllevan ningún peligro si se utilizan correctamente", respondió un portavoz de la empresa a la AFP.
Junto a BASF y Syngenta, el grupo ha impugnado ante la justicia europea la moratoria impuesta por Bruselas.
El grupo apunta hacia otros culpables por el sufrimiento de las abejas: la meteorología, los virus o incluso el Varroa, un parásito.
"El declive de las poblaciones de abejas es multifactorial", afirmó José Tarazona, director del departamento de pesticidas de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria(EFSA).
Este órgano dictaminó en 2012 que los cuatro pesticidas de las tres empresas suponían un riesgo "inaceptable" para las abejas, dando argumentos a la UE para la moratoria. "Todavía no contamos con los medios para cuantificar" el papel de estos productos, reconoció, no obstante, Tarazona.
La EFSA está realizando un inventario sobre el tema cuyos resultados se esperan para 2017 y que podría comportar que Bruselas extienda las restricciones, las mantenga o decida retirar la moratoria.
"Por supuesto, los pesticidas no son el único problema (..) Pero son el único en el que podemos intervenir inmediatamente", defendió Marco Contiero, encargado de políticas agrícolas en la oenegé Greenpeace.
Greenpeace espera que la UE prohíba al conjunto de los neonicotinoides y sus usos sin excepciones, como ocurre en la actualidad, e insta a la industria a invertir en alternativas no químicas.
Además, la presión de los consumidores empieza a notarse. En Alemania, los supermercados Aldi acaban de comprometerse a no vender más alimentos con neonicotinoides.