Este martes de madrugada, un grupo de 150 a 200 migrantes sin papeles procedentes del Africa subsahariana intentaron escalar la triple valla fronteriza de siete metros de altura que protege la ciudad española de Melilla, situada a orilla del Mediterráneo, en la costa norte de Marruecos.
Un centenar de ellos lograron entrar, según la delegación del gobierno español en la ciudad, mientras un inmigrante moría al caer desde lo alto de la alambrada en el lado marroquí de la frontera.
Según las autoridades marroquíes, este intento de asalto en grupo también dejó cuatro heridos y un total de 40 detenidos.
El asalto tuvo lugar en la parte norte de la frontera, en la zona denominada Tres Forcas, afirmó el portavoz de la delegación del gobierno español, precisando que la valla no había sido reforzada recientemente en este lugar.
Ante los repetidos asaltos lanzados por cientos de inmigrantes africanos en los últimos meses, España empezó la semana pasada a reforzar con "concertinas", alambradas de espino equipadas con piezas cortantes, ciertos puntos de esta valla fronteriza de 11 km de largo.
Esto provocó la indignación de las organizaciones de defensa de los derechos humanos así como del opositor Partido Socialista.
Un dispositivo como éste, con el que numerosos inmigrantes africanos se habían herido al intentar escalar la valla, ya existía en esta frontera hasta 2006, año en que fue retirado.
Por el contrario, tras los intentos de asalto a la frontera realizados por cientos de inmigrantes en 2005, la verja fue alzada de varios metros y reforzada por una tercera valla. Actualmente está vigilada mediante cámaras y sensores ultrasensibles, lo que sin embargo no impide los asaltos.
Las autoridades españolas decidieron recientemente volver a instalar la alambrada de espino para "asegurar un poco más" la valla. Esta medida se suma a la instalación de una nueva verja "antitrepa", más espesa, para evitar que los inmigrantes se aferren a ella.
El martes, el Partido Socialista español anunció que se disponía a llevar la cuestión de esta nueva alambrada ante la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo.
También el grupo socialista en el Congreso de los Diputados en Madrid urgió al gobierno conservador de Mariano Rajoy a "revocar la instalación de concertinas de alambre con cuchillas en la frontera con Melilla".
La ONG Amnistía Internacional ya había declarado el lunes su "profunda preocupación". "La respuesta del gobierno español a la gestión migratoria apuesta por alejarse del respeto a los derechos humanos de las personas que intentan llegar a nuestro país, y decide dar un gravísimo paso hacia atrás", afirmó en un comunicado.
Los enclaves de Melilla y de Ceuta son las dos únicas fronteras terrestres entre Europa y África, y las tentativas de franquearlas se han recrudecido en los últimos meses.
Entre el 1 de enero y el 17 de septiembre de 2013, unos 3.000 inmigrantes clandestinos intentaron cruzar la valla de Melilla, según el ministerio del Interior, un 77% de los cuales fueron rechazados. En el mismo periodo de 2012 fueron 1.610 las personas que lo habían intentando.
Según Chakib al Jayari, un responsable de la ONG marroquí Asociación Rif de Derechos Humanos (ARDH), más de cuarenta migrantes ilegales murieron en los dos últimos años al tratar de entrar en Ceuta y Melilla, de los cuales al menos la mitad en 2013.
Las autoridades marroquíes anunciaron por su parte recientemente un refuerzo del dispositivo de vigilancia en torno a Ceuta, y ahora anuncian casi a diario decenas de detenciones.