El manifestante falleció por el impacto de un proyectil -no precisado-, con lo que subió a 32 el número de muertos en las protestas que iniciaron hace un mes para exigir la salida del Maduro del poder.
Apoyados por camiones blindados, militares y policías reprimieron con una lluvia de gases y chorros de agua a presión a los manifestantes en la autopista Francisco Fajardo, este de Caracas, mientras jóvenes, algunos encapuchados, los enfrentaron con piedras y quema de barricadas.
Los disturbios arreciaron luego en Altamira, este de Caracas, donde un joven se prendió fuego cuando junto a otros manifestantes incendiaban una moto militar, en tanto otro fue arrollado por una tanqueta a la que le lanzaron cócteles molotov. Hasta ahora suman unos 300 heridos este miércoles, según reportes preliminares.
Mientras tanto, en el centro de la ciudad, adonde las fuerzas de seguridad no dejaban pasar a los opositores, Maduro encabezó un acto ante miles de seguidores tras haber entregado al Consejo Nacional Electoral (CNE) el decreto de convocatoria al proceso para cambiar la Constitución de 1999.
"Convoco a una Asamblea Nacional Constituyente ciudadana y de profunda participación popular para que nuestro pueblo, como depositario del poder constituyente originario, con su voz pueda decidir el destino de la patria", expresó el mandatario socialista en el CNE.
La oposición asegura que la Constituyente consolida un "golpe de Estado", que según dice inició cuando el máximo tribunal de justicia asumió temporalmente a fines de marzo las funciones del Parlamento, único poder del Estado que controla.
Pero Maduro asegura que esta venciendo el "golpe fascista": "Constituyente sí, guarimba (protesta violenta) no", gritó Maduro ante sus seguidores, al asegurar que desde la oposición surgió una "insurgencia armada".
En el acto, al lado de Maduro, la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, a quien la oposición acusa de servir al gobierno, manifestó que la Constituyente "llevará a la paz del país".
Las protestas ocurren en medio de una seria crisis económica que socavó la popularidad de Maduro, cuya gestión rechaza, según sondeos privados, más del 70% de los venezolanos, agobiados por la escasez y una inflación considerada la más alta del mundo.
"Estamos cansados de un gobierno que en 18 años destruyó a un país. Queremos ser libres, tener comida, medicamentos, seguridad. Con esa Constituyente, Maduro busca oxigenarse, ganar tiempo", dijo durante la protesta Nancy Trejos, un ama de casa de 62 años.
Los opositores han reclamado en la calle elecciones, pero el sorpresivo llamado de Maduro a la Constituyente deja en la incertidumbre los pendientes comicios de gobernadores que debieron realizarse en 2016, los de alcaldes de 2017 y los presidenciales de 2018.
"En las próximas semanas, tendremos elecciones. ¿Querían elecciones? ¿Querían votar? Vamos a votar. ¿Querían diálogo? Tomen Constituyente", afirmó Maduro.
Aunque una Constituyente se convoca para transformar el Estado y redactar una nueva Carta Magna, Maduro asegura que ésta reforzará la Constitución de 1999, impulsada por el fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013) para "profundizar la revolución".
"Es una táctica dilatoria chimba (tramposa) para zafarse de la presión del pueblo pidiendo elecciones", aseguró el constitucionalista Juan Manuel Rafalli.
Maduro aseguró que la elección de los 500 asambleístas se hará "libremente a través del voto universal, directo y secreto" en "las próximas semanas", en sectores de la sociedad y municipalidades.
Según sus adversarios y expertos constitucionalistas, eso hará la elección "fraudulenta" y "no universal". "Es un fraude madurista. Como no pueden ganar elecciones quieren imponer el modelo electoral cubano para perpetuarse en el poder", aseguró el líder opositor Henrique Capriles.
La situación ha despertado gran inquietud internacional. España expresó "preocupación", Argentina, Chile y Estados Unidos estimaron que agravará la crisis, Brasil la calificó de "golpe", México como un "atentado contra la democracia".
Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) -de la que Venezuela inició su retiro-, la consideró "fraudulenta".
Un grupo bipartidista de senadores estadounidenses presentó este miércoles un proyecto de ley que apunta a aplicar sanciones contra funcionarios venezolanos señalados de socavar la democracia.
El papa Francisco ha ofrecido ayuda a un "diálogo" pero con "condiciones claras". En medio de la polémica, la Fuerza Armada, poderoso aliado de Maduro, calificó la Constituyente como una "propuesta revolucionaria, constitucional y profundamente democrática".
Apoyados por camiones blindados, militares y policías reprimieron con una lluvia de gases y chorros de agua a presión a los manifestantes en la autopista Francisco Fajardo, este de Caracas, mientras jóvenes, algunos encapuchados, los enfrentaron con piedras y quema de barricadas.
Los disturbios arreciaron luego en Altamira, este de Caracas, donde un joven se prendió fuego cuando junto a otros manifestantes incendiaban una moto militar, en tanto otro fue arrollado por una tanqueta a la que le lanzaron cócteles molotov. Hasta ahora suman unos 300 heridos este miércoles, según reportes preliminares.
Mientras tanto, en el centro de la ciudad, adonde las fuerzas de seguridad no dejaban pasar a los opositores, Maduro encabezó un acto ante miles de seguidores tras haber entregado al Consejo Nacional Electoral (CNE) el decreto de convocatoria al proceso para cambiar la Constitución de 1999.
"Convoco a una Asamblea Nacional Constituyente ciudadana y de profunda participación popular para que nuestro pueblo, como depositario del poder constituyente originario, con su voz pueda decidir el destino de la patria", expresó el mandatario socialista en el CNE.
- ¡Queremos ser libres! -
La oposición asegura que la Constituyente consolida un "golpe de Estado", que según dice inició cuando el máximo tribunal de justicia asumió temporalmente a fines de marzo las funciones del Parlamento, único poder del Estado que controla.
Pero Maduro asegura que esta venciendo el "golpe fascista": "Constituyente sí, guarimba (protesta violenta) no", gritó Maduro ante sus seguidores, al asegurar que desde la oposición surgió una "insurgencia armada".
En el acto, al lado de Maduro, la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, a quien la oposición acusa de servir al gobierno, manifestó que la Constituyente "llevará a la paz del país".
Las protestas ocurren en medio de una seria crisis económica que socavó la popularidad de Maduro, cuya gestión rechaza, según sondeos privados, más del 70% de los venezolanos, agobiados por la escasez y una inflación considerada la más alta del mundo.
"Estamos cansados de un gobierno que en 18 años destruyó a un país. Queremos ser libres, tener comida, medicamentos, seguridad. Con esa Constituyente, Maduro busca oxigenarse, ganar tiempo", dijo durante la protesta Nancy Trejos, un ama de casa de 62 años.
- ¿Táctica dilatoria? -
Los opositores han reclamado en la calle elecciones, pero el sorpresivo llamado de Maduro a la Constituyente deja en la incertidumbre los pendientes comicios de gobernadores que debieron realizarse en 2016, los de alcaldes de 2017 y los presidenciales de 2018.
"En las próximas semanas, tendremos elecciones. ¿Querían elecciones? ¿Querían votar? Vamos a votar. ¿Querían diálogo? Tomen Constituyente", afirmó Maduro.
Aunque una Constituyente se convoca para transformar el Estado y redactar una nueva Carta Magna, Maduro asegura que ésta reforzará la Constitución de 1999, impulsada por el fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013) para "profundizar la revolución".
"Es una táctica dilatoria chimba (tramposa) para zafarse de la presión del pueblo pidiendo elecciones", aseguró el constitucionalista Juan Manuel Rafalli.
Maduro aseguró que la elección de los 500 asambleístas se hará "libremente a través del voto universal, directo y secreto" en "las próximas semanas", en sectores de la sociedad y municipalidades.
Según sus adversarios y expertos constitucionalistas, eso hará la elección "fraudulenta" y "no universal". "Es un fraude madurista. Como no pueden ganar elecciones quieren imponer el modelo electoral cubano para perpetuarse en el poder", aseguró el líder opositor Henrique Capriles.
- Presión internacional -
La situación ha despertado gran inquietud internacional. España expresó "preocupación", Argentina, Chile y Estados Unidos estimaron que agravará la crisis, Brasil la calificó de "golpe", México como un "atentado contra la democracia".
Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) -de la que Venezuela inició su retiro-, la consideró "fraudulenta".
Un grupo bipartidista de senadores estadounidenses presentó este miércoles un proyecto de ley que apunta a aplicar sanciones contra funcionarios venezolanos señalados de socavar la democracia.
El papa Francisco ha ofrecido ayuda a un "diálogo" pero con "condiciones claras". En medio de la polémica, la Fuerza Armada, poderoso aliado de Maduro, calificó la Constituyente como una "propuesta revolucionaria, constitucional y profundamente democrática".