La recogida de apoyos empezó en diciembre y en febrero ya se presentaron 70.000 firmas en el Instituto de Estadística de Cataluña (Indescat). Ayer por la mañana, tres miembros de la plataforma entregaron en varias cajas las restantes 110.000 rúbricas que deberán ser validadas. Se les pedía estos requisitos: el nombre y el DNI, estar empadronados en Cataluña y ser mayores de 16 años. Y a los extranjeros, residir legalmente y estar censados en Cataluña.
Leonardo Anselmi, miembro de Prou, afirmó que las 180.000 firmas reflejan la oposición mayoritaria de la sociedad catalana contra las corridas. Un total de 770 personas han actuado durante estos meses como federatarios para recoger las firmas en mesas por toda Cataluña. La campaña cuenta con el respaldo de 68 municipios declarados antitaurinos (el primero fue Girona, en 1984, y el último, Vallgorguina) además de diferentes personalidades del mundo de la cultura y del espectáculo como los actores Silvia Marsó y Bruno Oro; los filósofos Jesús Mosterín y Salvador Paniker; la periodista Pilar Rahola; la abogada Magda Oranich y Forges.
La página web de Prou incluye una foto de la plaza de Las Arenas, llena de matorrales, antes de las obras que la están transformando en centro comercial.
Leonardo Anselmi, miembro de Prou, afirmó que las 180.000 firmas reflejan la oposición mayoritaria de la sociedad catalana contra las corridas. Un total de 770 personas han actuado durante estos meses como federatarios para recoger las firmas en mesas por toda Cataluña. La campaña cuenta con el respaldo de 68 municipios declarados antitaurinos (el primero fue Girona, en 1984, y el último, Vallgorguina) además de diferentes personalidades del mundo de la cultura y del espectáculo como los actores Silvia Marsó y Bruno Oro; los filósofos Jesús Mosterín y Salvador Paniker; la periodista Pilar Rahola; la abogada Magda Oranich y Forges.
En busca de la mayoría
La iniciativa popular persigue ahora recabar el apoyo parlamentario necesario para modificar la Ley de Protección de los Animales de Cataluña, que ya prohíbe la muerte y la tortura de los animales en espectáculos, aunque hace una excepción con las corridas. "La mayoría de la gente firmaba y decía que las corridas eran como una suerte de circo romano que debía de desaparecer", dijo Anselmi, que argumentó que la plaza de toros de Barcelona apenas recibe público, salvo turistas, por más que José Tomás agotara las entradas hace poco.La página web de Prou incluye una foto de la plaza de Las Arenas, llena de matorrales, antes de las obras que la están transformando en centro comercial.