El Ángel de la Independencia, de Rosa María Robles.
"Buscamos generar una reflexión sobre la relación que existe entre la creación artística con el delito, el delincuente y la pena", comenta a la AFP Alberto Lujambio, coordinador de publicaciones del estatal Instituto de Ciencias Penales y uno de los encargados de la muestra conformada por unas 60 piezas.
Montada en conjunto con el Museo de la Estampa de México, la exposición forma parte de una serie de jornadas en las que artistas gráficos, escritores, cineastas, académicos y hasta niños darán su visión sobre el crimen.
"No es un panegírico del crimen", añade Lujambio, sino una mirada desde el arte a la muerte, a la violencia, al crimen, "temas permamentes en la historia" y en las artes.
Una de las piezas centrales es el autorretrato "El Angel de la Independencia", de Rosa María Robles, nativa del estado de Sinaloa (noroeste), cuna de jefes del narcotráfico.
Esta artista desató una polémica en 2007 con su exposición Navajas, en las que incluía cobijas manchadas de sangre en las que habían sido envueltas personas asesinadas en casos relacionados con el narcotráfico.
"Es parte de la rebelión de los íconos. Tomo al Angel de la Independencia, ícono mundial de México, y lo revierto. En vez de una corona le pongo una pistola apuntando al público y en vez de los eslabones en la mano izquierda, que representan la libertad, sostengo un paquete de cocaína", dijo Robles a la AFP.
En la fotografía de tamaño natural y rodeada de rejas a manera de cárcel, Robles aparece cubierta por una capa de pintura dorada, el color de la estatua del Angel de la Independencia, que se erige en una columna en el turístico Paseo de la Reforma de la capital.
Su torso está desnudo y su parte inferior cubierta por la cobija con sangre de la exposición Navajas.
"Desde 2007, cuando presenté Navajas, la situación de la violencia en México ha involucionado horrorosamente, yo en lo personal he perdido a cuatro amigos, que no tenían nada que ver con drogas pero que fueron asesinados por comandos por estar en el momento y el lugar equivocados", relata.
En el momento que vive México, con más de 41.000 muertes resultado de la violencia del crimen organizado desde diciembre de 2006, según recuentos oficiales y de la prensa", se debe utilizar al arte contemporáneo porque es un arma de denuncia muy poderosa", añade la artista sinaloense.
Alfredo Eguiza contribuye en la exposición con la pieza "Cadáveres", que muestra los dibujos en tamaño natural de dos mujeres y un hombre desnudos tirados en suelo y rodeados por una cinta amarilla con la leyenda "Prohibido el paso" emulando una escena del crimen.
"Esto es un estudio del cadáver como elemento artístico y una forma de estudiar la naturaleza humana", comenta Eguiza, quien se describe como un artista "necrómano" o "macabro" en cuya obra está presente la muerte desde hace 20 años, pero no en el sentido jocoso como ocurre con otros creadores mexicanos.
"Los artistas no pretendemos resolver las cosas ni dar lecciones morales, lo que hacemos es un ejercicio de reflexión sobre este momento de violencia que vive México", comenta Eguiza.
Montada en conjunto con el Museo de la Estampa de México, la exposición forma parte de una serie de jornadas en las que artistas gráficos, escritores, cineastas, académicos y hasta niños darán su visión sobre el crimen.
"No es un panegírico del crimen", añade Lujambio, sino una mirada desde el arte a la muerte, a la violencia, al crimen, "temas permamentes en la historia" y en las artes.
Una de las piezas centrales es el autorretrato "El Angel de la Independencia", de Rosa María Robles, nativa del estado de Sinaloa (noroeste), cuna de jefes del narcotráfico.
Esta artista desató una polémica en 2007 con su exposición Navajas, en las que incluía cobijas manchadas de sangre en las que habían sido envueltas personas asesinadas en casos relacionados con el narcotráfico.
"Es parte de la rebelión de los íconos. Tomo al Angel de la Independencia, ícono mundial de México, y lo revierto. En vez de una corona le pongo una pistola apuntando al público y en vez de los eslabones en la mano izquierda, que representan la libertad, sostengo un paquete de cocaína", dijo Robles a la AFP.
En la fotografía de tamaño natural y rodeada de rejas a manera de cárcel, Robles aparece cubierta por una capa de pintura dorada, el color de la estatua del Angel de la Independencia, que se erige en una columna en el turístico Paseo de la Reforma de la capital.
Su torso está desnudo y su parte inferior cubierta por la cobija con sangre de la exposición Navajas.
"Desde 2007, cuando presenté Navajas, la situación de la violencia en México ha involucionado horrorosamente, yo en lo personal he perdido a cuatro amigos, que no tenían nada que ver con drogas pero que fueron asesinados por comandos por estar en el momento y el lugar equivocados", relata.
En el momento que vive México, con más de 41.000 muertes resultado de la violencia del crimen organizado desde diciembre de 2006, según recuentos oficiales y de la prensa", se debe utilizar al arte contemporáneo porque es un arma de denuncia muy poderosa", añade la artista sinaloense.
Alfredo Eguiza contribuye en la exposición con la pieza "Cadáveres", que muestra los dibujos en tamaño natural de dos mujeres y un hombre desnudos tirados en suelo y rodeados por una cinta amarilla con la leyenda "Prohibido el paso" emulando una escena del crimen.
"Esto es un estudio del cadáver como elemento artístico y una forma de estudiar la naturaleza humana", comenta Eguiza, quien se describe como un artista "necrómano" o "macabro" en cuya obra está presente la muerte desde hace 20 años, pero no en el sentido jocoso como ocurre con otros creadores mexicanos.
"Los artistas no pretendemos resolver las cosas ni dar lecciones morales, lo que hacemos es un ejercicio de reflexión sobre este momento de violencia que vive México", comenta Eguiza.