"Entre el 3 de enero y el 11 de enero, los combates causaron 697 muertos y centenares de prisioneros en los dos campos, cuya suerte aún se ignora" afirmó el domingo el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), un organismo con sede en Gran Bretaña que se basa en una red de militantes y fuentes médicas en Siria.
"Entre los muertos figuran 351 rebeldes, 246 yihadistas y 100 civiles, de los que 21 fueron ejecutados", precisó la organización.
El balance podría ser bastante mayor, puesto que hay decenas de muertos que no han sido identificados.
Alrededor de 200 personas murieron solo en las últimas 48 horas, lo que demuestra la intensidad de los combates.
El jefe del OSDH, Rami Abdel Rahman, afirmó que el número de muertos podría ser "más de 1.000", pero su organización no ha podido documentar todos los decesos debido a la intensidad de los combates.
Mientras tanto, el ejército del presidente Bashar al Asad aprovecha las luchas internas para tratar de aumentar su control en la provincia de Alepo.
El domingo, la aviación del régimen lanzó barriles llenos de explosivos contra los pueblos de Al Bab, matando a por lo menos ocho personas, y de Hreinta.