Para este jueves el mandatario tiene previsto instalar una denominada conferencia de paz en el estado Táchira (oeste, fronterizo con Colombia), cuna de las protestas que desde el 4 de febrero vienen sucediéndose a diario en varios puntos del país contra la inseguridad y el deterioro económico, con un saldo de 18 muertos y más de 260 heridos.
Hasta la noche del miércoles, los líderes no estudiantiles y opositores no habían convocado nuevas acciones callejeras, aunque en los días precedentes muchas de ellas han sido espontáneas.
Tras un impresionante desfile de tropas de élite con equipamiento ruso de última generación como homenaje a Chávez, fallecido el pasado 5 de marzo, Maduro rompió relaciones políticas y comerciales con el gobierno "lacayo" de Panamá, al que acusó de propiciar una intervención extranjera por haber propuesto que la Organización de Estados Americanos (OEA) medie en la crisis que vive Venezuela.
En un encendido discurso, Maduro negó el acceso a Venezuela al organismo multilateral.
Minutos después, en un mensaje en la red social Twitter, Martinelli se declaró sorprendido por la decisión de Maduro, y la cancillería panameña emitió un comunicado en el cual consideró "inaceptables" las "ofensas" emitidas por Maduro con un "lenguaje "soez" y lo acusó de lanzar una "cortina de humo que pretende negar" la realidad de su país.
A solicitud del gobierno panameño, la OEA, con sede en Washington, celebrará el jueves una reunión privada para decidir si llama a los cancilleres para buscar soluciones al clima de protestas en Venezuela.
"Lo de Panamá, otra acción irresponsable de Nicolás para tratar de desviar atención de grave crisis en todos los ámbitos del país", escribió en Twitter el líder opositor Henrique Capriles, que convocó a otra gran manifestación el sábado contra el gobierno de Maduro.
-Protestas en día de homenaje-
El gobierno chavista ha calificado como un intento de golpe de Estado con apoyo extranjero, sobre todo de Estados Unidos, las protestas que cruzan el país y que además suman decenas de denuncias de agresiones, intimidaciones, arrestos y robo de materiales a periodistas de medios venezolanos y extranjeros.
Las protestas antigubernamentales no se detuvieron en la conmemoración de la muerte de quien en sus catorce años como presidente despertó pasiones irreconciliables en un país hoy partido por la mitad.
Unos 300 jóvenes se manifestaron por el este de Caracas, feudo del antichavismo, y en Táchira la diputada María Machado, una de las ideólogas de "La salida", la táctica opositora de ocupar la calle para forzar la renuncia del gobierno, participó en otra marcha.
Por la noche, como viene sucediendo a diario, unos 200 efectivos de la Guardia Nacional, acompañados por seis tanquetas antimotines, dispersaron con gases lacrimógenos y perdigones a varias decenas de manifestantes que montaron barricadas y les lanzaron bombas molotov en el barrio Chacao, epicentro de las protestas de la capital.
Más temprano, reportes de medios de prensa y gobiernos comunales de cuatro diferentes sitios del país dieron cuenta de incidentes similares entre grupos de manifestantes y efectivos de seguridad.
"El gobierno está estable, aunque no tan fuerte como hace un año", explicó a la AFP el analista y profesor de la Universidad Central Carlos Romero y agregó que de todas formas "no hay un contrapoder con peso suficiente como para transitar hacia otro régimen"
- La imagen de Chávez -
Tanques, cazas, artillería, misiles de última generación, grupos femeninos de tropas comando, paracaidistas, batallones de francotiradores e infantería de marina: la Revolución Bolivariana exhibió en un desfile cívico-militar sus músculos, un poderío financiado con miles de millones de petrodólares del país que cuenta con las mayores reservas mundiales de crudo.
Durante el desfile cívico-militar, el relato oficial reforzó a cada minuto un creciente culto, casi religioso, a la personalidad de Chávez, omnipresente con los ojos del carismático líder pintados en calles, edificios y vallas en cada rincón del país.
Entre las columnas civiles también marcharon grupos de cooperantes cubanos, entre ellos médicos y entrenadores deportivos. La presencia de cubanos es un caballito de batalla de la oposición radical que acusa al gobierno de estar bajo el "control de La Habana".
Los presidentes de Cuba, Raúl Castro, el boliviano Evo Morales, y el surinamés Desi Bouterse estuvieron en el palco, a quienes se sumó luego el nicaragüense Daniel Ortega y los jefes de gobierno de Dominica, Jamaica y San Vicente, entre otros.
Por la tarde se realizó la ceremonia principal en el Cuartel de la Montaña, donde descansan los restos de Chávez y desde el que en 1992 el entonces teniente coronel lideró un fallido golpe de estado contra el ex presidente Carlos Andrés Pérez.
Un disparo de cañón a las 16h25 locales, hora del fallecimiento, marcó el inicio de la ceremonia central en la que Evo Morales, en nombre de los países del Alba (creado por Chávez), dijo que Chavez "nos ha enseñado a perder el miedo al Imperio. (...) Como decía Hugo, la unidad es la derrota del Imperio".