A una semana de las presidenciales, esta joven de 35 años es la nueva sorpresa de la contienda peruana. Dos recientes sondeos le atribuyen un potente ascenso de entre 5 y 7 puntos porcentuales en 15 días, y la sitúan en un empate técnico en el segundo lugar con el economista de derecha Pedro Pablo Kuczynski, visto con simpatía por los mercados.
De acuerdo con la firma Gfk, Mendoza tiene un 15% de intenciones de voto, codo a codo con Kuczynski, quien recibe un 15,1%, en una contienda que es liderada de lejos por la conservadora Keiko Fujimori, con un 37% de las intenciones de voto. La empresa Datum, por su parte, le da un 14,8% a Mendoza y un 16% a Kuczynski.
De madre francesa y padre peruano, 'Vero' nació en el Cusco, capital del imperio de los Incas. A quien ha querido ridiculizarla entrevistándola en francés -lengua que domina- ella ha respondido en quechua, idioma que predominó hasta la conquista española en 1532 y que hoy habla una minoría.
De ganar las elecciones planteará una nueva Constitución para realizar "transformaciones radicales". Por temas de medio ambiente, ha cuestionado proyectos mineros en un país donde la extracción de recursos naturales es clave para la economía.
Aboga por un modelo alternativo al primario exportador y cree que el Estado debe recuperar la soberanía de los recursos naturales. Por ejemplo, plantea la renegociación de contratos de explotación de gas. "Ya estamos a un paso de la segunda vuelta. Vamos a trabajar con más fuerza", escribió el viernes en Twitter.
Su ascenso, sin embargo, no le gustó a los mercados: el viernes la moneda peruana y la bolsa cayeron, con agentes señalando a Mendoza como uno de los motivos.
Partidos débiles, la eterna búsqueda de un outsider ante el hartazgo de la política tradicional y una nueva ley electoral que ha permitido la eliminación de candidatos hicieron que los electores se adaptaran a las circunstancias. Dos participantes ya han sido expulsados y otros siete han renunciado, mientras las impugnaciones a candidaturas siguen, a una semana de los comicios.
Entre tanta confusión y en momentos en que la izquierda latinoamericana se debilita, Mendoza avanzó explotando la imagen de decencia y honestidad que reclama el electorado, y resistió críticas de sectores de derecha y hasta de la iglesia Católica por su postura a favor de la unión civil gay y el aborto.
Tildó de golpista a la oposición venezolana aunque luego se rectificó, lo que le valió ser tildada de "chavista" por sus opositores, quienes además intentan relacionarla con los grupos armados maoístas y guevaristas que sembraron el terror en el país durante la época del conflicto interno (1980-2000).
Mendoza dice que no aplicará en el Perú el modelo de Venezuela, y ha rechazado todo vínculo con organizaciones extremistas. "Es indignante que se utilice el dolor que causó el terrorismo a nuestro pueblo para una guerra sucia contra nuestra propuesta de cambio", ha dicho.
"Si un candidato tiene más exposición mediática y más cobertura de medios, independientemente del tenor, eso tiene un efecto que no se puede prever. En algunos es positivo y en otros es negativo", consideró la directora de la encuestadora Datum, Urpi Torrado.
Si se confirmaran los resutados de las encuestas, ningún candidato obtendría la mitad más uno de los votos, lo que augura un balotaje. Y si se mantuviera la actual tendencia de crecimiento de Mendoza, por primera vez en la historia de Perú dos mujeres pelearían la presidencia del país.
Keiko, hija del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), quien purga condena por crímenes de corrupción y lesa humanidad, fue primera dama del gobierno de su padre, por lo que sus detractores también la hacen responsable de esos delitos, pese a que ella se esfuerza por marcar distancia. Graduada en Administración en Boston y en Columbia, heredó de su progenitor un voto cautivo del 30%, sobre el cual ha trabajado
Verónika, por su parte, magister en Antropología de la Universidad Sorbona Nueva, dejó en 2012 el gobernante Partido Nacionalista por discrepancias y emprendió su hazaña. Su agrupación, el Frente Amplio -un conglomerado de pequeños partidos- representa el más serio intento de la izquierda peruana desde la caída del muro de Berlín en 1989, de recuperar el terreno que perdió tras haber representado alguna vez a un tercio del electorado.
De acuerdo con la firma Gfk, Mendoza tiene un 15% de intenciones de voto, codo a codo con Kuczynski, quien recibe un 15,1%, en una contienda que es liderada de lejos por la conservadora Keiko Fujimori, con un 37% de las intenciones de voto. La empresa Datum, por su parte, le da un 14,8% a Mendoza y un 16% a Kuczynski.
De madre francesa y padre peruano, 'Vero' nació en el Cusco, capital del imperio de los Incas. A quien ha querido ridiculizarla entrevistándola en francés -lengua que domina- ella ha respondido en quechua, idioma que predominó hasta la conquista española en 1532 y que hoy habla una minoría.
De ganar las elecciones planteará una nueva Constitución para realizar "transformaciones radicales". Por temas de medio ambiente, ha cuestionado proyectos mineros en un país donde la extracción de recursos naturales es clave para la economía.
Aboga por un modelo alternativo al primario exportador y cree que el Estado debe recuperar la soberanía de los recursos naturales. Por ejemplo, plantea la renegociación de contratos de explotación de gas. "Ya estamos a un paso de la segunda vuelta. Vamos a trabajar con más fuerza", escribió el viernes en Twitter.
Su ascenso, sin embargo, no le gustó a los mercados: el viernes la moneda peruana y la bolsa cayeron, con agentes señalando a Mendoza como uno de los motivos.
- Confusión y renuncias -
Partidos débiles, la eterna búsqueda de un outsider ante el hartazgo de la política tradicional y una nueva ley electoral que ha permitido la eliminación de candidatos hicieron que los electores se adaptaran a las circunstancias. Dos participantes ya han sido expulsados y otros siete han renunciado, mientras las impugnaciones a candidaturas siguen, a una semana de los comicios.
Entre tanta confusión y en momentos en que la izquierda latinoamericana se debilita, Mendoza avanzó explotando la imagen de decencia y honestidad que reclama el electorado, y resistió críticas de sectores de derecha y hasta de la iglesia Católica por su postura a favor de la unión civil gay y el aborto.
Tildó de golpista a la oposición venezolana aunque luego se rectificó, lo que le valió ser tildada de "chavista" por sus opositores, quienes además intentan relacionarla con los grupos armados maoístas y guevaristas que sembraron el terror en el país durante la época del conflicto interno (1980-2000).
Mendoza dice que no aplicará en el Perú el modelo de Venezuela, y ha rechazado todo vínculo con organizaciones extremistas. "Es indignante que se utilice el dolor que causó el terrorismo a nuestro pueblo para una guerra sucia contra nuestra propuesta de cambio", ha dicho.
"Si un candidato tiene más exposición mediática y más cobertura de medios, independientemente del tenor, eso tiene un efecto que no se puede prever. En algunos es positivo y en otros es negativo", consideró la directora de la encuestadora Datum, Urpi Torrado.
- ¿Dos mujeres?-
Si se confirmaran los resutados de las encuestas, ningún candidato obtendría la mitad más uno de los votos, lo que augura un balotaje. Y si se mantuviera la actual tendencia de crecimiento de Mendoza, por primera vez en la historia de Perú dos mujeres pelearían la presidencia del país.
Keiko, hija del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), quien purga condena por crímenes de corrupción y lesa humanidad, fue primera dama del gobierno de su padre, por lo que sus detractores también la hacen responsable de esos delitos, pese a que ella se esfuerza por marcar distancia. Graduada en Administración en Boston y en Columbia, heredó de su progenitor un voto cautivo del 30%, sobre el cual ha trabajado
Verónika, por su parte, magister en Antropología de la Universidad Sorbona Nueva, dejó en 2012 el gobernante Partido Nacionalista por discrepancias y emprendió su hazaña. Su agrupación, el Frente Amplio -un conglomerado de pequeños partidos- representa el más serio intento de la izquierda peruana desde la caída del muro de Berlín en 1989, de recuperar el terreno que perdió tras haber representado alguna vez a un tercio del electorado.