En charla telefónica, la sensación que transmite Vicente Valero(Ibiza, 1963) es la misma que se tiene mientras se lee su libro, 'Los extraños' (Periférica): ni una palabra de más (tampoco una de menos), ni una concesión gratuita a la gradería, ni una idea que no salga de muy adentro (del cerebro o de las tripas), que no suene a verdad. De modo que no es extraño preguntarse tras ambas experiencias –leerle y escucharle, e incluso escucharle responder– cómo es posible que un autor con semejante madurez sea proclamadoNuevo Talento algo, como él lo acaba de ser por la Fnac. Y contento. Contentos todos.
"Bueno, este es mi primer libro de narrativa pura, así que sigo siendo joven como narrador", argumenta él pese a los 11 libros que tiene en la estantería. La palabra 'narrador' es la clave. La idea de narración que seguimos teniendo: tras seis poemarios (el primero, 'Jardín de la noche', de 1987; el último, 'Días del bosque', de 2007, premio Loewe) y cinco ensayos (dos como editor), para la inmensa mayoría del público el descubrimiento ha llegado cuando ha abordado lo más parecido a la novela que ha escrito hasta la fecha. 'Narrador' sigue equivaliendo a 'novelista', y solo al pisar esos territorios puede escapar uno del compartimento más minoritario de la minoría. "Y eso que yo no he tenido nunca compartimentos muy canónicos. He saltado mucho de un género a otro. Siempre, tanto en la poesía como en el ensayo biográfico, me ha gustado estar en la frontera de los géneros. Al fin y al cabo, lo único que pretendo es contar historias", explica.
¿Una novela?
Se nota en 'Los extraños'. Todo el mundo, él también en tantas entrevistas, se refiere al libro como novela. Pero ¿de verdad lo es? "El libro está compuesto por cuatro relatos. La idea inicial era esa. Lo que ocurre es que al escribir me di cuenta de que, en realidad, el personaje principal era el narrador, que es el mismo en los cuatro, y es imposible no pensar en él a lo largo de la lectura. Y en ese sentido tiene algo de novela. Pero, en cualquier caso, el género me da igual".
El salto, para él, no ha sido tan grande. Sí en cuanto alreconocimiento ("vengo del mundo de la poesía, donde uno espera cosas cuando publica un libro –que guste a algunos lectores, que haya alguna reseña–, pero no que tenga repercusión”, sonríe ante la que, esta vez sí, ha tenido la obra), pero no en su manera de encarar la escritura. "Como prosista –la poesía es otra cosa–, siempre he estado muy cerca de lo biográfico, y es como si aquellas biografías que estaban vinculadas al ensayo hubieran tomado una forma narrativa al estilo de la novela. Pero no es nada tan diferente de lo que había escrito antes. No hay un salto, solo una evolución", asegura. En cualquier caso, el avance hacia la novela va a continuar. "Tengo un libro inédito que seguramente es mucho más novela que este", adelanta.
Burlar al olvido
'Los extraños' es un libro que nace de la necesidad de burlar al olvido. Cuenta la historia de cuatro personajes de la familia de Valero a los que él no conoció o conoció apenas en algún breve contacto y a través de los recuerdos de otros familiares: un abuelo militar destinado en el Sáhara que murió con solo 28 años, un tío ajedrecista que partió a Argentina y de quien no se supo nada en 40 años, un tío abuelo materno que cambió de aires para poderse dedicar a serartista de cabaret y otro paterno que murió en el exilio tras haber sido un cargo destacado de la Segunda República. “Me impulsó a escribirlo saber que yo era el último que los recordaba y los podía hacer revivir. Porque las personas se olvidan, y esa es la muerte definitiva”.
Los parientes de Valero abandonaron Ibiza, el territorio doméstico, persiguiendo un sueño o huyendo de una pesadilla, y esa marcha del núcleo familiar los convirtió en extraños y condicionó la relación que, con ellos, estableció la familia. "El extraño es alguien a quien es mejor no parecerse –explica el autor–, alguien a quien tus padres no desean que te parezcas por más que puedan admirarlo, porque el padre y la madre quieren mantener el núcleo familiar a toda costa, y el extraño lo rompe". Tal vez ese rechazo contribuya a aumentar la idealización que hacen los pequeños de la casa de ellos. "Para un niño, el extraño es un como un héroe romántico. Yo he querido que el libro mantuviera ese espíritu, esa mirada fascinada del niño que oye hablar de los ausentes, antes que la mirada del adulto que investiga y escribe sobre ellos, aunque inevitablemente también está ahí", revela.
La mirada del niño es la que se recrea en las ansias de aventura y la necesidad de fuga de los extraños. La del adulto, la que perfila casi sin quererlo los lazos que unen a los miembros de una familia, (re)forzados ante el miedo a la soledad. Y la que constata que todos, todos, somos extraños para todos en algún momento, también los que se quedan. Como él, que nació en Ibiza y en Ibiza sigue viviendo. ¿No sintió el deseo de huir? "Vivir en una isla pequeña, como esta, te obliga a reinventarte continuamente, y a veces te quieres ir y a veces quieres quedarte. Yo ya pasé 10 años fuera, en Barcelona, estudiando y trabajando. Y volví. La insularidad tiene muchas caras, positivas y negativas, de liberación y de cárcel, y yo trabajo con ella".
EL ABUELO QUE CONOCIÓ A SAINT-EXUPÉRY
En el origen de 'Los extraños' está la fascinación por el abuelo materno Pedro Marí Juan, que salió de la isla para ser abogado y acabó en el Sáhara como teniente. "Para mí era casi un ser mítico. Apenas sabía nada de él. Lo poco que contaban sus hermanas y alguna vivencia que comentaba la familia. Cuando descubrí que había conocido a Antoine de Saint-Exupéry, el creador de 'El principito', entendí que lo único que podía hacer con la vida de este abuelo legendario era literatura. Él fue el impulso inicial para el resto de historias del libro", explica Valero.