La decisión, tomada por un jurado popular, encendió los ánimos en ese suburbio de Saint Louis, donde 12 edificios fueron incendiados y hubo al menos 150 disparos contra los uniformados, sin que se provocaran heridos, según la policía, que reportó 29 detenidos.
El presidente Barack Obama y la familia del joven negro Michael Brown habían reclamado que se mantuviese la calma. El mandatario estadounidense dijo que las protestas deben ser pacíficas y que la policía debe actuar con "moderación".
"Estamos profundamente decepcionados de que el asesino de nuestro hijo no deba enfrentar las consecuencias de sus actos", manifestó por su parte la familia Brown en un comunicado, en el que pidió "respetuosamente que las manifestaciones permanezcan pacíficas".
A lo largo y ancho de EEUU se repitieron las manifestaciones. Indignadas, miles de personas salieron a las calles en Nueva York y Washington, en repudio a un fallo que consideran alienta el racismo y hace caso omiso del uso discriminatorio de la fuerza que hacen policías contra miembros de las minorías.
Incidentes menores fueron registrados en Boston, Filadelfia, Denver, Seattle, Chicago y Salt Lake City. Mientras en el estado de California algunos grupos trataron de bloquear autopistas.
Pero el epicentro de estas protestas, que según algunos manifestantes buscan denunciar que "el racismo mata", fue Ferguson, un suburbio de unos 21.000 habitantes, que ha vivido en un clima de casi continua exaltación desde que ocurrió la muerte de Brown el 9 de agosto.
Inmediatamente se conoció el veredicto, cientos de manifestantes en Ferguson comenzaron a lanzar objetos contra las fuerzas del orden, gritando "no hay justicia, no hay paz".
La policía señaló que además de los disparos en su contra, se reportó el lanzamiento de un cóctel molotov y el incendio de una patrulla.
El jurado señaló que no hay pruebas suficientes para procesar al policía blanco Darren Wilson, de 28 años, quien disparó contra Brown, tras un altercado con el joven a quien consideró sospechoso de un robo de cigarrillos ocurrido poco antes.
Al menos seis disparos hirieron mortalmente a Brown, de 18 años, que estaba desarmado y, según algunos testigos, tenía las manos arriba.
- Fallo controvertido -
"El deber de un gran jurado es separar los hechos de la ficción", declaró a la prensa el fiscal de San Luis, Robert McCulloch, al anunciar la decisión.
Al termino de las audiencias los jurados determinaron "que no había razones suficientes para seguir adelante un proceso". "El hecho de saber que se trató de un acto de uso legítimo de la fuerza o de un caso de legítima defensa, no hace menor esta tragedia", concluyó el fiscal.
Los doce miembros del jurado, nueve blancos y tres negros, llevaron a cabo un trabajo "completo y profundo", escucharon 70 horas de testimonios de unas 60 personas, examinaron cientos de fotografías, y escucharon a tres médicos forenses.
En previsión de las protestas el gobernador del estado de Misuri, Jay Nixon, había decretado el estado de urgencia, desplegado la Guardia Nacional y reforzado los efectivos de policía.
El veredicto se conoció tras la muerte este fin de semana en Ohio (norte) de un niño afroamericano de 12 años, abatido por la policía cuando esgrimía una pistola de juguete.
El episodio que desencadenó la muerte de Brown ocurrió el 9 de agosto, pocos minutos después de la denuncia del robo a un pequeño comercio. Wilson que hacía un recorrido habitual en su patrulla, consideró sospechoso a Brown, que caminaba con un amigo por la mitad de la calle, y atravesó su auto para obligarlos a detenerse.
Brown, que por su estatura era llamado como "gigante tierno" por sus compañeros de liceo, se paró frente a la ventanilla de la patrulla aunque luego siguió caminando.
Desde el auto, el policía hizo los primeros dos disparos, y luego bajó para perseguir a Brown que siguió de largo. El policía hizo entonces otros diez disparos.
Algunos testigos dijeron que Brown puso los brazos en alto, aunque el jurado escuchó otros testimonios que aseguraban que tenía sus manos pegadas al cuerpo cuando cayó abatido.
Tras ser baleado, el cuerpo de Brown permaneció tirado en la calle por varias horas, un hecho visto por los manifestantes como un signo de desprecio de las fuerzas del orden por la población negra.