El rey saudí Abdula y el presidente sirio AlAsad
Asad y el rey Abdalá llegaron a primeras horas de la tarde al aeropuerto internacional de Beirut en el avión del monarca saudí, procedentes de la capital siria, donde se habían reunido la víspera.
Acompañados por sus ministros de Relaciones Exteriores, fueron recibidos por el presidente libanés Michel Suleimán, el primer ministro Saad Hariri, hijo del jefe de gobierno asesinado en 2005, y por otros responsables, entre ellos un representante del poderoso Hezbolá.
Los tres jefes de Estado acudieron al palacio presidencial de Baabda, cerca de Beirut, para mantener un encuentro, antes de compartir un almuerzo con ministros y otros responsables.
Con motivo de esta visita, se desplegó un importante dispositivo de seguridad y se prohibió estacionar en la carretera por la que pasaba el convoy oficial.
El régimen de Bashar al Asad, señalado con el dedo acusador por el asesinato del ex primer ministro libanés en 2005, se vio obligado a retirar sus tropas de su vecino después de haber ejercido sobre él 30 años de tutela. Damasco desmiente estar implicado en este crimen.
Desde su llegada al poder en 2000, Asad había visitado Líbano en dos ocasiones, en 2002.
Se trata también de la primera visita de un monarca saudí al Líbano desde 1957.
Con el propósito de evitar un nuevo conflicto confesional en este pequeño país del Mediterráneo, los dos dirigentes decidieron hacer el viaje, muy simbólico, para manifestar su apego a la estabilidad del Líbano, amenazado por una nueva crisis relacionada con el asesinato de Hariri.
La perspectiva de que un tribunal de la ONU impute este asesinato al Hezbolá hace temer nuevos estallidos de violencia confesional. En 2008, enfrentamientos entre partidarios de Saad Hariri, el hijo de Rafic Hariri, y los del partido chiita causaron un centenar de muertos.
Asad y el rey Abdalá recalcaron el jueves en Damasco la importancia de "apoyar todo lo que contribuye a la estabilidad y a la unidad" del Líbano.
"El objetivo de la visita es contener la situación en un futuro inmediato", dijo a la AFP Sahar al Atrache, analista en Beirut del centro de prevención de conflictos International Crisis Group (ICG).
"Están aquí para ejercer su influencia en sus aliados libaneses (...), para cortar el paso a una escalada", añadió.
Siria e Irán son los principales apoyos del Hezbolá, un movimiento acérrimo enemigo de Israel; Arabia Saudí, por su lado, es el gran socio regional de Saad Hariri.
Las relaciones entre estas dos potencias regionales, deterioradas tras el asesinato del ex primer ministro, han mejorado desde finales de 2009.
El acercamiento tuvo efectos positivos en los vínculos entre Beirut y Damasco, que en 2008 establecieron relaciones diplomáticas por primera vez en su historia, bajo el impulso de Francia.
Hasta que Hariri visitó por primera vez Damasco, a finales de 2009, su campo, con mayoría parlamentaria, era muy crítico con el régimen sirio, acusado de haber planificado el asesinato de varias personalidades libanesas después del asesinato del primer ministro Hariri.
Acompañados por sus ministros de Relaciones Exteriores, fueron recibidos por el presidente libanés Michel Suleimán, el primer ministro Saad Hariri, hijo del jefe de gobierno asesinado en 2005, y por otros responsables, entre ellos un representante del poderoso Hezbolá.
Los tres jefes de Estado acudieron al palacio presidencial de Baabda, cerca de Beirut, para mantener un encuentro, antes de compartir un almuerzo con ministros y otros responsables.
Con motivo de esta visita, se desplegó un importante dispositivo de seguridad y se prohibió estacionar en la carretera por la que pasaba el convoy oficial.
El régimen de Bashar al Asad, señalado con el dedo acusador por el asesinato del ex primer ministro libanés en 2005, se vio obligado a retirar sus tropas de su vecino después de haber ejercido sobre él 30 años de tutela. Damasco desmiente estar implicado en este crimen.
Desde su llegada al poder en 2000, Asad había visitado Líbano en dos ocasiones, en 2002.
Se trata también de la primera visita de un monarca saudí al Líbano desde 1957.
Con el propósito de evitar un nuevo conflicto confesional en este pequeño país del Mediterráneo, los dos dirigentes decidieron hacer el viaje, muy simbólico, para manifestar su apego a la estabilidad del Líbano, amenazado por una nueva crisis relacionada con el asesinato de Hariri.
La perspectiva de que un tribunal de la ONU impute este asesinato al Hezbolá hace temer nuevos estallidos de violencia confesional. En 2008, enfrentamientos entre partidarios de Saad Hariri, el hijo de Rafic Hariri, y los del partido chiita causaron un centenar de muertos.
Asad y el rey Abdalá recalcaron el jueves en Damasco la importancia de "apoyar todo lo que contribuye a la estabilidad y a la unidad" del Líbano.
"El objetivo de la visita es contener la situación en un futuro inmediato", dijo a la AFP Sahar al Atrache, analista en Beirut del centro de prevención de conflictos International Crisis Group (ICG).
"Están aquí para ejercer su influencia en sus aliados libaneses (...), para cortar el paso a una escalada", añadió.
Siria e Irán son los principales apoyos del Hezbolá, un movimiento acérrimo enemigo de Israel; Arabia Saudí, por su lado, es el gran socio regional de Saad Hariri.
Las relaciones entre estas dos potencias regionales, deterioradas tras el asesinato del ex primer ministro, han mejorado desde finales de 2009.
El acercamiento tuvo efectos positivos en los vínculos entre Beirut y Damasco, que en 2008 establecieron relaciones diplomáticas por primera vez en su historia, bajo el impulso de Francia.
Hasta que Hariri visitó por primera vez Damasco, a finales de 2009, su campo, con mayoría parlamentaria, era muy crítico con el régimen sirio, acusado de haber planificado el asesinato de varias personalidades libanesas después del asesinato del primer ministro Hariri.