“Yo fui de las primeras en hablar de sexo en la radio”


La popular 'Charapita’ ha regresado a la TV con Ritmo sabroso, los domingos, por Panamericana. Conversamos de varias cosas: su alejamiento de las pantallas, debido a la maternidad, y los secretos para conservar un impresionante físico sin operaciones ni implantes.



“Yo fui de las primeras en hablar de sexo en la radio”
Vine a Lima a los 10 años. Yo me quedaba con mi abuela y mis tíos. Yo era bien pegada a mi tío Antonio. Era mi ídolo, un ejemplo de vida, porque había empezado de la nada. Él se metía a cursos de locución y oratoria y yo iba siempre con él. Me metía a todo, con 12 o 13 años. Y lo gracioso es que yo salía la mejor del salón. Cuando acabé el colegio y regresé a Iquitos, estaban en plena campaña política. Y me dijeron para hacer locución. Agarré el micrófono y era un loro”, cuenta July Pinedo. Conversamos con ella en el gimnasio, su segundo hogar.

Aprendió sin querer...
Así es. Después me ofrecieron grabar una cuña para radio Atlántida. Gustó y me ofrecieron trabajo. Pero yo era una chibola –el DNI lo daban a los 21– y, además, evangelista. Estaba estudiando para ser misionera.

¿Y cuál era el problema?
Hablé con mi mamá y se puso furiosa. En la radio iba a poner rock y cosas así. Yo era rockeraza. Tenía discos de Billy Idol, Madonna, Duran Duran... Esa era mi onda. Igual entré a la radio y me dieron unas horas en la mañana y en la tarde. Así comencé. Pero la gota que derramó el vaso con la iglesia fue mi participación en un concurso de belleza entre comisarías al que mi papá me presentó como candidata. Mi mamá se peleó con él. Yo tenía el pelo suelto, largo, me decían león. Hubo desfile en ropa de baño…

La echaron a patadas de la iglesia.
Me sacaron. Para colmo, gané el concurso. Ahí nomás se me vino un contrato para narrar noticias en un canal de allá y mi mamá me mandó a Lima a estudiar. Pero yo vine pensando en entrar a medios de comunicación.

La protegían mucho. ¿A qué edad tuvo su primer novio?
Ahí está el problema. Me casé jovencita. En Lima gané un concurso en radio América para micronoticieros. Luego me dieron tres horas en América AM: Julymanía. Y tenía La hora de los beatlemaniacos. Así conocí al papá de mis hijos. Yo era chiquita pues. Metí la pata, era menor y me casé.

Un rollo...
Sí. No recomiendo a nadie que se case por un embarazo. Al final, es peor. Creo que no es un pecado ser madre o padre soltero. Eso me dice la experiencia. Nos casamos, además, por todas las leyes: por civil, por religioso… y por tonta, porque no había analizado nada. Yo sigo yendo a la iglesia. Sé que no necesariamente hay que estar en una iglesia para sentir Su presencia. Yo, más que nunca, digo que lo que quiero se lo dejo a Él y se cumple. De cada error he aprendido. Ha sido mi mejor maestro.

Pasó de radio a TV como modelo.
Yo veía el programa de Gisela y me encantaba. Muy espontánea y carismática. Y yo estaba en la radio y soñaba cuándo haría algo como ella. Un día me fui a entrevistar a Tulio Loza y me encontré con su esposa, que me dijo: “¿Qué hace semejante lomo detrás de los micrófonos?”. Me ofreció trabajo como modelo de Tulio y acepté. Él me puso 'cebollita china’.

¿Por qué?
Puro rabo, decía. Después hice varios castings pero, al final, siempre me volaban porque no tenía padrinos. En esa época había más racismo. Yo hablaba lindo, pero alguna rubia siempre ganaba. Ahora, personas como yo somos las que vendemos.

¿Cómo llegó a la música tropical?
No me era tan indiferente porque es la música de mi tierra, y siempre la compartía con mi familia. Para mí, las mejores orquestas son de la selva. Además, siempre investigo los temas que trabajo. Me avisaron de un casting para un programa de chicha. Me presentaron a Nílver Huárac y me miró con desconfianza porque yo andaba en plan de leer noticias, muy formal. Me dijo que había que ser pícara. Y yo lo era. Antes lo era más que ahora –porque critican mucho–. De hecho, en radio América fui de las primeras que sacó una secuencia de sexo, con el doctor Artidoro Cáceres. Y hablábamos a pico de jarro, pero con mucho profesionalismo. Yo investigaba bastante.

Hoy podría ser nuestra Rampolla.
La rompo. Porque puedo hablar de experiencias y temas. Pero no voy a hacerlo. Me matarían mis hijos. Se molestan si me pongo minifalda. Son chicos, pues. Mi pareja me dice: “Mira a las mamás de sus amigos y mírate tú”. No es para menos. El asunto es que en la cancha se veía al gallo. Me dieron el micrófono y comenzamos El Mañanero. No paramos de subir. Teníamos 20 mil personas en las caravanas. Me fui cuando me embaracé.

¿Por qué ha regresado a la TV?
Porque puedo salir un poco de la casa, mis hijos menores ya tienen ocho y nueve años. Pero, ni aun mientras estoy grabando, entrevistando o animando dejo de ser mamá. Siempre estoy llamando a preguntar si ya hicieron las tareas, si ya comieron… Uno le dedica solo momentos a lo otro que le gusta hacer: trabajar en TV, estar regia...

Veo que hace mucho ejercicio.
A este gimnasio vengo hace 16 años. Mi rutina cambia según lo que quiera subir o bajar. He querido tonificar esto (se palmea los muslos) y estos, los glúteos. Puede preguntar quién es la más fuerte en piernas del gimnasio. En algunas máquinas uso todo el peso. Si uno no fortalece estos (señala la parte de atrás de los muslos), estos (señala los glúteos) no van a subir jamás. Trabajo pantorrillas. Pura fibra.

¿Tiene grasa en el cuerpo?
Aquí arriba debo de tener (señala el pecho). Si lo trabajo, se achica.

¿Se ha operado algo?
Nada. Todo lo que tengo es mío. Con la constancia de años se logra esto. Yo vengo de lunes a sábado, dos horas. Y el domingo, cuando estoy aburrida, vengo (ríe). Es un estilo de vida. Uno se acostumbra a quererse a sí mismo, a querer su cuerpo. Es el único que tengo, así que lo cuido. Yo no fumo, no tomo. No soy de juergas.

No baila pegado...
Eso sí. Es buen ejercicio. Pero a las 10 de la noche ya estoy en el 'sobre’.
Domingo, 7 de Junio 2009
Peru21, Perú
           


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