Una abeja
El veto comienza el 1 de diciembre y se basa en un informe de la Agencia europea de seguridad alimentaria (EFSA). Involucra a tres plaguicidas de la familia de los neonicotinoides comercializados en Europa por Bayer y Syngenta: clotianidina, tiametoxam e imidacloprid, que pueden ser mortales para las abejas pero no provocan daños en la salud del ser humano.
"Las restricciones entrarán en vigor el 1 de diciembre de 2013 y serán reexaminadas en el plazo de dos años", indicó la Comisión en un comunicado.
La decisión ya había sido anunciada en abril por la Comisión Europea, al obtener el apoyo de una mayoría de países, pero este viernes el Ejecutivo comunitario la hizo oficial.
Según el informe, los insecticidas provocan la parálisis o muerte de las abejas. Desde hace años, la comunidad científica alerta sobre la muerte de millones de abejas, consideradas vitales para mantener el ecosistema y el desarrollo de la agricultura europea, al favorecer la polinización.
Los tres neonicotinoides se encuentran presentes en pesticidas que se fabrican para cuatro tipos de cultivos: el maíz, la colza, el girasol y el algodón.
"Las abejas son vitales para nuestro ecosistema y hay que protegerlas, sobre todo porque aportan una contribución anual de 22.000 millones de euros a la agricultura europea", declaró en abril el comisario europeo encargado, Tonio Borg.
Los grandes productores agrícolas y las multinacionales químicas y agroalimentarias intentaron bloquear esta decisión. Copa-Cogeca, la unión de los grandes sindicatos agrícolas europeos, pidió aplazar esta prohibición a 2014 e insistió en las grandes pérdidas financieras y sociales que causará, de unos 2.800 millones de euros de pérdidas y el peligro de que se destruyan 50.000 empleos.
Por su parte, las principales empresas que fabrican estos pesticidas, la alemana Bayer y la suiza Syngenta, -principalmente bajo la marca Cruiser OSR-, multiplicaron las presiones para bloquear o al menos limitar las consecuencias de esta prohibición.
La Comisión Europea se comprometió a revisar su plan en un plazo de dos años.
En abril, quince países, entre ellos Francia y Alemania, votaron a favor de la propuesta de prohibición que presentó la Comisión Europea. Ocho países, entre ellos Reino Unido, Italia y Hungría, votaron en contra y cuatro, entre ellos Irlanda, se abstuvieron.
"Las restricciones entrarán en vigor el 1 de diciembre de 2013 y serán reexaminadas en el plazo de dos años", indicó la Comisión en un comunicado.
La decisión ya había sido anunciada en abril por la Comisión Europea, al obtener el apoyo de una mayoría de países, pero este viernes el Ejecutivo comunitario la hizo oficial.
Según el informe, los insecticidas provocan la parálisis o muerte de las abejas. Desde hace años, la comunidad científica alerta sobre la muerte de millones de abejas, consideradas vitales para mantener el ecosistema y el desarrollo de la agricultura europea, al favorecer la polinización.
Los tres neonicotinoides se encuentran presentes en pesticidas que se fabrican para cuatro tipos de cultivos: el maíz, la colza, el girasol y el algodón.
"Las abejas son vitales para nuestro ecosistema y hay que protegerlas, sobre todo porque aportan una contribución anual de 22.000 millones de euros a la agricultura europea", declaró en abril el comisario europeo encargado, Tonio Borg.
Los grandes productores agrícolas y las multinacionales químicas y agroalimentarias intentaron bloquear esta decisión. Copa-Cogeca, la unión de los grandes sindicatos agrícolas europeos, pidió aplazar esta prohibición a 2014 e insistió en las grandes pérdidas financieras y sociales que causará, de unos 2.800 millones de euros de pérdidas y el peligro de que se destruyan 50.000 empleos.
Por su parte, las principales empresas que fabrican estos pesticidas, la alemana Bayer y la suiza Syngenta, -principalmente bajo la marca Cruiser OSR-, multiplicaron las presiones para bloquear o al menos limitar las consecuencias de esta prohibición.
La Comisión Europea se comprometió a revisar su plan en un plazo de dos años.
En abril, quince países, entre ellos Francia y Alemania, votaron a favor de la propuesta de prohibición que presentó la Comisión Europea. Ocho países, entre ellos Reino Unido, Italia y Hungría, votaron en contra y cuatro, entre ellos Irlanda, se abstuvieron.