El ministro israelí de Energía y Desarrollo Regional, Silvan Shalom, dijo al firmar el acuerdo, en la sede del Banco Mundial en Washington, que éste "ofrece una luz de esperanza respecto a la posibilidad de superar otros obstáculos que se presenten en el futuro".
"Demostramos que podíamos trabajar juntos pese a nuestros problemas políticos", agregó su par palestino Shaddad Attili, presente en el mismo lugar, en momentos en que palestinos e israelíes intentan relanzar las negociaciones de paz.
Según el convenio, suscrito tras once días de negociaciones, un sistema de bombeo del agua será instalado en el golfo de Aqaba, el extremo norte del mar Rojo, con el objetivo de recolectar 200 millones de m3 de agua por año.
Una parte del agua se desalinizará para ser distribuida en Israel, Jordania y los territorios palestinos, mientras que el resto se transportará a través de cuatro tuberías al Mar Muerto. Si no recibiera agua, el Mar Muerto podría estar seco en 2050.
El estado hebreo aceptó también que mayores cantidades de agua del lago Tiberiade, situado en su territorio, abastezcan a su vecino jordano, precisó el Banco Mundial en un comunicado.
"Sin agua no habrá desarrollo económico ni empleos", comentó el ministro del Agua y la Agricultura de Jordania, Hazim El Nasser, otro de los signatarios del texto.
Según los términos del acuerdo informados por el Banco Mundial, Israel aceptó vender a la Autoridad Palestina "entre 20 y 30 millones de m3" por año de agua desalinizada a través de la empresa pública de producción de agua potable Mekorot.
"Pese a nuestros problemas políticos tenemos los mismos problemas de carencia de agua", destacó Attili.
En su comunicado, la institución multilateral asegura que Cisjordania, dirigida por el Fatah, el movimiento liderado por el presidente Mahmud Abas, saldrá beneficiada con estos acuerdos, pero durante su conferencia de prensa el ministro palestino precisó que también la Franja de Gaza, administrada por el movimiento islamista Hamas, será alcanzada.
Según las tres partes, una licitación internacional será convocada para el conjunto del proyecto, comenzando por la usina de desalinización de Aqaba y la instalación de la primera tubería. De acuerdo al ministro israelí, el proceso podría iniciarse a comienzos de 2014.
Antes de la firma del convenio, Shalom destacó los aspectos económicos de abastecer con agua desalinizada barata a los estados vecinos, el aspecto medioambiental de "salvar al Mar Muerto" y el aspecto "estratégico diplomático" del acuerdo, firmado en un momento difícil de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos.
El Banco Mundial publicó en 2012 un estudio de viabilidad del proyecto.
Sin embargo, Amigos de la Tierra-Oriente Medio y otros grupos ecologistas advirtieron que una gran afluencia de agua del Mar Rojo podría cambiar el frágil ecosistema del Mar Muerto.