KANDAHAR, Nasrat Shoib, (AFP) - Dieciocho pasajeros resultaron heridos, según las autoridades locales.
Poco después, se frustró un ataque suicida dirigido contra los servicios de inteligencia en Kandahar. Un kamikaze hizo estallar su bomba antes de alcanzar su objetivo y la policía mató a otros dos.
Estos dos incidentes ilustran la inseguridad que reina en la provincia de Kandahar, cuna histórica de los talibanes, y donde las fuerzas internacionales preparan una vasta ofensiva terrestre para junio.
La fuerza internacional de la OTAN, la ISAF, reconoció que sus soldados mataron a los cuatro civiles, al abrir fuego contra un autobús cerca de Kandahar, y afirmó "lamentar profundamente la trágica pérdida de vidas humanas".
Un equipo conjunto de investigadores de la ISAF y del gobierno afgano debe determinar cómo ocurrieron los acontecimientos que condujeron a este nuevo error de las fuerzas internacionales.
"Abrir fuego contra un autobús va en contra de los compromisos de la OTAN de proteger a los civiles y no se justifica de ninguna manera", declaró el presidente Hamid Karzai, que "condenó con firmeza" el acto.
"Abrieron fuego contra nosotros y caí, inconsciente", explicó Esmate, el conductor del autobús, contactado por teléfono, precisando que el vehículo se encontraba a entre 70 y 100 metros del convoy militar.
Los vehículos blindados de las fuerzas internacionales llevan generalmente un cartel en el que advierten a los otros vehículos que no se acerquen. Va acompañado de un dibujo que indica lo mismo.
Poco después del drama, más de 200 hombres se manifestaron violentamente en el centro de Kandahar para denunciar este nuevo error, gritando "Muerte a Norteamérica, muerte a Karzai".
Más de dos tercios de las fuerzas internacionales están compuestos por soldados estadounidenses.
Durante la manifestación, la policía afgana impidió el atentado suicida contra las oficinas del Consejo Nacional para la Seguridad (NDS, servicios de inteligencia), informó el jefe del gobierno de la provincia de Kandahar, Ahmad Wali Karzai, hermano del presidente.
"Fueron frenados por los guardias del NDS. Uno (de los kamikazes) hizo estallar la bomba que llevaba encima y los otros dos murieron en un tiroteo con las fuerzas de seguridad", precisó.
La muerte de civiles en las operaciones de las fuerzas internacionales es un tema extremadamente sensible que regularmente denuncian Karzai y la población afgana.
El 5 de abril, la ISAF reconoció que uno de sus ataques aéreos contra una casa en el sur del país había matado a dos mujeres, un niño y un anciano.
Ese mismo día había surgido una polémica después de que la ISAF hubiese admitido que sus soldados -las fuerzas especiales de EEUU según los medios anglosajones- habían matado a cinco civiles, tres de ellos mujeres, en una ofensiva contra una aldea en febrero.
La ONU anunció en enero que el balance de civiles muertos en 2009 fue el más grave en ocho años de guerra en Afganistán, con más de 2.400 muertos y un aumento del 14% respecto a 2008.
Los insurgentes islamistas mataron tres veces más civiles que las fuerzas internacionales y afganas. Aun así, la ONU reconoció que sus operaciones fueron la causa de una cuarta parte de estas pérdidas civiles, con 596 muertos.
Poco después, se frustró un ataque suicida dirigido contra los servicios de inteligencia en Kandahar. Un kamikaze hizo estallar su bomba antes de alcanzar su objetivo y la policía mató a otros dos.
Estos dos incidentes ilustran la inseguridad que reina en la provincia de Kandahar, cuna histórica de los talibanes, y donde las fuerzas internacionales preparan una vasta ofensiva terrestre para junio.
La fuerza internacional de la OTAN, la ISAF, reconoció que sus soldados mataron a los cuatro civiles, al abrir fuego contra un autobús cerca de Kandahar, y afirmó "lamentar profundamente la trágica pérdida de vidas humanas".
Un equipo conjunto de investigadores de la ISAF y del gobierno afgano debe determinar cómo ocurrieron los acontecimientos que condujeron a este nuevo error de las fuerzas internacionales.
"Abrir fuego contra un autobús va en contra de los compromisos de la OTAN de proteger a los civiles y no se justifica de ninguna manera", declaró el presidente Hamid Karzai, que "condenó con firmeza" el acto.
"Abrieron fuego contra nosotros y caí, inconsciente", explicó Esmate, el conductor del autobús, contactado por teléfono, precisando que el vehículo se encontraba a entre 70 y 100 metros del convoy militar.
Los vehículos blindados de las fuerzas internacionales llevan generalmente un cartel en el que advierten a los otros vehículos que no se acerquen. Va acompañado de un dibujo que indica lo mismo.
Poco después del drama, más de 200 hombres se manifestaron violentamente en el centro de Kandahar para denunciar este nuevo error, gritando "Muerte a Norteamérica, muerte a Karzai".
Más de dos tercios de las fuerzas internacionales están compuestos por soldados estadounidenses.
Durante la manifestación, la policía afgana impidió el atentado suicida contra las oficinas del Consejo Nacional para la Seguridad (NDS, servicios de inteligencia), informó el jefe del gobierno de la provincia de Kandahar, Ahmad Wali Karzai, hermano del presidente.
"Fueron frenados por los guardias del NDS. Uno (de los kamikazes) hizo estallar la bomba que llevaba encima y los otros dos murieron en un tiroteo con las fuerzas de seguridad", precisó.
La muerte de civiles en las operaciones de las fuerzas internacionales es un tema extremadamente sensible que regularmente denuncian Karzai y la población afgana.
El 5 de abril, la ISAF reconoció que uno de sus ataques aéreos contra una casa en el sur del país había matado a dos mujeres, un niño y un anciano.
Ese mismo día había surgido una polémica después de que la ISAF hubiese admitido que sus soldados -las fuerzas especiales de EEUU según los medios anglosajones- habían matado a cinco civiles, tres de ellos mujeres, en una ofensiva contra una aldea en febrero.
La ONU anunció en enero que el balance de civiles muertos en 2009 fue el más grave en ocho años de guerra en Afganistán, con más de 2.400 muertos y un aumento del 14% respecto a 2008.
Los insurgentes islamistas mataron tres veces más civiles que las fuerzas internacionales y afganas. Aun así, la ONU reconoció que sus operaciones fueron la causa de una cuarta parte de estas pérdidas civiles, con 596 muertos.