Los shebab controlan casi todo el centro y el sur de Somalia, devastada por una guerra civil desde 1991. Y la autoridad del gobierno del presidente Sharif Cheij Ahmed se limita a unos barrios estratégicos de la capital.
Pero la presencia de jefes de Estado en esta reunión es mera coincidencia, ya que la fecha de la cumbre se había fijado bastante antes del doble atentado del 11 de julio, en el que murieron 76 personas.
Los dirigentes africanos aprovecharán la ocasión para expresar su voluntad de luchar contra las milicias islámicas que reivindicaron estos atentados, cometidos en represalia por la implicación militar de Uganda en Somalia.
Diplomáticos y expertos estiman que los jefes de Estado africanos, que se reunirán del domingo al martes, adoptarán una propuesta para enviar un refuerzo de 2.000 soldados a los 6.000 desplegados en la Fuerza de Mantenimiento de la Paz en la UA (AMISOM) en Mogadiscio.
Según parece, Uganda, que ya es mayoritaria en la AMISOM (3.500 hombres junto a 2.500 burundeses) aportará casi todos los refuerzos, añade una fuente diplomática en Nairobi.
Por de pronto, los jefes del Estado Mayor de la organización regional de África oriental, la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo, están reunidos hasta este miércoles en Adis Abeba para ultimar la propuesta antes de someterla a la cumbre de la UA.
Uganda, anfitriona de la cumbre y blanco de los atentados, también pedirá que se dé una orientación más ofensiva a la AMISOM, que a día de hoy se encarga de defender algunos barrios de Mogadiscio donde está instalado el gobierno provisional somalí.
"Vamos a pasar a la ofensiva por lo que acaban de hacer", prometió el presidente ugandés Yoweri Museveni.
El gobierno ugandés sostiene que los shebab cometieron "un gran error" perpetrando estos atentados porque a raíz de ellos la comunidad internacional se movilizó de nuevo contra estos insurgentes.
Pero la organización no gubernamental International Crisis Group cree más bien que se trata de una trampa tendida por el ala más dura de los shebab, que aspira a internacionalizar el conflicto somalí en nombre de la yihad (guerra santa) global.
Esta célula "intenta suscitar una reacción de AMISOM para beneficiarse de ella", estima el responsable de ICG Ernst Jan Hogendoorn. "Si los ugandeses actúan de forma indiscriminada (causando numerosas víctimas civiles) corren el riesgo de seguir el juego a los shebab", analiza.
Es muy posible que la situación de Somalia eclipse lo que, en otras condiciones, sería el principal tema político de la cumbre de 53 países miembros de la UA: la situación en Sudán, a medida que se acerca el referéndum sobre la independencia del sur del país, previsto en enero próximo.
Los expertos de la organización cuentan con que el presidente sudanés Omar al Bashir, recientemente inculpado por la Corte Penal Internacional (CPI) por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en Darfur, no viaje a Kampala.
La provincia de Darfur, en el oeste de Sudán, es escenario de una guerra civil desde 2003 que, según estimaciones de la ONU, causó 300.000 muertos y 2,7 millones de desplazados. Jartum contabiliza 10.000 víctimas mortales.
Las turbulencias políticas en el continente relegarán a un segundo plano el tema oficial de la cumbre: la mortalidad materna e infantil en África y sus consecuencias para el desarrollo.
Pero la presencia de jefes de Estado en esta reunión es mera coincidencia, ya que la fecha de la cumbre se había fijado bastante antes del doble atentado del 11 de julio, en el que murieron 76 personas.
Los dirigentes africanos aprovecharán la ocasión para expresar su voluntad de luchar contra las milicias islámicas que reivindicaron estos atentados, cometidos en represalia por la implicación militar de Uganda en Somalia.
Diplomáticos y expertos estiman que los jefes de Estado africanos, que se reunirán del domingo al martes, adoptarán una propuesta para enviar un refuerzo de 2.000 soldados a los 6.000 desplegados en la Fuerza de Mantenimiento de la Paz en la UA (AMISOM) en Mogadiscio.
Según parece, Uganda, que ya es mayoritaria en la AMISOM (3.500 hombres junto a 2.500 burundeses) aportará casi todos los refuerzos, añade una fuente diplomática en Nairobi.
Por de pronto, los jefes del Estado Mayor de la organización regional de África oriental, la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo, están reunidos hasta este miércoles en Adis Abeba para ultimar la propuesta antes de someterla a la cumbre de la UA.
Uganda, anfitriona de la cumbre y blanco de los atentados, también pedirá que se dé una orientación más ofensiva a la AMISOM, que a día de hoy se encarga de defender algunos barrios de Mogadiscio donde está instalado el gobierno provisional somalí.
"Vamos a pasar a la ofensiva por lo que acaban de hacer", prometió el presidente ugandés Yoweri Museveni.
El gobierno ugandés sostiene que los shebab cometieron "un gran error" perpetrando estos atentados porque a raíz de ellos la comunidad internacional se movilizó de nuevo contra estos insurgentes.
Pero la organización no gubernamental International Crisis Group cree más bien que se trata de una trampa tendida por el ala más dura de los shebab, que aspira a internacionalizar el conflicto somalí en nombre de la yihad (guerra santa) global.
Esta célula "intenta suscitar una reacción de AMISOM para beneficiarse de ella", estima el responsable de ICG Ernst Jan Hogendoorn. "Si los ugandeses actúan de forma indiscriminada (causando numerosas víctimas civiles) corren el riesgo de seguir el juego a los shebab", analiza.
Es muy posible que la situación de Somalia eclipse lo que, en otras condiciones, sería el principal tema político de la cumbre de 53 países miembros de la UA: la situación en Sudán, a medida que se acerca el referéndum sobre la independencia del sur del país, previsto en enero próximo.
Los expertos de la organización cuentan con que el presidente sudanés Omar al Bashir, recientemente inculpado por la Corte Penal Internacional (CPI) por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en Darfur, no viaje a Kampala.
La provincia de Darfur, en el oeste de Sudán, es escenario de una guerra civil desde 2003 que, según estimaciones de la ONU, causó 300.000 muertos y 2,7 millones de desplazados. Jartum contabiliza 10.000 víctimas mortales.
Las turbulencias políticas en el continente relegarán a un segundo plano el tema oficial de la cumbre: la mortalidad materna e infantil en África y sus consecuencias para el desarrollo.