PESHAWAR, 1 enero 2010 (AFP) - El distrito de Bannu es vecino de Waziristán del Sur, una zona tribal fronteriza con Afganistán en donde el ejército paquistaní combate actualmente a los talibanes aliados a Al Qaida, que presuntamente cometen numerosos ataques suicidas.
"Los habitantes del pueblo estaban viendo un partido entre dos equipos de esta localidad cuando el kamikaze llegó manejando un vehículo todoterreno que precipitó sobre ellos e hizo estallar", relató el jefe de la policía del distrito, Mohamad Ayub Jan. Unas 200 personas asistían a la contienda, según la policía.
"El atentado dejó al menos 40 muertos y el balance podría empeorar", agregó. Más de 50 personas resultaron heridas, agregó otro responsable de la policía local, Habibulá Jan.
Una reunión del comité local antitalibán se desarrollaba en la mezquita situada justo al lado del terreno de voleibol, cuando se produjo el ataque, indicó Mushtaq Marwat, miembro de ese "comité de paz", al canal de televisión local Geo.
Varias víctimas, entre ellas mujeres y niños, fueron extraídas debajo de los escombros de una decena de negocios y viviendas que se derrumbaron, indicó Jan señalando la impotencia de las autoridades del pueblo para enfrentarse a una tragedia como esta.
"La clínica local no tiene siquiera un doctor. Los habitantes del pueblo tienen que subir a las víctimas a sus propios vehículos y llevarlas al hospital de la ciudad de Lakki Marwat" a 30 km de distancia, agregó.
Jan y otros responsables policiales acusaron a los rebeldes talibanes de haber perpetrado este atentado.
"Recibimos amenazas de Miranshah", principal ciudad de Waziristán del Norte, uno de los principales feudos de los talibanes, afirmó Mushtaq Marwat.
La policía y el ejército lanzaron el año pasado una operación contra los talibanes en Bannu y declararon al distrito unos meses después totalmente seguro.
El primer ministro, Yusuf Raza Gilani, condenó el ataque afirmando en una comunicado que "tales actos terroristas no pueden debilitar la resolución del gobierno de combatir la amenaza terrorista hasta que sea totalmente eliminada".
La ola de atentados que sacude a Pakistán desde hace unos dos años y medio se aceleró desde octubre, cuando el ejército lanzó una ofensiva terrestre contra los talibanes en Waziristán del Sur, bastión del Movimiento de los Talibanes Paquistaníes (TPP) que juró fidelidad a Al Qaida.
El TPP y sus aliados, que denuncian el alineamiento de Pakistán con Estados Unidos en la "guerra contra el terrorismo" en la región, son considerados los principales autores de estos atentados.
Las zonas tribales fronterizas de Afganistán son consideradas como un santuario para los talibanes y Al Qaida. Washington presiona a Islamabad para que ponga fin a la rebelión islamista.
"Los habitantes del pueblo estaban viendo un partido entre dos equipos de esta localidad cuando el kamikaze llegó manejando un vehículo todoterreno que precipitó sobre ellos e hizo estallar", relató el jefe de la policía del distrito, Mohamad Ayub Jan. Unas 200 personas asistían a la contienda, según la policía.
"El atentado dejó al menos 40 muertos y el balance podría empeorar", agregó. Más de 50 personas resultaron heridas, agregó otro responsable de la policía local, Habibulá Jan.
Una reunión del comité local antitalibán se desarrollaba en la mezquita situada justo al lado del terreno de voleibol, cuando se produjo el ataque, indicó Mushtaq Marwat, miembro de ese "comité de paz", al canal de televisión local Geo.
Varias víctimas, entre ellas mujeres y niños, fueron extraídas debajo de los escombros de una decena de negocios y viviendas que se derrumbaron, indicó Jan señalando la impotencia de las autoridades del pueblo para enfrentarse a una tragedia como esta.
"La clínica local no tiene siquiera un doctor. Los habitantes del pueblo tienen que subir a las víctimas a sus propios vehículos y llevarlas al hospital de la ciudad de Lakki Marwat" a 30 km de distancia, agregó.
Jan y otros responsables policiales acusaron a los rebeldes talibanes de haber perpetrado este atentado.
"Recibimos amenazas de Miranshah", principal ciudad de Waziristán del Norte, uno de los principales feudos de los talibanes, afirmó Mushtaq Marwat.
La policía y el ejército lanzaron el año pasado una operación contra los talibanes en Bannu y declararon al distrito unos meses después totalmente seguro.
El primer ministro, Yusuf Raza Gilani, condenó el ataque afirmando en una comunicado que "tales actos terroristas no pueden debilitar la resolución del gobierno de combatir la amenaza terrorista hasta que sea totalmente eliminada".
La ola de atentados que sacude a Pakistán desde hace unos dos años y medio se aceleró desde octubre, cuando el ejército lanzó una ofensiva terrestre contra los talibanes en Waziristán del Sur, bastión del Movimiento de los Talibanes Paquistaníes (TPP) que juró fidelidad a Al Qaida.
El TPP y sus aliados, que denuncian el alineamiento de Pakistán con Estados Unidos en la "guerra contra el terrorismo" en la región, son considerados los principales autores de estos atentados.
Las zonas tribales fronterizas de Afganistán son consideradas como un santuario para los talibanes y Al Qaida. Washington presiona a Islamabad para que ponga fin a la rebelión islamista.