El grupo afirmó en un comunicado que el ataque era una venganza contra el gobierno de Kenia "que oprime brutalmente a los musulmanes a través de la coacción, la intimidación y los asesinatos ilegales de académicos musulmanes".
Los islamistas también acusaron a los militares kenianos de la "continua invasión y ocupación de nuestras tierras musulmanas y de la masacre de musulmanes inocentes en Somalia".
Además advirtieron a los turistas de que "Kenia es ahora oficialmente una zona de guerra y que los turistas que visiten el país lo harán por su cuenta y riesgo".
Un grupo de unos 50 hombres con armas pesadas penetró el domingo en la noche en la ciudad de Mpeketoni, cerca del turístico archipiélago de Lamu (este) y disparó contra los civiles, en la operación más violenta de un comando shebab desde el ataque al centro comercial Westgate de Nairobi en septiembre de 2013, que dejó 67 muertos.
El jefe de la policía keniana, David Kimaiyo, había atribuido ya el lunes el ataque a activistas shebab de la vecina Somalia, cuya frontera se encuentra a unos 100 km al norte.
Los habitantes todavía estaban muy perturbados el lunes por la mañana. Entre los escombros todavía se escuchaban gritos de dolor. En el interior de las modestas viviendas había cadáveres rodeados de charcos de sangre.
Había mucho humo que salía de los edificios incendiados y los equipos de la Cruz Roja estaban asistiendo a los heridos.
Los shebab perpetraron el ataque durante la transmisión del Mundial de Fútbol en la localidad de Mpeketoni, un poco alejada de la costa a unos 30 km de la ciudad turística de Lamu, catalogada como patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
Según fuentes locales, en la zona de Mpeketoni viven principalmente cristianos mientras que en la costa, donde están los turistas occidentales, hay mayoría musulmana.
Los asaltantes atacaron primero la comisaría de policía local pero los agentes respondieron al ataque, según la portavoz de la policía keniana, Zipporah Mboroki. Después comenzaron a disparar en las calles antes de entrar en hoteles y restaurantes donde los clientes estaban viendo los partidos del mundial brasileño.
Los disparos siguieron hasta la noche y el ejército desplegó dispositivos aéreos para localizar a los asaltantes, según el Centro Nacional de Gestión de Catástrofes (NDOC).
"El balance es de 49 muertos", declaró a la AFP Mboroki, actualizando la anterior cifra con la muerte de un agente que "no estaba de servicio" pero que salió a comprar, precisó.
La fuente de la policía dijo que la cifra podía aumentar porque "todavía se están buscando más cuerpos".
"Había unos 50 asaltantes armados que iban en tres vehículos. Llevaban una bandera de los shebab y hablaban en somalí. Gritaban 'Alá es grande'", declaró el adjunto de la región, Benson Maisori.
"Desde que comenzó el ataque contra la comisaría de policía, las autoridades locales pidieron a todos los establecimientos que estaban transmitiendo el partido que cerraran y a los clientes que se fueran a sus casas", explicó a la AFP Ferdinand Omondi, un periodista keniano que llegó al lugar desde el principio del asalto.
"Se ha reforzado la seguridad en todo el país", afirmó el ministro del Interior Ole Lenku. "Se ha sobrepasado el límide", dijo, y definió el ataque como un "acto de odio".
Parece que la mayoría de los hombres consiguieron escapar y siguieron sembrando el terror en las localidades de los alrededores, especialmente en Kibanoi, a unos seis kilómetros de Mpeketoni.
"Aquí hay seis cadáveres, un hombre y un niño en su casa y cuatro más en la carretera", informó un residente, Mohamed Hassan.
La tensión no para de aumentar desde que en marzo se intensificaron los atentados, especialmente en la costa del océano Índico, con amenazas a zonas turísticas.
El primer ministro somalí Abdiweli Sheikh Ahmed condenó el lunes "los actos de terrorismo cobardes contra civiles inocentes".