Al rescate de nuestras hierbas medicinales

Todo comenzó en el año 2008 cuando Liliana Kras decidió realizar una especialización sobre Masoterapia y Cosmiatría natural en el extranjero. Tras concluir la carrera y retornar al país con las maletas cargadas de nuevos conocimientos, la profesional se percató de que la fitocosmética, en aquel entonces, era un nicho poco explotado en Paraguay.

Fue así que Liliana volcó todo lo aprendido en sus sesiones terapéuticas, aplicando hierbas medicinales en el tratamiento de sus pacientes. La publicidad de boca en boca hizo que su nombre pronto cobrara relevancia y que más personas requirieran de sus servicios y le solicitaran abrir una empresa que revalorizara los productos naturales.

“Lo pensé bastante pues sabía todo lo que implicaba tener una empresa legal. Tras hacer un análisis de las debilidades y fortalezas que tendría emprender un negocio, en el año 2016 acepté el desafío, gestioné todos los documentos y así creé Armonizate Paraguay, una empresa dedicada a la línea terapéutica natural”, relató la emprendedora.

Los productos. La línea artesanal de Armonizate está compuesta por almohadas, rodilleras y antifaces herbales terapéuticos; jabones y lociones, gel biorrelajante y crioterapéuticos, mascarillas faciales naturales, sales de inmersión, bombas efervescentes, todo hecho con hierbas medicinales y semillas aromáticas paraguayas, que están indicadas para combatir el estrés, los dolores de cabeza, sinusitis, artritis, artrosis, infecciones, entre otras tantas afecciones.

A esta gama de productos, se suma un innovador perfume de caña paraguaya que logró despertar la atención del público masculino al convertirse en una fresca opción para el uso diario que evoca los aromas del campo. Y es que esta fragancia está compuesta por notas de caña, ruda y miel.

“Buscamos que el paraguayo conozca y se enamore de sus hierbas”, manifestó Liliana y explicó que los clientes que compran de Armonizate Paraguay no solo se llevan un pedacito de tierra guaraní sino que también están contribuyendo al sustento de las comunidades campesinas y artesanas que son las encargadas de proveer las hierbas medicinales y de elaborar detalles de ñandutí en el caso de las almohadas terapéuticas, pequeños cestos de karanda’y para las lociones y las jaboneras de cerámica

La meta es exportar. “Muchos extranjeros se mostraron interesados en importar nuestros productos”, confesó la emprendedora y dijo sentirse preocupada por la falta de una certificación que avale la calidad de los productos fitocosméticos. Invitó a las autoridades nacionales pertinentes a hacerse eco de esta problemática que, de ser resuelta con celeridad, podría beneficiar no solo a las empresas que trabajan en el sector, sino también a numerosas familias y artesanos que dependen de ellas.