Simultáneamente, Arabia Saudí llamó a consultas a Riad a su embajador en Canadá, informó la agencia saudí SPA.
Además, el país árabe congeló un acuerdo comercial cerrado hace unos meses con Canadá y suspendió todas las nuevas inversiones.
El desencadenante del conflicto fue un tuit de la ministra del Exterior canadiense, Chrystia Freeland, en el que se mostraba preocupada por las nuevas detenciones de activistas civiles en el país y por los derechos de las mujeres en general, entre ellas la defensora de los derechos humanos Samar Badawi.
"Pedimos urgentemente a las autoridades saudíes que la liberen a ella y a todos los activistas pacíficos", se indicó.
El Ministerio del Exterior saudí lo calificó como una intromisión flagrante e inadmisible en asuntos internos de Arabia Saudí. La posición canadiense es una afrenta que exige una dura respuesta para hacer frente a otros posibles intentos de interferencia, aseguró. Horak tiene que abandonar el país en 24 horas.
La organización Human Rights Watch había informado previamente que la activista había sido detenida hace poco junto con una compañera. Badawi y Nassima al-Sadah lucharon durante años por el derecho a que las mujeres puedan conducir en el reino ultraconservador, informó la organización, que apuntó que las detenciones son una señal de que el palacio real saudí ve como una amenaza toda resistencia pacífica contra su poder autocrático.
Las detenciones se llevaron a cabo en cumplimiento de las leyes porque las afectadas cometieron delitos, comentó al respecto el Ministerio del Exterior saudí.
El hermano de Badawi, el bloguero Raif Badawi, también se encuentra detenido y fue condenado a 10 años de cárcel y a recibir mil latigazos. Su esposa Ensaf Haidar y sus tres hijos obtuvieron hace poco la nacionalidad canadiense.
"Canadá siempre luchará por la protección de los derechos humanos en el mundo, entre ellos en gran medida los de las mujeres, así como la libertad de expresión", dijo Marie-Pier Baril, portavoz de la ministra Freeland, en un email al que tuvo acceso dpa. Por eso el país jamás dudará en defender esos valores esenciales para la diplomacia internacional, añadió.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, confirmó en marzo un acuerdo de venta de armas a Arabia Saudí que había cerrado el anterior Gobierno conservador en el año 2014. El negocio, por valor de 15.000 millones de dólares canadienses (unos 10.000 millones de euros u 11.500 millones de dólares estadounidenses), incluía la venta de más de 900 vehículos blindados. Según Trudeau, cumple con los objetivos de la política exterior y de defensa canadiense.
Según cifras del Banco Mundial, el comercio de Canadá con Arabia Saudí ascendió en 2016 apenas al 0,24 por ciento del total del país, frente al 76 por ciento de las exportaciones canadienses que fueron a Estados Unidos.
Desde junio las mujeres pueden conducir un vehículo en el reino, gracias a la política del heredero al trono Mohammed bin Salman, a quien los yemeníes ven como quien mata a civiles con sus bombardeos en ese país. Salman quiere reformar la economía del país para hacerlo menos dependiente del petróleo, que ha hecho rico al país pero algún día se acabará.
A mediados de mayo fueron detenidos ya al menos 17 activistas, de los cuales algunos fueron liberados desde entonces. Los expertos creen que el duro accionar de la dirigencia en tiempos de apertura es una señal de que quiere mantener el control total sobre las reformas.
Además, el país árabe congeló un acuerdo comercial cerrado hace unos meses con Canadá y suspendió todas las nuevas inversiones.
El desencadenante del conflicto fue un tuit de la ministra del Exterior canadiense, Chrystia Freeland, en el que se mostraba preocupada por las nuevas detenciones de activistas civiles en el país y por los derechos de las mujeres en general, entre ellas la defensora de los derechos humanos Samar Badawi.
"Pedimos urgentemente a las autoridades saudíes que la liberen a ella y a todos los activistas pacíficos", se indicó.
El Ministerio del Exterior saudí lo calificó como una intromisión flagrante e inadmisible en asuntos internos de Arabia Saudí. La posición canadiense es una afrenta que exige una dura respuesta para hacer frente a otros posibles intentos de interferencia, aseguró. Horak tiene que abandonar el país en 24 horas.
La organización Human Rights Watch había informado previamente que la activista había sido detenida hace poco junto con una compañera. Badawi y Nassima al-Sadah lucharon durante años por el derecho a que las mujeres puedan conducir en el reino ultraconservador, informó la organización, que apuntó que las detenciones son una señal de que el palacio real saudí ve como una amenaza toda resistencia pacífica contra su poder autocrático.
Las detenciones se llevaron a cabo en cumplimiento de las leyes porque las afectadas cometieron delitos, comentó al respecto el Ministerio del Exterior saudí.
El hermano de Badawi, el bloguero Raif Badawi, también se encuentra detenido y fue condenado a 10 años de cárcel y a recibir mil latigazos. Su esposa Ensaf Haidar y sus tres hijos obtuvieron hace poco la nacionalidad canadiense.
"Canadá siempre luchará por la protección de los derechos humanos en el mundo, entre ellos en gran medida los de las mujeres, así como la libertad de expresión", dijo Marie-Pier Baril, portavoz de la ministra Freeland, en un email al que tuvo acceso dpa. Por eso el país jamás dudará en defender esos valores esenciales para la diplomacia internacional, añadió.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, confirmó en marzo un acuerdo de venta de armas a Arabia Saudí que había cerrado el anterior Gobierno conservador en el año 2014. El negocio, por valor de 15.000 millones de dólares canadienses (unos 10.000 millones de euros u 11.500 millones de dólares estadounidenses), incluía la venta de más de 900 vehículos blindados. Según Trudeau, cumple con los objetivos de la política exterior y de defensa canadiense.
Según cifras del Banco Mundial, el comercio de Canadá con Arabia Saudí ascendió en 2016 apenas al 0,24 por ciento del total del país, frente al 76 por ciento de las exportaciones canadienses que fueron a Estados Unidos.
Desde junio las mujeres pueden conducir un vehículo en el reino, gracias a la política del heredero al trono Mohammed bin Salman, a quien los yemeníes ven como quien mata a civiles con sus bombardeos en ese país. Salman quiere reformar la economía del país para hacerlo menos dependiente del petróleo, que ha hecho rico al país pero algún día se acabará.
A mediados de mayo fueron detenidos ya al menos 17 activistas, de los cuales algunos fueron liberados desde entonces. Los expertos creen que el duro accionar de la dirigencia en tiempos de apertura es una señal de que quiere mantener el control total sobre las reformas.