La ofrenda se ubica en el corazón de lo que fue la ciudad de Tenochtitlán, capital del Imperio Azteca, al pie del Templo Mayor, el centro neurálgico de la urbe prehispánica, sobre el eje central del adoratorio a Huitzilopochtli.
En la actualidad, la zona se encuentra a un costado de la Plaza de la Constitución mexicana, mejor conocida como "El Zócalo", en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
"El cuerpo del infante fue localizado en un edificio circular donde según las descripciones de los frailes y conquistadores europeos, eran depositados los restos funerarios de los gobernantes mexicas", detalló el INAH.
Una de las características que vuelve único a este hallazgo es la forma cilíndrica que tiene la caja de ofrenda, pues de entre las 204 que se han excavado hasta la fecha en el Templo Mayor, jamás había aparecido una de tales características, según los expertos.
En 2005 se registró por vez primera el hallazgo de un niño sacrificado en honor a Huitzilopochtli en el lado sur del Templo Mayor. El nuevo descubrimiento de otro infante "genera nuevas luces sobre la relación de éstos y la divinidad solar", señaló el INAH.
Un equipo conformado por tres arqueólogos y una antropóloga física excavó en la así llamada "ofrenda 176", donde de acuerdo con el INAH se colocaron a finales del siglo XV los restos mortales de un niño acompañado de adornos corporales y símbolos característicos del dios azteca de la guerra.
Durante nueve meses, los expertos "han excavado, limpiado y registrado meticulosamente cada uno de los huesos humanos y los numerosos objetos elaborados con diferentes materias primas" del lugar, aseguraron.
Huitzilopochtli, al igual que el dios de la lluvia Tláloc, recibía este tipo de ofrendas infantiles por parte de los aztecas, en particular cuando se deseaba conocer con anticipación los desenlaces de las batallas que libraban con otras comunidades.
Los arqueólogos manifestaron "la buena fortuna" con la que corrió la ofrenda para permanecer intacta "por poco más de cinco siglos". Primero logró salvarse "por escasos centímetros" de la construcción de un colector de aguas negras en el año de 1900 y después, en la década de los 60 del siglo XX, de la excavación que realizó el Gobierno para depositar un generador de electricidad.
En la actualidad, la zona se encuentra a un costado de la Plaza de la Constitución mexicana, mejor conocida como "El Zócalo", en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
"El cuerpo del infante fue localizado en un edificio circular donde según las descripciones de los frailes y conquistadores europeos, eran depositados los restos funerarios de los gobernantes mexicas", detalló el INAH.
Una de las características que vuelve único a este hallazgo es la forma cilíndrica que tiene la caja de ofrenda, pues de entre las 204 que se han excavado hasta la fecha en el Templo Mayor, jamás había aparecido una de tales características, según los expertos.
En 2005 se registró por vez primera el hallazgo de un niño sacrificado en honor a Huitzilopochtli en el lado sur del Templo Mayor. El nuevo descubrimiento de otro infante "genera nuevas luces sobre la relación de éstos y la divinidad solar", señaló el INAH.
Un equipo conformado por tres arqueólogos y una antropóloga física excavó en la así llamada "ofrenda 176", donde de acuerdo con el INAH se colocaron a finales del siglo XV los restos mortales de un niño acompañado de adornos corporales y símbolos característicos del dios azteca de la guerra.
Durante nueve meses, los expertos "han excavado, limpiado y registrado meticulosamente cada uno de los huesos humanos y los numerosos objetos elaborados con diferentes materias primas" del lugar, aseguraron.
Huitzilopochtli, al igual que el dios de la lluvia Tláloc, recibía este tipo de ofrendas infantiles por parte de los aztecas, en particular cuando se deseaba conocer con anticipación los desenlaces de las batallas que libraban con otras comunidades.
Los arqueólogos manifestaron "la buena fortuna" con la que corrió la ofrenda para permanecer intacta "por poco más de cinco siglos". Primero logró salvarse "por escasos centímetros" de la construcción de un colector de aguas negras en el año de 1900 y después, en la década de los 60 del siglo XX, de la excavación que realizó el Gobierno para depositar un generador de electricidad.