Con la ceremonia comienza oficialmente su nuevo periodo al frente del país tras unas elecciones que ganó con una clara mayoría pese a las acusaciones de manipulación y del autoritarismo con el que ejerce el poder.
En 2014 As Sisi fue elegido con casi el 97 por ciento de los votos, después de que encabezara un levantamiento militar en medio de fuertes protestas en el país contra el presidente que reformó la constitución sin consensuar esa reforma con la oposición laica, el islamista Mohammed Mursi.
"En el primer mandato nos enfrentamos juntos a los mayores desafíos en la historia de nuestra patria", afirmó el presidente, y añadió que seguirá intentando mejorar las relaciones con los socios internacionales y regionales sin entrar en conflictos inútiles.
Egipto enfrenta una difícil situación económica. Los críticos acusan a As Sisi de haber recortado la libertad de expresión y de perseguir a los opositores. Sus seguidores consideran que ha mantenido la libertad de expresión tras la amenaza islamista de Mursi.
Las elecciones también son cuestionadas. Según la Comisión Electoral, un 97,08 por ciento de los votos válidos fueron para As Sisi, frente a un 2,92 por ciento para su rival, Mussa Mustafa. La victoria era esperada porque todos los adversarios de peso se retiraron antes de los comicios en medio de dudosas circunstancias. El único que se enfrentó a As Sisi fue Mustafa, un político desconocido que los observadores consideraron una marioneta para dar una fachada de legalidad.
En 2014 As Sisi fue elegido con casi el 97 por ciento de los votos, después de que encabezara un levantamiento militar en medio de fuertes protestas en el país contra el presidente que reformó la constitución sin consensuar esa reforma con la oposición laica, el islamista Mohammed Mursi.
"En el primer mandato nos enfrentamos juntos a los mayores desafíos en la historia de nuestra patria", afirmó el presidente, y añadió que seguirá intentando mejorar las relaciones con los socios internacionales y regionales sin entrar en conflictos inútiles.
Egipto enfrenta una difícil situación económica. Los críticos acusan a As Sisi de haber recortado la libertad de expresión y de perseguir a los opositores. Sus seguidores consideran que ha mantenido la libertad de expresión tras la amenaza islamista de Mursi.
Las elecciones también son cuestionadas. Según la Comisión Electoral, un 97,08 por ciento de los votos válidos fueron para As Sisi, frente a un 2,92 por ciento para su rival, Mussa Mustafa. La victoria era esperada porque todos los adversarios de peso se retiraron antes de los comicios en medio de dudosas circunstancias. El único que se enfrentó a As Sisi fue Mustafa, un político desconocido que los observadores consideraron una marioneta para dar una fachada de legalidad.