
Catherine Ashton-izquierda-y Abdel Fatah As Sisi
Ashton pudo hablar durante dos horas con el ex jefe de Estado islamista, quien recibía así oficialmente su primera visita desde que los militares lo destituyeron, el 3 de julio.
Francia consideró que la situación en Egipto es "muy crítica" y pidió, al igual que los otros países de la Unión Europea y Estados Unidos, la liberación de Mursi, al que calificó de "preso político".
Varios miles de sus partidarios, decididos a continuar su enfrentamiento con el ejército, tenían previsto desfilar el martes por la tarde en varios lugares de El Cairo para exigir que regrese al poder el primer presidente elegido democráticamente en el país.
Mohamed Mursi está "bien" y tiene acceso a la prensa, dijo Ashton este martes a los periodistas tras reunirse con él durante dos horas el lunes en el lugar secreto donde lo mantiene el ejército y sobre el cual no quiso ofrecer detalles.
Según Ashton, las conversaciones con el derrocado presidente islamista fueron "amistosas, abiertas y muy francas".
En una visita anterior, el 17 de julio, Ashton ya había pedido infructuosamente reunirse con Mursi, así como su liberación.
El vicepresidente de Egipto, Mohamed ElBaradei, Premio Nobel de la Paz, enfrió las esperanzas de los manifestantes partidarios de Mursi, afirmando que éste había "fracasado" y rechazando la idea de que pudiera participar en el proceso de transición.
Sin embargo, "los Hermanos Musulmanes (de los cuales proviene Mursi) siguen formando parte del proceso político, y nosotros queremos que participen en el mismo", subrayó.
Ashton llegó el domingo al anochecer a El Cairo para promover la idea de una transición "que incluya a todas las fuerzas políticas", así como a la poderosa cofradía, que se niega a todo diálogo con el nuevo poder político, al que considera ilegítimo.
Pero Ashton había planteado como condición para su viaje a la capital egipcia la posibilidad de reunirse con Mursi. Después de dos horas de conversaciones "francas" cuyo contenido y lugar se negó a revelar, ella sostuvo que Mursi "está bien" y que tenía acceso a la televisión y a los periódicos.
Ashton insistió en que ella estaba allí "para ayudar, no para imponer", y que la solución a la crisis, que dejó más de 300 muertos en un mes de violencia, dependía de los mismos egipcios. Luego agregó que quería regresar pronto a Egipto.
En Bruselas, el portavoz de Ashton, Michael Mann, dijo que la UE tiene un papel clave "porque todos están dispuestos a hablar con nosotros".
El lunes, Ashton se había reunido con los nuevos dirigentes del país --fundamentalmente el presidente interino Adly Mansur y el poderoso jefe del ejército Abdel Fatah al Sisi-- así como con los representantes de las organizaciones islamistas.
Estas últimas no han modificado su posición de principio, afirmando que advirtieron a la jefa de la diplomacia europea que continuarán su movilización hasta que Mursi regrese al poder.
La liberación del ex presidente y de otros responsables de los Hermanos Musulmanes debería "ser obtenida" incluso antes de las discusiones y no ser objeto de las negociaciones con las nuevas autoridades, opinó Amr Darrag, un dirigente del partido surgido de la cofradía.
Por otra parte, desde que fue detenido por el ejército, Mursi se encuentra bajo una orden de detención preventiva de la justicia, que lo acusa de complicidad con el Hamas palestino, sobre todo cuando se fugó de la cárcel a principios de 2011, durante la revuelta contra el régimen de Hosni Mubarak.
Los adversarios de Mursi, elegido en junio de 2012, lo acusan de haber gobernado únicamente en beneficio de su bando y de haber permitido que el país se hundiera en la crisis económica. Según ellos, las gigantescas manifestaciones del 30 de junio en su contra le hicieron perder toda legitimidad y justifican la decisión del ejército de derrocarlo.
Este pulso entre el ejército y los partidarios de Mursi hace temer nuevos derramamientos de sangre, sobre todo después de la muerte de 81 civiles y de un policía en enfrentamientos entre islamistas y fuerzas del orden el sábado en El Cairo.
Francia consideró que la situación en Egipto es "muy crítica" y pidió, al igual que los otros países de la Unión Europea y Estados Unidos, la liberación de Mursi, al que calificó de "preso político".
Varios miles de sus partidarios, decididos a continuar su enfrentamiento con el ejército, tenían previsto desfilar el martes por la tarde en varios lugares de El Cairo para exigir que regrese al poder el primer presidente elegido democráticamente en el país.
Mohamed Mursi está "bien" y tiene acceso a la prensa, dijo Ashton este martes a los periodistas tras reunirse con él durante dos horas el lunes en el lugar secreto donde lo mantiene el ejército y sobre el cual no quiso ofrecer detalles.
Según Ashton, las conversaciones con el derrocado presidente islamista fueron "amistosas, abiertas y muy francas".
En una visita anterior, el 17 de julio, Ashton ya había pedido infructuosamente reunirse con Mursi, así como su liberación.
El vicepresidente de Egipto, Mohamed ElBaradei, Premio Nobel de la Paz, enfrió las esperanzas de los manifestantes partidarios de Mursi, afirmando que éste había "fracasado" y rechazando la idea de que pudiera participar en el proceso de transición.
Sin embargo, "los Hermanos Musulmanes (de los cuales proviene Mursi) siguen formando parte del proceso político, y nosotros queremos que participen en el mismo", subrayó.
Ashton llegó el domingo al anochecer a El Cairo para promover la idea de una transición "que incluya a todas las fuerzas políticas", así como a la poderosa cofradía, que se niega a todo diálogo con el nuevo poder político, al que considera ilegítimo.
Pero Ashton había planteado como condición para su viaje a la capital egipcia la posibilidad de reunirse con Mursi. Después de dos horas de conversaciones "francas" cuyo contenido y lugar se negó a revelar, ella sostuvo que Mursi "está bien" y que tenía acceso a la televisión y a los periódicos.
Ashton insistió en que ella estaba allí "para ayudar, no para imponer", y que la solución a la crisis, que dejó más de 300 muertos en un mes de violencia, dependía de los mismos egipcios. Luego agregó que quería regresar pronto a Egipto.
En Bruselas, el portavoz de Ashton, Michael Mann, dijo que la UE tiene un papel clave "porque todos están dispuestos a hablar con nosotros".
El lunes, Ashton se había reunido con los nuevos dirigentes del país --fundamentalmente el presidente interino Adly Mansur y el poderoso jefe del ejército Abdel Fatah al Sisi-- así como con los representantes de las organizaciones islamistas.
Estas últimas no han modificado su posición de principio, afirmando que advirtieron a la jefa de la diplomacia europea que continuarán su movilización hasta que Mursi regrese al poder.
La liberación del ex presidente y de otros responsables de los Hermanos Musulmanes debería "ser obtenida" incluso antes de las discusiones y no ser objeto de las negociaciones con las nuevas autoridades, opinó Amr Darrag, un dirigente del partido surgido de la cofradía.
Por otra parte, desde que fue detenido por el ejército, Mursi se encuentra bajo una orden de detención preventiva de la justicia, que lo acusa de complicidad con el Hamas palestino, sobre todo cuando se fugó de la cárcel a principios de 2011, durante la revuelta contra el régimen de Hosni Mubarak.
Los adversarios de Mursi, elegido en junio de 2012, lo acusan de haber gobernado únicamente en beneficio de su bando y de haber permitido que el país se hundiera en la crisis económica. Según ellos, las gigantescas manifestaciones del 30 de junio en su contra le hicieron perder toda legitimidad y justifican la decisión del ejército de derrocarlo.
Este pulso entre el ejército y los partidarios de Mursi hace temer nuevos derramamientos de sangre, sobre todo después de la muerte de 81 civiles y de un policía en enfrentamientos entre islamistas y fuerzas del orden el sábado en El Cairo.