El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet.
Como parte del paquete de ayuda de 750.000 millones de euros (cercano al billón de dólares) para los países de la zona euro, el BCE "llevará a cabo intervenciones en el mercados de obligaciones privado y público de la zona euro", según un comunicado.
Las compras comenzaron el mismo lunes. El Bundesbank, banco central alemán, adquirió obligaciones de Estado europeas, anunció a la AFP un portavoz de la institución, en una información confirmada por el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet.
Este plan de rescate es "el intento más grande de apoyar a Europa", señalaron de su lado los analistas del RBS.
Pero los economistas afirman que la Unión Europea (UE) y el BCE adoptaron la "opción nuclear" al comprar deuda pública, un controvertido paso.
En efecto, tras el plan europeo, el BCE se encuentra de facto en posición de financiar la deuda pública griega, portuguesa o española, llegado el caso.
Esta posibilidad trae aparejado el riesgo de una pérdida de independencia del BCE, un principio al que se adherían con fuerza ciertos países, como Alemania.
Incluso si Portugal o Madrid anuncian nuevas medidas de reducción de sus déficits, "es difícil no ver esta decisión como una pérdida de credibilidad e independencia del BCE", estimó el experto Marco Annonciata, jefe economista de UniCredit.
El presidente del Bundesbank, Axel Weber, candidato de oficio a la sucesión de Trichet el año próximo, había manifestado su rechazo a esta medida.
Para los menos alarmistas, el objetivo del BCE es frenar la crisis de confianza que amenaza la existencia misma de la Eurozona desde la debacle presupuestaria de Grecia.
"El Banco Central da la impresión de que las compras (de obligaciones de Estado) tienden sobre todo a garantizar el buen funcionamiento de los mercados", subrayó el experto Jörg Krämer, de Commerzbank.
Al comprar títulos de deudas de países en dificultades financieras, el BCE enfrenta la especulación y permite a esos Estados seguir financiándose a condiciones aceptables.
Pero la institución con sede en Fráncfort ha tomado sus precauciones. Una de ellas es que no ha precisado el monto de títulos que va a adquirir. Otra es su intención de neutralizar el efecto inflacionista que podría tener la medida.
Si bien no brindó detalles sobre este último punto, podría por ejemplo ceder títulos a cambio de crédito u otros instrumentos financieros, estiman los expertos, para financiar sus intervenciones en el mercado de obligaciones.
En claro, el BCE no va a imprimir dinero, como en el caso de medidas de flexibilización cuantitativa clásicas aplicadas por la Reserva Federal Norteamericana en el peor momento de la crisis, tras la quiebra del banco de negocios Lehman Brothers en 2008.
También decidió reactivar su abanico anti-crisis, especialmente las operaciones de refinanciación a un año para facilitar el acceso de los bancos a la liquidez.
De todos modos, y para defender su credibilidad, el BCE tiene que volver rápidamente a una política "ortodoxa", subrayó el economista Gilles Moec, de Deutsche Bank, para lo cual necesita que el mecanismo de estabilización europea muestre su eficacia.
Las compras comenzaron el mismo lunes. El Bundesbank, banco central alemán, adquirió obligaciones de Estado europeas, anunció a la AFP un portavoz de la institución, en una información confirmada por el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet.
Este plan de rescate es "el intento más grande de apoyar a Europa", señalaron de su lado los analistas del RBS.
Pero los economistas afirman que la Unión Europea (UE) y el BCE adoptaron la "opción nuclear" al comprar deuda pública, un controvertido paso.
En efecto, tras el plan europeo, el BCE se encuentra de facto en posición de financiar la deuda pública griega, portuguesa o española, llegado el caso.
Esta posibilidad trae aparejado el riesgo de una pérdida de independencia del BCE, un principio al que se adherían con fuerza ciertos países, como Alemania.
Incluso si Portugal o Madrid anuncian nuevas medidas de reducción de sus déficits, "es difícil no ver esta decisión como una pérdida de credibilidad e independencia del BCE", estimó el experto Marco Annonciata, jefe economista de UniCredit.
El presidente del Bundesbank, Axel Weber, candidato de oficio a la sucesión de Trichet el año próximo, había manifestado su rechazo a esta medida.
Para los menos alarmistas, el objetivo del BCE es frenar la crisis de confianza que amenaza la existencia misma de la Eurozona desde la debacle presupuestaria de Grecia.
"El Banco Central da la impresión de que las compras (de obligaciones de Estado) tienden sobre todo a garantizar el buen funcionamiento de los mercados", subrayó el experto Jörg Krämer, de Commerzbank.
Al comprar títulos de deudas de países en dificultades financieras, el BCE enfrenta la especulación y permite a esos Estados seguir financiándose a condiciones aceptables.
Pero la institución con sede en Fráncfort ha tomado sus precauciones. Una de ellas es que no ha precisado el monto de títulos que va a adquirir. Otra es su intención de neutralizar el efecto inflacionista que podría tener la medida.
Si bien no brindó detalles sobre este último punto, podría por ejemplo ceder títulos a cambio de crédito u otros instrumentos financieros, estiman los expertos, para financiar sus intervenciones en el mercado de obligaciones.
En claro, el BCE no va a imprimir dinero, como en el caso de medidas de flexibilización cuantitativa clásicas aplicadas por la Reserva Federal Norteamericana en el peor momento de la crisis, tras la quiebra del banco de negocios Lehman Brothers en 2008.
También decidió reactivar su abanico anti-crisis, especialmente las operaciones de refinanciación a un año para facilitar el acceso de los bancos a la liquidez.
De todos modos, y para defender su credibilidad, el BCE tiene que volver rápidamente a una política "ortodoxa", subrayó el economista Gilles Moec, de Deutsche Bank, para lo cual necesita que el mecanismo de estabilización europea muestre su eficacia.