Las milicias, a las que dicen pertenecer estas bandas, desmienten estar implicadas en los hechos.
"Hay decenas de casos" de personas a las que les usurparon la casa, afirmó a la AFP William Warda, director de la organización Hamurabi para derechos humanos en Irak que defiende el derecho de las minorías en el país.
"La mayoría de ellas tienen miedo de presentar una denuncia al gobierno (...) Temen ser secuestradas si lanzan una iniciativa judicial", añadió Warda, de confesión cristiana.
El fenómeno afecta sobre todo a las familias cristianas porque carecen de los sistemas de protección tribal que beneficia a muchos musulmanes en Irak.
Antes de 2003 y la invasión del país por una coalición liderada por Estados Unidos, más de un millón de cristianos vivían en Irak, de los cuales más de 600.000 en la capital. Pero la violencia desatada en el país hizo bajar el número a unos 400.000 en todo el territorio, afirmó el patriarca caldeo Louis Sako.
"Me niego a vender porque sueño con volver a Irak en cuanto se restablezca la seguridad", explica Ahlam, propietaria de una de las casas y residente en el Reino Unido.
"Una banda leal a Moqtada al Sadr (un influyente jefe chiita) se apoderó de mi casa y unos amigos intentaron en vano recuperarla", cuenta Ahlam.
- Corrupción -
En la fachada de su casa, alguien escribió con pintura que la vivienda era objeto de un litigio tribal.
Según el abogado de Ahlam, los hombres que se apropiaron de su casa dicen pertenecer a dos milicias: el Ejército del Mahdi y Asaib Ahel al Haq.
Los dos grupos desmintieron a la AFP estar implicados en estos casos.
Según este abogado, que pidió mantener el anonimato, las bandas aplican una norma de un religioso chiita que quiere incautar las casas de exmiembros del régimen de Sadam Husein para convertirlas en lugares de oración.
Pero, según el letrado, Ahlam nunca trabajó para el gobierno en tiempos de Sadam Husein.
Moqtada Sadr, que dirigió durante años el Ejército del Mahdi, denunció públicamente este tipo de apropiaciones ilegales.
Frente a esta situación, el sistema judicial no constituye un recurso eficaz, lamenta Ahlam.
El informe del Departamento de Estado estadounidense sobre la situación de los derechos humanos en 2013 critica "los plazos y la corrupción que impiden que el gobierno (iraquí) arbitre eficazmente las demandas de restitución de propiedades".
"La incapacidad del gobierno para resolver las demandas afecta de forma desproporcionada a las comunidades cristianas", añade el Departamento de Estado, citando a ONG locales.
Según William Warda y varias víctimas que hablaron con la AFP, los grupos que ocupan las casas acaban consiguiéndolas legalmente ofreciendo un precio ridículo por ellas a los propietarios.
En el barrio céntrico de Karrada, donde vivía Ahlam, el metro cuadrado cuesta normalmente unos 1.500 dólares, pero "muchos propietarios cristianos vendieron a precios muy bajos porque las bandas amenazaban con confiscar las propiedades", asegura un sacerdote iraquí que pidió mantener el anonimato.
Preguntado por la AFP, el general Saad Maan, portavoz del ministerio del Interior, declinó hacer comentarios sobre este tema.