El anuncio en julio de su contratación como presidente ejecutivo del grupo estadounidense de banca de inversión Goldman Sachs degradó la imagen de los políticos de una UE que intenta hacer frente a una larga serie de crisis.
Para despejar cualquier tipo de dudas, sobre todo éticas, el actual presidente del ejecutivo europeo pidió a Barroso "aclaraciones" sobre su nuevo puesto de trabajo y precisó que, a partir de ahora, sería recibido en Bruselas como lobista y no como expresidente.
"Estas acciones no sólo son discriminatorias sino que además parecen incompatibles con las decisiones tomadas en lo concerniente a otros exmiembros de la Comisión", escribió Barroso en una dura carta dirigida a Juncker, a la que la AFP tuvo acceso.
El expresidente del ejecutivo europeo defiende en su misiva que siempre cumplió con la normativa comunitaria y expresa sus temores sobre que ya se haya tomado una decisión respecto a su estatuto.
"Si este es el caso, me gustaría comprender cómo se adoptó esta decisión, por quién y en base a qué fundamentos", subraya el ex primer ministro conservador de Portugal.
La Comisión inició esta investigación a petición de la defensora del pueblo europeo, Emily O'Reilly, quien consiguió además que una comisión de ética se pronuncie sobre el nombramiento.
"No podemos decir que debe aumentar la confianza de los ciudadanos [europeos] sin ocuparse de un asunto que les preocupa tanto", subrayó el lunes en una entrevista al diario portugués Expresso.
Más de 140.000 personas han firmado ya una petición en línea dirigida a los presidentes de la Comisión, el Parlamento y el Consejo Europeo para que lleven el caso de Barroso ante el Tribunal de Justicia de la UE.
Y, en esta línea, eurodiputados de varias formaciones de izquierda reclamaron este martes una investigación de la justicia europea para determinar si estas nuevas actividades de Barroso "constituyen una violación (...) de sus deberes de honestidad y discreción".
Este nombramiento "simboliza una deriva inaceptable, la del conflicto de intereses de responsables políticos", añaden.
José Manuel Barroso pilotó el ejecutivo europeo de 2004 y 2014 y, durante este período, tuvo que hacer frente a las consecuencias del crash financiero mundial de 2008, en el que Goldman Sachs tuvo un controvertido papel.
El banco estuvo ampliamente involucrado en la venta de complejos productos financieros, incluidas las hipotecas subprime que contribuyeron al crash financiero, y también ayudó a Grecia a maquillar su deuda, antes de la crisis.
"Cuando sabemos que Goldman Sachs fue una de las causas de las dificultades que pudimos encontrarnos" con la crisis financiera de 2008, esto puede "justificar un procedimiento, como el que Juncker acaba de abrir", dijo el lunes el presidente francés, François Hollande.
Desde la crisis de 2008, la Unión Europea hace frente a una serie de crisis, como la migratoria, el terrorismo o la iniciada por la voluntad de Reino Unido de abandonar el bloque, a la que se une la degradación de la opinión pública respecto al papel de Bruselas.
Jean-Claude Juncker tiene, en este sentido, una ardua tarea para recuperar la confianza de los ciudadanos, cuyo primer paso podría dar mañana durante su discurso sobre el "Estado de la Unión" que centrará en una "agenda positiva", según su entorno.
Uno de los temas que podría abordar es la reciente decisión de obligar a la multinacional estadounidense Apple a devolver 13.000 millones de euros a Irlanda por impuestos impagados, una decisión bienvenida por muchos eurodiputados.
Para el líder del grupo parlamentario de los socialistas europeos, Gianni Pittella, "este el tipo de Europa que los ciudadanos quieren".
Para despejar cualquier tipo de dudas, sobre todo éticas, el actual presidente del ejecutivo europeo pidió a Barroso "aclaraciones" sobre su nuevo puesto de trabajo y precisó que, a partir de ahora, sería recibido en Bruselas como lobista y no como expresidente.
"Estas acciones no sólo son discriminatorias sino que además parecen incompatibles con las decisiones tomadas en lo concerniente a otros exmiembros de la Comisión", escribió Barroso en una dura carta dirigida a Juncker, a la que la AFP tuvo acceso.
El expresidente del ejecutivo europeo defiende en su misiva que siempre cumplió con la normativa comunitaria y expresa sus temores sobre que ya se haya tomado una decisión respecto a su estatuto.
"Si este es el caso, me gustaría comprender cómo se adoptó esta decisión, por quién y en base a qué fundamentos", subraya el ex primer ministro conservador de Portugal.
La Comisión inició esta investigación a petición de la defensora del pueblo europeo, Emily O'Reilly, quien consiguió además que una comisión de ética se pronuncie sobre el nombramiento.
"No podemos decir que debe aumentar la confianza de los ciudadanos [europeos] sin ocuparse de un asunto que les preocupa tanto", subrayó el lunes en una entrevista al diario portugués Expresso.
Más de 140.000 personas han firmado ya una petición en línea dirigida a los presidentes de la Comisión, el Parlamento y el Consejo Europeo para que lleven el caso de Barroso ante el Tribunal de Justicia de la UE.
Y, en esta línea, eurodiputados de varias formaciones de izquierda reclamaron este martes una investigación de la justicia europea para determinar si estas nuevas actividades de Barroso "constituyen una violación (...) de sus deberes de honestidad y discreción".
Este nombramiento "simboliza una deriva inaceptable, la del conflicto de intereses de responsables políticos", añaden.
- La Europa 'que los ciudadanos quieren' -
José Manuel Barroso pilotó el ejecutivo europeo de 2004 y 2014 y, durante este período, tuvo que hacer frente a las consecuencias del crash financiero mundial de 2008, en el que Goldman Sachs tuvo un controvertido papel.
El banco estuvo ampliamente involucrado en la venta de complejos productos financieros, incluidas las hipotecas subprime que contribuyeron al crash financiero, y también ayudó a Grecia a maquillar su deuda, antes de la crisis.
"Cuando sabemos que Goldman Sachs fue una de las causas de las dificultades que pudimos encontrarnos" con la crisis financiera de 2008, esto puede "justificar un procedimiento, como el que Juncker acaba de abrir", dijo el lunes el presidente francés, François Hollande.
Desde la crisis de 2008, la Unión Europea hace frente a una serie de crisis, como la migratoria, el terrorismo o la iniciada por la voluntad de Reino Unido de abandonar el bloque, a la que se une la degradación de la opinión pública respecto al papel de Bruselas.
Jean-Claude Juncker tiene, en este sentido, una ardua tarea para recuperar la confianza de los ciudadanos, cuyo primer paso podría dar mañana durante su discurso sobre el "Estado de la Unión" que centrará en una "agenda positiva", según su entorno.
Uno de los temas que podría abordar es la reciente decisión de obligar a la multinacional estadounidense Apple a devolver 13.000 millones de euros a Irlanda por impuestos impagados, una decisión bienvenida por muchos eurodiputados.
Para el líder del grupo parlamentario de los socialistas europeos, Gianni Pittella, "este el tipo de Europa que los ciudadanos quieren".