Hamon, a quienes los tenores socialistas llaman "pequeño Ben", estaba "convencido de que su hora había llegado", pese a que hasta hace algunas semanas ningún sondeo lo daba como ganador.
"La gente que trabajaba con él siempre ha tendido a subestimarlo", señaló recientemente su amigo de mucho tiempo y portavoz, Régis Juanico.
Efímero ministro de Educación, dejó el gobierno de François Hollande en 2014 descontento con la "deriva liberal" del ejecutivo socialista antes de lanzarse en agosto a la carrera a la presidencia abogando por "un nuevo modelo de desarrollo".
Diputado por la región parisina, este bretón, miembro del ala izquierda del PS, logró centrar los debates en torno a su propuesta de una renta básica universal que asignaría a término a todos los franceses un ingreso de 750 euros mensuales sin condiciones.
Para él, esta renta incondicional, "protección social del siglo XXI", es una respuesta a la erosión del empleo y a la revolución digital. Permitiría también a las personas lanzarse en actividades que respondan a sus aspiraciones, al margen de sus empleos.
Propone también crear un gravamen a las riquezas generadas por las máquinas para financiar la seguridad social. "Cuando un trabajador es remplazado por una máquina, la riqueza creada beneficia principalmente a los accionistas, por lo tanto propongo que paguen un impuesto", detalla en su programa.
Durante la campaña de las primarias llenó las salas en sus mítines con un público más bien joven, altermundialista, en búsqueda de "otra política" o de un "verdadero socialismo".
Este licenciado en historia critica la "búsqueda incesante de crecimiento económico", que según él no tiene sentido "en un mundo en donde los recursos naturales son limitados" y, en plena era del consumo, busca promover un modelo de sociedad social, solidaria y colaborativa.
"Con un programa creativo y altermundialista, el 'outsider' sin experiencia se disparó", resumió el director de la redacción del diario Libération, Laurent Joffrin.
Hamon, que comenzó su vida política como activista estudiantil en los años ochenta, quiere recortar la jornada laboral a 32 horas por semana, está a favor de legalizar la marihuana y propone una alternativa al Producto Interno Bruto (PIB) para medir el desarrollo económico.
Hijo de una secretaria y de un obrero convertido en ingeniero que trabajaba en los astilleros navales de Brest, se crió entre esta zona portuaria del noroeste de Francia y en Senegal, donde vivió parte de su infancia.
Comenzó a militar a los 19 años en el PSF antes de convertirse en presidente de las Juventudes Socialistas en 1993, cuando tenía 26 años.
Más de 20 años después, este movimiento lo sigue respaldando.
A finales de la década de los 90, trabajó como asesor de Martine Aubry, ministra de Trabajo y madre de la semana laboral de 35 horas. En 2008 pasó a ser portavoz del PS cuando Aubry se convirtió en primera secretaria de la formación.
Este padre de dos hijas es muy discreto sobre su vida privada, a pedido de su pareja, afirma. Esta última es una alta ejecutiva en el grupo de lujo LVMH.
"La gente que trabajaba con él siempre ha tendido a subestimarlo", señaló recientemente su amigo de mucho tiempo y portavoz, Régis Juanico.
Efímero ministro de Educación, dejó el gobierno de François Hollande en 2014 descontento con la "deriva liberal" del ejecutivo socialista antes de lanzarse en agosto a la carrera a la presidencia abogando por "un nuevo modelo de desarrollo".
Diputado por la región parisina, este bretón, miembro del ala izquierda del PS, logró centrar los debates en torno a su propuesta de una renta básica universal que asignaría a término a todos los franceses un ingreso de 750 euros mensuales sin condiciones.
Para él, esta renta incondicional, "protección social del siglo XXI", es una respuesta a la erosión del empleo y a la revolución digital. Permitiría también a las personas lanzarse en actividades que respondan a sus aspiraciones, al margen de sus empleos.
Propone también crear un gravamen a las riquezas generadas por las máquinas para financiar la seguridad social. "Cuando un trabajador es remplazado por una máquina, la riqueza creada beneficia principalmente a los accionistas, por lo tanto propongo que paguen un impuesto", detalla en su programa.
Durante la campaña de las primarias llenó las salas en sus mítines con un público más bien joven, altermundialista, en búsqueda de "otra política" o de un "verdadero socialismo".
Este licenciado en historia critica la "búsqueda incesante de crecimiento económico", que según él no tiene sentido "en un mundo en donde los recursos naturales son limitados" y, en plena era del consumo, busca promover un modelo de sociedad social, solidaria y colaborativa.
"Con un programa creativo y altermundialista, el 'outsider' sin experiencia se disparó", resumió el director de la redacción del diario Libération, Laurent Joffrin.
Hamon, que comenzó su vida política como activista estudiantil en los años ochenta, quiere recortar la jornada laboral a 32 horas por semana, está a favor de legalizar la marihuana y propone una alternativa al Producto Interno Bruto (PIB) para medir el desarrollo económico.
Hijo de una secretaria y de un obrero convertido en ingeniero que trabajaba en los astilleros navales de Brest, se crió entre esta zona portuaria del noroeste de Francia y en Senegal, donde vivió parte de su infancia.
Comenzó a militar a los 19 años en el PSF antes de convertirse en presidente de las Juventudes Socialistas en 1993, cuando tenía 26 años.
Más de 20 años después, este movimiento lo sigue respaldando.
A finales de la década de los 90, trabajó como asesor de Martine Aubry, ministra de Trabajo y madre de la semana laboral de 35 horas. En 2008 pasó a ser portavoz del PS cuando Aubry se convirtió en primera secretaria de la formación.
Este padre de dos hijas es muy discreto sobre su vida privada, a pedido de su pareja, afirma. Esta última es una alta ejecutiva en el grupo de lujo LVMH.