
En 1924, después de algunos siglos de sincretismo, el culto religioso a Iemanjá se convierte en fiesta popular. La razón: ese año, en Bahía, una mala temporada de pesca motivó que los pescadores entregaran ofrendas al mar en honor de la divinidad yoruba. Lo curioso es que la pesca mejoró. Desde entonces se instituyó la fiesta anual de Iemanjá. Actualmente, los festejos se realizan en la mayoría de ciudades costeras de Brasil. Las fechas varían. En Río de Janeiro, por ejemplo, se celebra en Año Nuevo, mientras que en Salvador de Bahía, en febrero. En Fortaleza, por su parte, se realiza el 15 de agosto. Lo cierto es que los participantes, tanto lugareños como turistas, se visten de blanco y llevan ofrendas a la diosa. La celebración se complementa con música, baile y comida. La idea es dar gracias a la diosa, pero también pedirle nuevos favores mediante cartas que son arrojadas al mar. Dicen que cumple.