En el centro de Damasco, cuatro personas murieron y 26 resultaron heridas por la caída del obús el día de la oración para los musulmanes, informó la televisión siria que acusó a los "terroristas", término utilizado para denominar a los rebeldes.
Los disparos de obuses en el centro de la capital por los rebeldes, que controlan varios sectores de la periferia de Damasco, son cada vez más frecuentes.
Tras más de dos años y medio de conflicto, el Alto Comisionado de la ONU para los refugiados (ACNUR), António Guterres, calculó que más de tres millones de sirios huyeron de su país y alertó de que más de 11.000 niños fallecieron en el país, según un informe occidental.
El primer ministro sirio, Wael al Halaqi, visitará Irán, principal aliado del régimen de Bashar al Asad en la región, donde hablará sobre el conflicto sirio después de que Teherán y Ankara pidieran un alto el fuego ante la celebración de la conferencia de paz el 22 de enero en Ginebra.
El ejército, que continúa con su estrategia de asfixia para expulsar a los rebeldes de la región de Damasco, consiguió penetrar en Nabak, una localidad situada a 80 km al norte de la capital que antes de la guerra contaba con 55.000 habitantes y una importante minoría cristiana.
El jueves, el ejército, que cuenta con el determinante apoyo del Hezbolá libanés y de milicias chiitas iraquíes, se hizo con el control de la localidad de Deir Atiya tras tomar el 19 de noviembre la de Qara, indicó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Después solo quedaría la localidad de Yabrud y algunas aldeas para que el ejército de Al Asad lograra el control total de la región de Qalamun, situada a 70 km al norte de Damasco.
Los militares quieren recuperar esta región para hacerse con el control de una continuidad territorial entre las provincias de Damasco y Homs, más al norte.
La región de Qalamun, cercana a la frontera libanesa, alberga depósitos de armas y constituye la retaguardia de los insurgentes para rodear la capital y controlar el acceso a la estratégica autopista que une Damasco y Homs.
Según el jefe del OSDH, Rami Abdel Rahman, "violentos combates tienen lugar en el frente de Nabak, donde las fuerzas del régimen entraron el jueves apoyadas por los combatientes del Hezbolá".
El ejército bombardea las posiciones rebeldes "que impidieron al ejército avanzar en el sector estas últimas horas".
Parece que los militares "optaron por la destrucción sistemática en Nabak", añadió. Esta localidad permanece asediada desde la caída de Qara y "no pudieron entregarse desde entonces ni comida ni medicamentos".
Con este avance, el régimen quiere llegar fortalecido a la conferencia de paz de Ginebra 2 y encarar así las exigencias de la oposición que exige que Al Asad no participe en una transición en Siria.
Por otro lado, cuatro personas murieron y 26 resultaron heridas este viernes, día de oración para los musulmanes, por la caída de obuses frente a la mezquita de los Omeyas en el centro de Damasco, informó la televisión siria.
"Este es el balance de los obuses de mortero lanzados por terroristas", añadió la cadena que utiliza el término "terroristas" para referirse a los rebeldes.
La guerra civil en Siria, que se desencadenó en marzo de 2011 a raíz de la violenta represión de la revuelta contra el régimen, causó la muerte a más de 120.000 personas, según el OSDH.
El conflicto también ha dejado más de dos millones de desplazados y, según ACNUR, más de tres millones de refugiados que huyeron hacia Jordania, Líbano, Turquía, Irak y Egipto.
Los niños representan la mitad de estos refugiados. Guterres aseguró en la presentación del primer estudio de ACNUR sobre estos niños que en caso de inacción "una generación de inocentes será sacrificada por esta horrible guerra".
Los disparos de obuses en el centro de la capital por los rebeldes, que controlan varios sectores de la periferia de Damasco, son cada vez más frecuentes.
Tras más de dos años y medio de conflicto, el Alto Comisionado de la ONU para los refugiados (ACNUR), António Guterres, calculó que más de tres millones de sirios huyeron de su país y alertó de que más de 11.000 niños fallecieron en el país, según un informe occidental.
El primer ministro sirio, Wael al Halaqi, visitará Irán, principal aliado del régimen de Bashar al Asad en la región, donde hablará sobre el conflicto sirio después de que Teherán y Ankara pidieran un alto el fuego ante la celebración de la conferencia de paz el 22 de enero en Ginebra.
El ejército, que continúa con su estrategia de asfixia para expulsar a los rebeldes de la región de Damasco, consiguió penetrar en Nabak, una localidad situada a 80 km al norte de la capital que antes de la guerra contaba con 55.000 habitantes y una importante minoría cristiana.
El jueves, el ejército, que cuenta con el determinante apoyo del Hezbolá libanés y de milicias chiitas iraquíes, se hizo con el control de la localidad de Deir Atiya tras tomar el 19 de noviembre la de Qara, indicó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Después solo quedaría la localidad de Yabrud y algunas aldeas para que el ejército de Al Asad lograra el control total de la región de Qalamun, situada a 70 km al norte de Damasco.
Los militares quieren recuperar esta región para hacerse con el control de una continuidad territorial entre las provincias de Damasco y Homs, más al norte.
La región de Qalamun, cercana a la frontera libanesa, alberga depósitos de armas y constituye la retaguardia de los insurgentes para rodear la capital y controlar el acceso a la estratégica autopista que une Damasco y Homs.
Según el jefe del OSDH, Rami Abdel Rahman, "violentos combates tienen lugar en el frente de Nabak, donde las fuerzas del régimen entraron el jueves apoyadas por los combatientes del Hezbolá".
El ejército bombardea las posiciones rebeldes "que impidieron al ejército avanzar en el sector estas últimas horas".
Parece que los militares "optaron por la destrucción sistemática en Nabak", añadió. Esta localidad permanece asediada desde la caída de Qara y "no pudieron entregarse desde entonces ni comida ni medicamentos".
Con este avance, el régimen quiere llegar fortalecido a la conferencia de paz de Ginebra 2 y encarar así las exigencias de la oposición que exige que Al Asad no participe en una transición en Siria.
Por otro lado, cuatro personas murieron y 26 resultaron heridas este viernes, día de oración para los musulmanes, por la caída de obuses frente a la mezquita de los Omeyas en el centro de Damasco, informó la televisión siria.
"Este es el balance de los obuses de mortero lanzados por terroristas", añadió la cadena que utiliza el término "terroristas" para referirse a los rebeldes.
La guerra civil en Siria, que se desencadenó en marzo de 2011 a raíz de la violenta represión de la revuelta contra el régimen, causó la muerte a más de 120.000 personas, según el OSDH.
El conflicto también ha dejado más de dos millones de desplazados y, según ACNUR, más de tres millones de refugiados que huyeron hacia Jordania, Líbano, Turquía, Irak y Egipto.
Los niños representan la mitad de estos refugiados. Guterres aseguró en la presentación del primer estudio de ACNUR sobre estos niños que en caso de inacción "una generación de inocentes será sacrificada por esta horrible guerra".