La campaña del primer ministro británico para bloquear el nombramiento del exprimer ministro luxemburgués Jean-Claude Juncker al frente de la Comisión Europea está a punto de fracasar.
Cameron había logrado el apoyo de sus homólogos sueco, Fredrik Reinfeldt, y holandés, Mark Rutte, pero ambos cedieron el miércoles y anunciaron su apoyo a Juncker.
El único aliado que le queda a Cameron es el cuestionado primer ministro húngaro, Viktor Orban.
La canciller alemana tuvo un rol crucial en este giro cuando aseguró que estaba dispuesta a llegar a una votación, como lo reclamaba Cameron, para dirimir la cuestión entre los 28 miembros de la UE.
Este jueves lo volvió a confirmar al llegar a la reunión de dirigentes del conservador Partido Popular Europeo (PPE) en Courtrai (oeste de Bélgica). "David Cameron dijo en varias ocasiones" que quería una votación, "no es un drama si la votación no es por unanimidad", dijo.
También tendió la mano a Cameron pidiendo un "compromiso" sobre políticas europeas para la próxima legislatura y para encontrar un aliado frente a la ofensiva de los mandatarios de izquierda de la UE, que piden mayor flexibilidad en la aplicación de las reglas fiscales.
Por su parte el conservador finlandés, Alexander Stubb, dijo este jueves en Courtrai que los jefes de Estado y de gobierno deben fijar a Juncker "una agenda económica de reformas cercana a la posición británica".
- Disciplina fiscal contra flexibilidad -
Los dirigentes de la izquierda dieron su apoyo a Juncker este fin de semana pero, a cambio, la izquierda europea, liderada por el italiano Matteo Renzi y el francés François Hollande, reclama una mayor flexibilidad en la aplicación del Pacto de Estabilidad.
La crisis de la deuda mermó el crecimiento e hizo crecer el desempleo. Según los líderes de izquierda, la rigidez de las reglas europeas-que fijan un déficit máximo de 3% del PIB y una deuda pública de un máximo de 60%- impiden consolidar el crecimiento y desalientan las inversiones.
Pero Merkel, defensora de la disciplina fiscal, mantiene su oposición a modificar ese pacto. "Fija reglas claras y ofrece una multitud de posibilidades de flexibilidad", afirmó.
A pesar de que el nombramiento el viernes de Juncker parece ineluctable, Cameron prometió luchar "hasta el final". "Pienso que el presidente de la Comisión Europea debería ser designado por los jefes de Estado y de gobierno elegidos. No hay que aceptar esta toma de poder por los partidos y por el Parlamento Europeo", dijo nuevamente el miércoles.
Los 28 mandatarios de la UE se reúnen este jueves en Ypres, en el oeste de Bélgica, ciudad mártir y campo de batalla sangriento de la Primera Guerra Mundial, donde se utilizó por primera vez en combate el cloro y el gas mostaza.
El viernes se desplazarán a Bruselas, sede de las instituciones europeas, para la cumbre.
Para evitar fricciones en Ypres, Herman Van Rompuy, el presidente del Consejo -la institución que representa a los Estados miembros- pidió a los líderes que dejaran la disputa por Juncker fuera de la cena que compartirán este jueves.
"No somos perfectos, pero para muchos fuera de Europa seguimos siendo un modelo de paz, de democracia, de prosperidad", dijo Van Rompuy la semana pasada.
Los otros cargos de las instituciones europeas, la presidencia del Consejo, la jefatura de la diplomacia, la presidencia del Eurogrupo y algunos puestos clave dentro de la Comisión no serán tratados en esta cumbre.