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Política
Miembros del Frente Popular para la Liberación de Palestina, en 1970.
Ilich Ramírez Sánchez, alias "Carlos", de 62 años, leyenda de la lucha armada pro-palestina en los años 70, se largó a llorar brevemente al recordar a sus "camaradas sacrificados por la causa" y a la "gente muerta como perros" durante los bombardeos de los campos de refugiados palestinos en Jordania.
Conocido como "Septiembre negro", ese mes de 1970 quedaría en la historia por los combates que duraron hasta el verano boreal de 1971 entre fedayines palestinos y tropas jordanas provocando la muerte de miles de civiles palestinos.
"Yo fui el primer voluntario para la guerrilla", aseguró antes de sacar un pañuelo para limpiarse los ojos lejos de la imagen sonriente, a veces altanera y nerviosa de sus otras intervenciones. "Desafortunadamente, la mayoría de mis camaradas murieron y en parte soy culpable de ello", afirmó antes de que el juez interrumpiera el interrogatorio sobre su vida iniciado dos horas antes.
Fue en Jordania donde Ilich Ramírez Sánchez, por entonces un muchacho de 21 años, adquiriría su "nombre de guerra, Salem Selim Mohamed" al enrolarse en el Frente Para la Liberación de Palestina (FPLP, Georges Habache), punto de partida de las operaciones armadas que llevaría luego adelante en Europa.
Políglota, criado en el seno de una familia acomodada de Caracas, donde nació el 12 de octubre de 1949, Ilich Ramírez Sánchez recordó el miércoles que por entonces "éramos los más ricos del barrio".
"Vivíamos cómodos, teníamos cocinera, empleadas domésticas, jardinero y chofer porque mi padre, un conocido abogado, tenía una limusina", empezó relatando "Carlos" al tribunal.
Tras confesar que de joven "quería realmente ser abogado", hizo un pormenorizado y por momentos confuso relato -siempre en francés con fuerte acento español- sobre su militancia en el Partido Comunista Venezolano del que fue expulado, su partida a Londres y a Moscú, donde estudió química y donde asegura que el KGB, servicios de inteligencia soviéticos, quería reclutarlo "porque era buen material".
"Desde joven era un rebelde", afirmó "Carlos", mayor de tres hermanos junto a Lenin y Vladimir- durante la audiencia, sin escatimar gestos y exclamaciones.
"Soy de origen andino, tachirense", reivindicó el venezolano que está siendo juzgado desde el lunes por cuatro atentados con explosivos cometidos en Francia en 1982 y 1983 que dejaron 11 muertos y 150 heridos.
Su relato del golpe militar venezolano de 1945 y los siete meses de cárcel de su padre junto a un ex ministro de Justicia del presidente Hugo Chávez dieron lugar a preguntas sobre el apoyo expresado públicamente por el mandatario venezolano.
"El presidente Chávez es un venezolano 100%. Tiene las características naturales, la manera de hablar, de comer", afirmó "Carlos" cuando el juez le comentó que "no todos los días se tiene el apoyo de un presidente".
"Carlos" aclaró, no obstante que "nunca lo vi personalmente" y "no hay razones de amistad" ni relaciones familares de por medio.
"No pensé que Chávez iba a ser elegido y que los norteamericanos lo iban a dejar pasar. Una parte de Caracas o de camaradas que me son leales, le dieron 100.000 votos en esas elecciones", agregó "Carlos" en esta tercera audiencia, en presencia del consejero de la embajada de Venezuela en París, Farid Fernández y del encargado consular, Valentín Angarita.
Ambos funcionarios se ubicaron en primera fila a pedido de la abogada defensora de "Carlos", Isabelle Coutant Pyere, que hizo desplazar a dos periodistas que estaban ahi sentados para cubrir el proceso.
"No recibimos instrucciones precisas o particulares desde Caracas", afirmó Fernández a la prensa antes de indicar que a "Carlos" se le ofrece "asistencia consular como a cualquier venezolano" procesado en el extranjero.
El lunes, el presidente Chávez afirmó que "Carlos" fue "digno continuador de las más grandes luchas" por los pueblos y ordenó a su canciller que vele porque se respeten sus derechos.
Ese día, al comenzar el juicio, el acusado y sus abogados se quejaron de la "falta de apoyo" de Venezuela en la defensa de su nacional, que cumple cadena perpetua en Francia por tres asesinatos en 1975 a la que fue condenado en 1997, tres años después de ser detenido en Sudán por agentes de inteligencia franceses, episodio que "Carlos" -y también Chávez- califican de "secuestro".
Conocido como "Septiembre negro", ese mes de 1970 quedaría en la historia por los combates que duraron hasta el verano boreal de 1971 entre fedayines palestinos y tropas jordanas provocando la muerte de miles de civiles palestinos.
"Yo fui el primer voluntario para la guerrilla", aseguró antes de sacar un pañuelo para limpiarse los ojos lejos de la imagen sonriente, a veces altanera y nerviosa de sus otras intervenciones. "Desafortunadamente, la mayoría de mis camaradas murieron y en parte soy culpable de ello", afirmó antes de que el juez interrumpiera el interrogatorio sobre su vida iniciado dos horas antes.
Fue en Jordania donde Ilich Ramírez Sánchez, por entonces un muchacho de 21 años, adquiriría su "nombre de guerra, Salem Selim Mohamed" al enrolarse en el Frente Para la Liberación de Palestina (FPLP, Georges Habache), punto de partida de las operaciones armadas que llevaría luego adelante en Europa.
Políglota, criado en el seno de una familia acomodada de Caracas, donde nació el 12 de octubre de 1949, Ilich Ramírez Sánchez recordó el miércoles que por entonces "éramos los más ricos del barrio".
"Vivíamos cómodos, teníamos cocinera, empleadas domésticas, jardinero y chofer porque mi padre, un conocido abogado, tenía una limusina", empezó relatando "Carlos" al tribunal.
Tras confesar que de joven "quería realmente ser abogado", hizo un pormenorizado y por momentos confuso relato -siempre en francés con fuerte acento español- sobre su militancia en el Partido Comunista Venezolano del que fue expulado, su partida a Londres y a Moscú, donde estudió química y donde asegura que el KGB, servicios de inteligencia soviéticos, quería reclutarlo "porque era buen material".
"Desde joven era un rebelde", afirmó "Carlos", mayor de tres hermanos junto a Lenin y Vladimir- durante la audiencia, sin escatimar gestos y exclamaciones.
"Soy de origen andino, tachirense", reivindicó el venezolano que está siendo juzgado desde el lunes por cuatro atentados con explosivos cometidos en Francia en 1982 y 1983 que dejaron 11 muertos y 150 heridos.
Su relato del golpe militar venezolano de 1945 y los siete meses de cárcel de su padre junto a un ex ministro de Justicia del presidente Hugo Chávez dieron lugar a preguntas sobre el apoyo expresado públicamente por el mandatario venezolano.
"El presidente Chávez es un venezolano 100%. Tiene las características naturales, la manera de hablar, de comer", afirmó "Carlos" cuando el juez le comentó que "no todos los días se tiene el apoyo de un presidente".
"Carlos" aclaró, no obstante que "nunca lo vi personalmente" y "no hay razones de amistad" ni relaciones familares de por medio.
"No pensé que Chávez iba a ser elegido y que los norteamericanos lo iban a dejar pasar. Una parte de Caracas o de camaradas que me son leales, le dieron 100.000 votos en esas elecciones", agregó "Carlos" en esta tercera audiencia, en presencia del consejero de la embajada de Venezuela en París, Farid Fernández y del encargado consular, Valentín Angarita.
Ambos funcionarios se ubicaron en primera fila a pedido de la abogada defensora de "Carlos", Isabelle Coutant Pyere, que hizo desplazar a dos periodistas que estaban ahi sentados para cubrir el proceso.
"No recibimos instrucciones precisas o particulares desde Caracas", afirmó Fernández a la prensa antes de indicar que a "Carlos" se le ofrece "asistencia consular como a cualquier venezolano" procesado en el extranjero.
El lunes, el presidente Chávez afirmó que "Carlos" fue "digno continuador de las más grandes luchas" por los pueblos y ordenó a su canciller que vele porque se respeten sus derechos.
Ese día, al comenzar el juicio, el acusado y sus abogados se quejaron de la "falta de apoyo" de Venezuela en la defensa de su nacional, que cumple cadena perpetua en Francia por tres asesinatos en 1975 a la que fue condenado en 1997, tres años después de ser detenido en Sudán por agentes de inteligencia franceses, episodio que "Carlos" -y también Chávez- califican de "secuestro".
