
La prensa británica, en primera línea con el súbito cierre del tabloide dominical News of the World, "es una parte muy pequeña de la actividad del grupo, pero la gente teme que ello retarde o cuestione la adquisición (del símbolo satelital) BSkyB", subrayó Michael Corty, analista de Morningstar.
De hecho, el gobierno británico ya congeló la operación, que hasta ahora parecía muy cerca de obtener los últimos visto buenos.
Financieramente, el cierre de News of the World, aunque se trate del cotidiano de mayor tiraje de Gran Bretaña, tiene un impacto "mínimo" sobre el imperio mediático de Rupert Murdoch, subrayó Thomas Eagan en una nota para Collins Stewart.
La prensa mundial representó solamente 115 millones de los 932 millones de dólares de beneficios anuales del grupo en el año fiscal 2009-10, mayoritariamente dominado por la televisión. La prensa británica en general no pesa demasiado (menos de un cuarto de la actividad de prensa del grupo, según Eagan) y el semanario liquidado, todavía menos.
El problema, como lo subraya Marc Pado, analista de Cantor Fitzgerald, es determinar hasta dónde llega la responsabilidad de las infracciones cometidas en News of the World.
Las autoridades "van a profundizar y podrían hacer caer a gente importante del grupo, más allá del tabloide", afirmó, destacando que algunos "sugieren que incluso los cotidianos clásicos puedan utilizar las mismas tácticas para obtener información".
Mientras, los analistas interrogados por la AFP consideran "prematuro" especular sobre daños importantes al grupo News Corp.
"Es más la reputación personal de Murdoch (lo que está en juego) que la reputación de la empresa", subrayó Corty. "La gente que compra o vende un medio de la empresa no se interesa en eso" y se preocupa más por saber si el grupo tiene una estrategia digital convincente, luego del fiasco del sitio MySpace, revendido a pérdida.
Frank Sesno, profesor de medios en la George Washington University, destaca sin embargo que "la reputación de todo el grupo está amenazada por este asunto".
"La dirección del grupo debe mostrar que comprende la gravedad de lo que pasa, porque será juzgada, a través de sus otras filiales, por su respuesta a esta crisis", advirtió.
Entre los observadores de los medios, algunos no mostraban piedad por Murdoch.
Ken Auletta, cronista muy respetado de la revista New Yorker, es uno de ellos.
"Rupert Murdoch es un empresario brillante y audaz. Desgraciadamente también es un hombre cuyas publicaciones se regodean en lo escabroso. Es la cultura que él ha creado y de la cual sus escribas están impregnados". "Murdoch no puede escapar súbitamente al escándalo de las escuchas telefónicas, porque es culpable", afirma Auletta en el blog de la revista.
Dan Kennedy, profesor de periodismo en la Northeastern University, destaca que el escándalo afecta a "gente muy cercana" a Murdoch, en particular a su hijo James, presidente de la rama británica de News Corp, y a la directora general Rebekah Brooks, a quien la prensa atribuye relaciones casi filiales con el magnate de origen australiano.
Pero Kennedy nota también que "Rupert Murdoch tuvo muchos éxitos y muchos fracasos simultáneos" en el pasado, negándose a "especular" sobre el desenlace del escándalo.
De hecho, el gobierno británico ya congeló la operación, que hasta ahora parecía muy cerca de obtener los últimos visto buenos.
Financieramente, el cierre de News of the World, aunque se trate del cotidiano de mayor tiraje de Gran Bretaña, tiene un impacto "mínimo" sobre el imperio mediático de Rupert Murdoch, subrayó Thomas Eagan en una nota para Collins Stewart.
La prensa mundial representó solamente 115 millones de los 932 millones de dólares de beneficios anuales del grupo en el año fiscal 2009-10, mayoritariamente dominado por la televisión. La prensa británica en general no pesa demasiado (menos de un cuarto de la actividad de prensa del grupo, según Eagan) y el semanario liquidado, todavía menos.
El problema, como lo subraya Marc Pado, analista de Cantor Fitzgerald, es determinar hasta dónde llega la responsabilidad de las infracciones cometidas en News of the World.
Las autoridades "van a profundizar y podrían hacer caer a gente importante del grupo, más allá del tabloide", afirmó, destacando que algunos "sugieren que incluso los cotidianos clásicos puedan utilizar las mismas tácticas para obtener información".
Mientras, los analistas interrogados por la AFP consideran "prematuro" especular sobre daños importantes al grupo News Corp.
"Es más la reputación personal de Murdoch (lo que está en juego) que la reputación de la empresa", subrayó Corty. "La gente que compra o vende un medio de la empresa no se interesa en eso" y se preocupa más por saber si el grupo tiene una estrategia digital convincente, luego del fiasco del sitio MySpace, revendido a pérdida.
Frank Sesno, profesor de medios en la George Washington University, destaca sin embargo que "la reputación de todo el grupo está amenazada por este asunto".
"La dirección del grupo debe mostrar que comprende la gravedad de lo que pasa, porque será juzgada, a través de sus otras filiales, por su respuesta a esta crisis", advirtió.
Entre los observadores de los medios, algunos no mostraban piedad por Murdoch.
Ken Auletta, cronista muy respetado de la revista New Yorker, es uno de ellos.
"Rupert Murdoch es un empresario brillante y audaz. Desgraciadamente también es un hombre cuyas publicaciones se regodean en lo escabroso. Es la cultura que él ha creado y de la cual sus escribas están impregnados". "Murdoch no puede escapar súbitamente al escándalo de las escuchas telefónicas, porque es culpable", afirma Auletta en el blog de la revista.
Dan Kennedy, profesor de periodismo en la Northeastern University, destaca que el escándalo afecta a "gente muy cercana" a Murdoch, en particular a su hijo James, presidente de la rama británica de News Corp, y a la directora general Rebekah Brooks, a quien la prensa atribuye relaciones casi filiales con el magnate de origen australiano.
Pero Kennedy nota también que "Rupert Murdoch tuvo muchos éxitos y muchos fracasos simultáneos" en el pasado, negándose a "especular" sobre el desenlace del escándalo.