El Ministerio de Relaciones Exteriores dijo en una declaración oficial que Catar había "logrado obtener" la liberación el domingo de Peter Theo Curtis, rehén durante 22 meses del Frente al Nosra, y especificó que había actuado según "principios humanitarios" y del derecho humano a "la libertad y la dignidad".
La madre del exrehén aseguró que "representantes del gobierno de Catar dijeron en varias ocasiones que habían emprendido una mediación para conseguir la entrega de Theo por razones humanitarias y sin contraprestación económica".
El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, llamó a su homólogo catarí para "darle las gracias". No es la primera vez que Doha contribuye o juega un papel clave en la liberación de rehenes.
Desde la difusión la semana pasada de la ejecución del periodista estadounidense James Foley por el Estado Islámico (EI) en represalia a los ataques aéreos estadounidenses en Irak, Catar ha redoblado los gestos y las declaraciones para enfatizar que no tiene nada que ver con el islamismo radical.
"Catar no apoya de ninguna manera a grupos extremistas, de los que forma parte el Estado Islámico", afirmó el sábado el jefe de la diplomacia, Jaled ben Mohamed al Atiya.
"Es imperativo cortar los fondos que llegan a los grupos extremistas en la región", añadió.
Desde que Catar incrementó su presencia en la escena política regional e internacional a final de los años 90, a este rico emirato gasístico aliado de Estados Unidos se le acusa regularmente de apoyar o financiar directa o indirectamente a movimientos insurgentes en el mundo árabe, y especialmente en Siria en los últimos años.
Una de estas acusaciones llegó el pasado miércoles, un día después de la difusión del vídeo de la ejecución de James Foley, del ministro alemán Gerd Müller.
En una entrevista Müller se preguntó: "¿Quién financia a estas tropas", a lo que respondió: "Yo creo que Catar". Berlín "lamentó" después que Doha se hubiera sentido ofendida por estas declaraciones.
En el frente diplomático, el emir de Catar se mostró muy activo la semana pasada, al acoger una reunión entre el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, y el jefe del movimiento islamista Hamas, en el exilio en Doha, Jaled Meshal, para buscar una solución a la crisis entre Israel y la Franja de Gaza.
Y el ministro de Exteriores catarí participó el domingo en Yedá en una reunión interárabe sobre Siria en la que también estuvieron presentes sus homólogos Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Egipto, países con los que las relaciones están en su momento más bajo.
Los países participantes en esta reunión coincidieron en que, ante "la progresión de la ideología terrorista y extremista", es necesario luchar contra los yihadistas del EI que "amenazan" la seguridad y la estabilidad de la región y del mundo, según un comunicado oficial.
Los expertos consideran que a Catar no le queda más opción en estos momentos que seguir a los estadounidenses y a los sauditas en sus esfuerzos por contener el avance islamista.
"El EI es una amenaza para todo el mundo, incluso para los países del Golfo, como Catar", consideró Abdul Jaleq Abdalá, profesor de ciencias políticas en la universidad de los Emiratos y especialista del Golfo.
En este contexto, añadió, los responsables de Catar "no quieren que todo el mundo les de la espalda" y deben "hacer todo lo posible para cooperar y coordinarse con Riad".
El gran muftí de Arabia Saudita, Abdel Aziz al Sheij, la más alta autoridad religiosa del reino, calificó el pasado martes a los yihadistas del EI, en un gesto poco frecuente, de "enemigo número uno del islam".